España ha vuelto a conquistar por segundo año consecutivo el dudoso honor de ser el país más caro de la Unión Europea... ¡para morir! Después de que el Gobierno de Mariano Rajoy triplicara el IVA que grava los servicios funerarios en septiembre de 2012, incluso despedir a un ser querido se ha convertido en un bien de lujo para muchas familias españolas.
Y lo es porque fallecer en nuestro país acarrea el mayor tipo impositivo de toda la Unión Europea. Del conjunto de estados miembros, Alemania, Austria, Malta y España son los únicos que cuentan con un tipo impositivo general en servicios funerarios. De estos cuatro, nuestro país es el que grava los servicios funerarios con un porcentaje superior, el 21%, frente al 20% de austriacos, el 19% de germanos y el 18% de malteses.
Una situación calcada a la de 2013. Por ello, los distintos actores del sector funerario han vuelto a hacer público un llamamiento al Ejecutivo para que reduzca el IVA al 10% ya que "el incremento del impuesto ha sido demoledor", según la Asociación Nacional de Servicios Funerarios. En concreto, la factura de un responso ha aumentado entre 500 y 700 euros, lo que unido a la crisis ha llevado a que hasta un funeral "sea un bien de lujo cuando en realidad es un bien esencial", tal y como recalca el director de márketing del Grupo Mémora, Fernando Sánchez.
"Cuando a alguien se le muere un ser querido, suficiente pena es como para que lo consideren un servicio voluntario, no es un servicio estándar", añade en este sentido Eduardo Vidal, vicepresidente del mismo grupo, líder en servicios funerarios, tanatorios, crematorios y gestión de cementerios, que finalizó 2013 con unos ingresos de 165 millones de euros y más de 1.200 empleados.
Morir en España puede costar hasta diez veces el equivalente al SMI
En esta misma línea y con motivo de la festividad de Todos los Santos, la plataforma Populetic.com ha denunciado que morirse en España "puede costar hasta diez veces el equivalente al Salario Mínimo Interprofesional". Pese al agravio que denuncian, aseguran que no han tirado la toalla y que seguirán pidiendo al Gobierno que rectifique. En la actualidad, la muerte de una persona supone un desembolso medio de unos 3.500 euros para su familia, que sigue optando por el entierro en un 68% de los casos frente al 32% de incineraciones registradas en 2013.
Lo último en funerales
Por increíble que pueda resultar, ya es posible seguir en directo vía streaming un funeral desde cualquier lugar del mundo. Es la penúltima novedad que ofrece una empresa funeraria teniendo en cuenta que "cada vez hay más personas que viven en el extranjero". Además de la retransmisión en directo, también propone entregar a la familia una copia de la ceremonia editada en alta definición.
En su afán por integrar las nuevas tecnologías en un sector en el que a priori puede resultar difícil su encaje, ofrecen a la familia la posibilidad de proyectar imágenes del difunto a través de una serie de pantallas instaladas en los tanatorios, poner la música que le gustase al fallecido e incluso chistes, tanto en actos religiososo como laicos.
La subida del IVA ha disparado el precio de un funeral entre 500 y 700 euros
Tampoco se le ha pasado por alto al sector recuperar el legado digital de la persona difunta. Así, existe la opción de recabar toda la información publicada en los perfiles de usuario de las distintas redes sociales y que después sean sus allegados los que decidan si mantenerlo o cancelarlo, e incluso comunicar su defunción a los contactos del propio difunto.
Envío de las cenizas a la estratosfera
Al margen del aterrizaje de lo digital en el sector funerario, destaca con fuerza una última novedad: esparcir las cenizas de un ser querido por la estratosfera. Se trata de un servicio pionero en España que se pondrá en marcha a partir del 1 de enero de 2015 por alrededor de 3.000 euros.
El servicio consiste en un globo sonda de helio que transportará las cenizas del difunto hasta unos 35.000 metros de altura, tardando entre una hora y media y dos. Al llegar a la estratosfera, el globo se desintegrará por la falta de presión atmosférica y las cenizas quedarán suspendidas. Gracias a una cámara incorporada, los familiares podrán también seguir en directo tanto la ascensión como la desintegración del globo.