El mundo taurino no pasa por su mejor momento: la Fiesta ya no es sostenible debido a la grave crisis que atraviesa el sector. ¿El motivo? La economía española en general -el IVA de las corridas tributa al 21%- y los fraudes que padece la tauromaquia en particular. Sus responsables, motivados precisamente por estas circunstancias económicas, poco a poco se unen para superar entre todos los problemas que aquejan al sector. Ahora proponen medidas que contribuyan a la viabilidad de la actividad taurina, tal y como recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicado este jueves 15 de enero, que respalda la inscripción del convenio colectivo nacional taurino firmado en marzo de 2014 y que estará vigente hasta 2019.
El fin que persigue este convenio, de obligado cumplimiento tanto por empresarios como por profesionales, es el de expulsar del sector a quienes ponen el lunar negro en el toreo. Por ello, y para evitar impagos, el BOE establece que, "como instrumento de garantía frente al fraude y la competencia desleal", las cuadrillas deberán cobrar tres días antes de que se celebre el festejo. "En ningún caso serán admisibles pagos en especie tales como entregas de entradas", una práctica muy común en la lidia. Como excepción, quedan eximidos de este pago adelantado los empresarios que acrediten una "solvencia profesional y económica, reconocida mediante certificado".
El texto también especifica el salario mínimo de los toreros. Su sueldo varía dependiendo de la plaza en la que toree: si lo hace en las portátiles no fijas, cobrará por honorarios 2.322 euros, (matadores de toros de dos reses de primer nivel), pero la cosa cambia si la corrida se celebra en Madrid, Sevilla, Córdoba, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Bilbao, San Sebastián, Pamplona o Málaga: los matadores de toros se embolsarán un mínimo de 5.221 euros. Si se tratara de seis reses, la retribución ascendería hasta un mínimo de 15.662 euros.
El salario mínimo varía dependiendo de la plaza: puede ir desde los 2.322 euros hasta los 5.221 euros en el caso de los matadores de dos reses de primer nivel
Falta de acuerdo
Este tratado es destacable porque muestra el esfuerzo y deseo de la tauromaquia por mejorar su rendimiento, dado que el sector taurino se caracteriza por su división interna y la poca coordinación entre sus integrantes. Por un lado, a los empresarios les cuesta mucho dinero abrir una plaza -hasta 60.000 euros en el caso de Las Ventas- y más aún completar el aforo. Y contratar a grandes matadores les puede llevar a no generar ingresos. Por otra parte, los ganaderos, que deben ajustarse a los parámetros exigidos por la Unión Europea, no amortizan el gasto que supone criar durante varios años un toro. Agrupados en la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL), son ellos los que más compromiso de mejora muestran y los que lideran los pasos para regenerar el sector. De hecho, el pasado 18 de diciembre, a iniciativa de la UCTL, Sevilla acogió una gran reunión de todos los sectores del toreo para consensuar propuestas que optimizaran la Fiesta y su difusión exterior. A la convocatoria no acudieron representantes del sector empresarial, lo que deja patente la desunión de las partes.
Los toreros configuran la última pata de este colectivo inconexo, quienes alegando que se juegan la vida en la plaza, no dan su brazo a torcer cuando en las negociaciones se les pide que rebajen su honorario, sobre todo a los lidiadores más famosos.
En definitiva, lo que recoge el BOE es un primer paso que apuntala ciertos mínimos en un mundo que no siempre cumple las reglas del juego económico y que, por su idiosincrasia, se muestra hermético al público. "Es un avance, un convenio de transición para renovar y redefinir la estructura de costes de la Fiesta", señalan fuentes del sector, que confían en crear una voz única que aglutine a todos los integrantes -empresarios, ganaderos y toreros- para que actúe con contundencia ante ataques de terceros que puedan ensombrecer su profesión.