Después de un año lleno de operaciones, la industria farmacéutica pegará este año un importante frenazo en su volumen de fusiones y adquisiciones: hasta un 31% menos que durante 2019. Así se desprende de un informe elaborado por Baker McKenzie en colaboración con Oxford Economics, donde analizan el futuro de las inversiones de una industria que durante los últimos 12 meses ha estado caracterizada por una enorme cantidad de operaciones corporativas, entre ellas la mayor de su historia: la fusión entre Celgene y la farmacéutica BMS.
De acuerdo con el estudio, el volumen de fusiones y adquisiciones en el sector sanitario y farmacéutico pasará de los 391.000 millones de dólares registrados al cierre de 2019 hasta los 267.000 millones de dólares previstos en 2020.
Esta caída, que equivale a un 31%, se explica, según apuntan, por la "cautela de los inversores" ante ciertos factores de la economía internacional, como la eterna guerra comercial entre Estados Unidos y China, la incertidumbre ante lo que puede pasar tras la salida de Reino Unido de la Unión Europea o la inminente celebración de elecciones en Estados Unidos, en el marco del anuncio del actual presidente, Donald Trump, de rebajar los precios de los fármacos y comenzar a exportarlos desde Canadá.
2019, un año difícil de superar
No obstante, el principal motivo por el que las operaciones en la industria van a descender reside en que acaba de vivir un año difícil de superar, caracterizado por operaciones de gran calado, como la compra por parte de la farmacéutica japonesa Takeda del negocio de la irlandesa Shire por 77.000 millones de dólares.
Entre las operaciones que están pendientes destaca la compra de Celgene por Bristol Myers Squibbs, por unos 93.000 millones de dólares, y la transacción entre GSK y Pfizer para formar una joint venture que se espera que se convierta en la mayor compañía de productos sin receta más grande del mundo.
No obstante, la bajada del volumen de operaciones del sector será más atenuada que en otros incidiendo el informe en que, para 2021, se espera una recuperación en los volúmenes de M&A y salidas a Bolsa según se cumplan las previsiones de estabilización económica y recuperación de la confianza de los inversores.
"El sector farmacéutico y sanitario se caracteriza por un gran dinamismo y capacidad de adaptación.
Percibimos que las empresas farmacéuticas y los fabricantes están interesados en adquirir
proyectos tecnológicos enfocados en tecnologías médicas y gestión de datos. Sin embargo, el
aumento de la regulación de protección de datos en una serie de mercados puede suponer una
barrera para que fructifiquen algunas de estas operaciones" señalan Montserrat Llopart y Cecilia
Pastor, socias de Life Sciences de Baker McKenzie.
Comprar compañías en vez desarrollar fármacos
Uno de los motivos que provocó el auge de operaciones durante 2019 es que dentro de la industria farmacéutica, la manera de desarrollar medicamentos ha cambiado de forma radical. Cada vez son más los grandes laboratorios que optan por hacerse con pequeñas biotecnológicas o startups que cuenten con fármacos en desarrollo antes que poner en marcha una investigación propia. ¿El motivo? Les sale más barato.
De acuerdo con un informe sobre la industria farmacéutica realizado por la consultora Deloitte, titulado como Ten years on. Measuring the return from pharmaceutical innovation 2019, el coste medio de desarrollar nuevos medicamentos se ha disparado casi un 70% desde 2010.
Y no sólo eso, sino que las empresas farmacéuticas tienen que invertir tanto dinero en lograr nuevos fármacos que apenas les sale rentable: un 1,8%. En 2010, la rentabilidad media era superior al 10%. A día de hoy, el coste es superior a los 1.981 millones de dólares, casi 800 millones más que en cuando Deloitte comenzó a analizar estos datos hace casi 10 años.
De hecho, en 2019 los ingresos que obtuvieron de media las compañías farmacéuticas por moléculas nuevas fueron de 376 millones de dólares. Es la primera vez en 10 años que las ventas medias ni siquiera llegan a los 400 millones, una caída de más del 50% desde 2009.
Esto no quiere decir que las farmacéuticas no ganen dinero. Simplemente implica que cada vez la competencia es mayor y la tecnología es más accesible, por lo que los gigantes del sector 'farma' tiene que destinar cada vez más recursos a lograr desarrollar una molécula realmente innovadora.
De hecho, una de las tendencias más curiosas que han observado los expertos de Deloitte en su informe es que cada vez son más las compañías farmacéuticas -los gigantes del sector, ante todo- que en vez de desarrollar desde el principio nuevas moléculas, las compran a compañías biotecnológicas más pequeñas.
De esta manera, ahorran costes y apuestan por productos cuyo desarrollo está avanzado. Según el informe de Deloitte, el 33% de las ventas previstas por moléculas innovadoras procede de este tipo de operaciones.