La multitudinaria trifulca registrada el pasado sábado en un restaurante de la localidad almeriense de Garrucha -atribuida inicialmente al precio de una ración de gambas-, se produjo por la actitud provocadora de un grupo de clientes madrileños que la emprendió a golpes contra los dueños del bar. Así lo asegura el propietario del establecimiento, que acabó con una brecha abierta en la cabeza tras un botellazo.
Los ocho comensales, "que alardeaban de ser de Vallecas", comenzaron a dar problemas nada más sentarse a la mesa a eso de las diez y media de la noche. Pidieron al hijo del propietario una ración de tigres –a esa hora ya no quedaban-, así que optaron por pedir dos salmorejos, dos ensaladas, una ración de gamba roja (producto estrella de la zona), un plato de chipirones y varias jarras grandes de cerveza.
El dueño: "Empezaron a decirle a mi hijo que si éramos unos listos, que estábamos ganando un montón de dinero a costa de los turistas"
El grupo de turistas, según relata el dueño del restaurante La Barca en declaraciones al periódico La Voz de Almería, acusaba al bar de lucrarse en exceso con los precios de sus productos."Empezaron a decirle a mi hijo que si éramos unos listos, que estábamos ganando un montón de dinero a costa de los turistas. Le dije que no les respondiera, que no entrara en sus provocaciones", relata.
El episodio de las gambas
Pero el verdadero detonante de la disputa que acabó con varios heridos llegó a la hora de pedir la cuenta. La factura ascendía a 67 euros. El precio de una ración de la popular gamba roja de Garrucha era de 20 euros, un importe que a los madrileños les pareció abusivo. Según argumentaban, "en Vallecas ellos se comían dos kilos por ese precio". El dueño del local cuenta que un joven que trabaja en el puerto y que presenció la escena "les invitó incluso a marcharse a su barrio si allí era todo tan barato".
A partir de ese momento, la cosa se fue calentando y el dueño les pidió que dejasen de armar jaleo, ya que el resto de la clientela que ocupaba las mesas de alrededor se estaba sintiendo muy incómoda. Pero los jóvenes, lejos de cesar en su actitud, llegaron a preguntar irónicamente que si la sobrina del propietario –de quince años– "era la putita del bar". "Les pedí por favor que no insultaran a la niña, que no les había hecho nada", se lamenta.
Una vez pagadas las bebidas, uno de los clientes le espetó al dueño: "Aquí va a venir tu puta madre a comer. Me cago en los muertos de tu madre"
Como la situación se hacía cada vez más tensa, el dueño decidió entrar al interior del restaurante con el cliente de más edad del grupo para intentar poner fin a la disputa. Le propuso que abonaran únicamente las bebidas y que se marcharan del bar. Una vez pagadas, ambos salieron a la terraza y uno de los individuos le espetó: “Aquí va a venir tu puta madre a comer. Me cago en los muertos de tu madre”.
Y en ese momento comenzó la pelea: “Cuando mentaron a mi madre reconozco que perdí la cabeza. Enganché al tío y del empujón se cayó en lo alto de una jardinera. El que había entrado conmigo a pagar, cogió una botella de la mesa y me pegó en la cabeza. Me la rajó entera. Cuando mis hijos me vieron así, con la cabeza ensangrentada, se terminó de liar”, relata al diario almeriense.
Denuncias cruzadas
Los agentes de la Policía Local fueron los primeros en llegar al establecimiento, aunque necesitaron el apoyo de la Guardia Civil para despejar la avenida frente al bar debido a la gran cantidad de personas que se había congregado ante la pelea. Los agentes encontraron a dos varones que presentaban heridas sangrantes en la cabeza, de los que uno tuvo que ser evacuado en coche oficial por la Guardia Civil hasta el centro de salud del municipio.
El propietario del restaurante ha presentado una denuncia en el puesto de la Guardia Civil de la localidad por los hechos al tiempo que la otra parte implicada, también ha presentado una denuncia al respecto en una comisaría de Policía Nacional. Ante las denuncias cruzadas, interpuestas a última hora de la tarde de este lunes, los agentes han iniciado una investigación para determinar quiénes participaron en la pelea y qué grado de participación tiene cada uno de ellos.