En los años ochenta comenzaron a llegar a nuestro país los primeros ciudadanos chinos. Regentaban, en su mayoría, restaurantes tradicionales. En la década de los 2000 comenzaron a hacerse poco a poco con los bazares del 'todo a cien' y, después, se produjo la oleada de los 'wok' -restaurantes asiáticos de buffet-libre-. Actualmente, las calles de Madrid están repletas de centros de manicura y de tiendas de moda 'low-cost', que se han llegado a convertir en verdaderas cadenas en proceso de expansión.
El empuje del capital chino en nuestro país es patente. En el último año, el magnate chino Wang Jianlin se ha hecho con el emblemático Edificio España, ha comprado el 20% del Atlético de Madrid y planea construir un gran complejo de ocio y viviendas en Campamento. Además, el aeropuerto de Ciudad Real también ha pasado a manos de una empresa china -Tzaneen Internacional- que lo adquiría por 10.000 euros, con la intención de convertirlo en un centro logístico para mercancía china.
En la Comunidad de Madrid viven 51.833 ciudadanos de origen chino y más de 11.000 son trabajadores autónomos
En la Comunidad de Madrid viven 51.833 ciudadanos de origen chino y, a nivel nacional, son el tercer grupo de extranjeros que más contribuyentes aporta a la Seguridad Social -93.612 cotizantes- tras rumanos y marroquíes. Del total de afiliados chinos, en torno a la mitad de ellos se acogen al régimen de los autónomos, con un crecimiento del 74% entre 2008 y 2014, según datos del Ministerio de Empleo. En Madrid hay más de 11.000 trabajadores chinos por cuenta propia, casi 5.000 más que seis años antes. El apoyo que se dan entre compatriotas y familiares les ha servido como coraza desde el inicio de la crisis, cuando los bancos cerraron el grifo del crédito.
Los ‘China Town’ de Madrid
En pleno centro de Madrid, en la calle Leganitos -junto a la Gran Vía-, se encuentra uno de los puntos en la que los emprendedores chinos han decidido implantarse. Frente a la comisaría de la Policía Nacional aún resiste un restaurante chino tradicional, con su característica fachada roja. Pero en esa misma vía han abierto en los últimos años dos ‘wok’, cuatro peluquerías, dos centros de manicura, una pastelería, una autoescuela, tres bazares, un supermercado y una papelería.
Por las calles del popular barrio de Usera transitan gran parte de los ciudadanos de origen chino que habitan en Madrid. A finales de los años noventa se empezaron a concentrar en este espacio, atraídos por los bajos precios de los alquileres. En la actualidad, los chinos se han convertido en importantes compradores de vivienda. Un 21% de las adquisiciones de casas por parte de extranjeros correspondían a los chinos en la Comunidad de Madrid. Un paseo por la una de las arterias principales del barrio, la calle Dolores Barranco, sirve para contemplar la proliferación de negocios de toda índole con rótulos escritos en chino. Desde agencias de viajes hasta supermercados y centros de asesoría legal. También hay clínicas dentales, un herbolario, agencias inmobiliarias, tiendas de ropa, locutorios, cafeterías, restaurantes y tiendas de tecnología.
El mayor polígono comercial de Europa
En el polígono Cobo Calleja, situado en Fuenlabrada, al sur de la capital, se concentran casi 400 empresas mayoristas chinas que surten de productos a tiendas de toda España. Algunas naves industriales son almacenes repletos de artículos de menaje para el hogar, que después se distribuyen por los miles de bazares repartidos por toda la geografía española. Otras naves, en cambio, forman conglomerados de tiendas de ropa, en las que se exponen las prendas para los minoristas. El trasiego de vehículos es constante: desde modelos de alta gama pertenecientes a empresarios chinos, como de furgonetas de pequeños comerciantes de etnia gitana, que acuden al polígono para comprar la ropa que luego venden en los mercadillos. El frenesí de portapalés y carretillas manjedas por ciudadanos de rasgos orientales es algo cotidiano. Sin embargo, este polo comercial también se ha visto envuelto en la polémica por el posible impago del IVA en algunos comercios y las operaciones policiales contra las mafias asiáticas.
Mulaya, el ‘Zara chino’
Un claro ejemplo del progreso de la comunidad china en España es la cadena de ropa 'low-cost', Mulaya. Fundada hace diez años con capital chino y al frente de la que se encuentra la empresaria Lisa Bao, actualmente tiene 14 tiendas repartidas por la ciudad de Madrid, en calles tan concurridas como Alcalá, Narváez, Sagasta, Francisco Silvela, Bravo Murillo, San Bernardo o Toledo. Su truco es ofrecer ropa de últimas tendencias a precios inferiores a los de Inditex u otras cadenas. Actualmente esta empresa se encuentra en pleno proceso de expansión por el territorio nacional.
Pero Mulaya no es la única cadena china de ropa de tendencia a bajos precios. Okeisy es una empresa española, en cuya cúpula directiva está el empresario chino Xiaohua Chen, quien fundó esta firma en 2008. Desde entonces, su crecimiento es constante, con la apertura de una nueva tienda en una zona tan selecta como es la confluencia de Príncipe de Vergara con la calle Goya, en pleno barrio de Salamanca y otra más junto a la Puerta del Sol. Klase es otra de las cadenas, que aunque a un ritmo más moderado, sigue la estela de las dos anteriores.