La época de alergia y de los antihistamínicos ha llegado. Dejamos atrás los constantes resfriados por las bajas temperaturas del invierno y damos paso a los moqueos constantes de la primavera que nos dejan con la nariz roja durante varias semanas. El principal responsable del malestar generalizado es el polen que desde el mes de abril se convierte en un elemento más dentro de las ciudades.
Una reacción natural de nuestro organismo que, al exponerse ante este alérgeno nuestro sistema inmunológico interpreta que dicha sustancia es maligna para nuestra salud, por lo que, como respuesta natural, crea una defensa. Nuestro sistema está constantemente creando lo que se conoce como anticuerpos. Cuando entra en juego una sustancia extraña, el organismo comienza a crear anticuerpos que tratan de generar un "escudo" contra el alérgeno, tanto si es dañino para nosotros, como si no lo es.
Para qué sirven los antihistamínicos
La forma más eficaz de frenar de un plumazo nuestra alergia es tomar antihistamínicos. Unos medicamentos que son los culpables de frenar y aliviar los principales síntomas como los mocos o la tos. Lo que hace esta sustancia es unirse a los receptores de histamina y crean un sistema de defensa que lo que hace es evitar las respuestas que puedan generar en nuestro cuerpo. Los principales efectos que tratan los antihistamínicos son:
- La congestión nasal.
- La secreción nasal.
- Irritaciones en la piel.
- Abstracciones de las vías sanguíneas.
- Picazón de los ojos.
- La sequedad en los ojos.
Aún así, todos los médicos recomiendan que no se debe abusar de dicho fármaco, ya que los efectos secundarios son peligrosos y aumentan las posibilidades cuando ingerimos más antihistamínicos de la cuenta o tomarlos cuando no es necesario su consumo.
Los principales efectos secundarios
Hay que recordar que los efectos secundarios no se harán presente por tomar una o dos veces estos medicamentos y si se siguen las instrucciones de consumo no habrá ninguna posibilidad de padecer dichos problemas. Es importante conocer si puedes consumir antihistamínicos, para ello la recomendación es acudir a tu médico de cabecera y preguntarle directamente a él. Lo que sí se conoce es que los expertos prohíben este medicamentos a aquellas personas que sufran las siguientes enfermedades: diabetes, próstata, hiperactividad de tiroides, enfermedad cardíaca, epilepsia, próstata y presión en los ojos.
Los efectos secundarios más típicos de los antihistamínicos son los siguientes:
- Cambios en la visión, como visión borrosa
- Disminución del apetito
- Mareos
- Somnolencia
- Resequedad en la boca
- Sentirse nervioso, emocionado o irritable
Qué le pasa a tu cuerpo si tomas todos los días antihistamínicos
A veces el dolor y la congestión nasal es tal que nos vemos obligados a recurrir a todo lo que conocemos para tratar de aliviar nuestro malestar. Los medicamentos hay que tomarlos con precaución, algo que nos han enseñado desde que éramos pequeños y que no es una mentira piadosa de nuestros padres para que nos portáramos bien o no hiciésemos más preguntas de las debidas. Hay infinidad de casos en los que un consumo irresponsable de medicamentos como la aspirina, el omeprazol o el paracetamol ha tenido graves consecuencias en el usuario e, incluso, más de uno ha fallecido por este motivo.
Los antihistamínicos entran dentro de los medicamentos a los que tenemos que prestar especial atención y tener bien medidas cada cuántas horas lo consumimos. Los expertos comentan que un uso indiscriminado de antihistamínicos puede provocar casos de taquicardia, palpitaciones, arritmias cardiacas, hipertensión, alucinaciones, dolores de cabeza, agitación, nerviosismo, insomnio, somnolencia, temblores, depresión del sistema nervioso central y convulsiones.