La cifra de inmigrantes que ha accedido a Melilla a primera hora de este lunes se eleva a un centenar, según la Asociación Unificada de la Guardia Civil en Melilla (AUGC). El centenar de inmigrantes espera ahora en la puerta de Comisaría para que se les abra el "expediente de expulsión" que les permita tener acceso al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) y en un futuro próximo salir a la Península.
Los inmigrantes, al acceder, se dividieron en dos grandes grupos y corrieron al grito de "Barça, Barça" escapando de las fuerzas de seguridad, después de despojarse de sus camisetas para hacer más difícil sus detenciones.
Estas 100 personas forman parte de un grupo de más de 200 inmigrantes de origen subsahariano que sobre las 06.00 horas han intentado entrar en Melilla saltando la doble valla de seis metros de altura cada una y de los cuales la mitad fueron repelidos por la Guardia Civil y por las fuerzas de seguridad de Marruecos.
La Delegación del Gobierno cifró inicialmente en medio centenar el número de personas sin documentación que habría logrado acceder a la Ciudad Autónoma, pero esta cifra ya alcanza el centenar puesto que parte de ellos se habían dispersado por Melilla en grupos. Los primeros que lograron acceder al CETI derribaron la barrera de acceso de vehículos a estas instalaciones.
Según ha informado un portavoz de la Asociación Unificada de la Guardia Civil en Melilla (AUGC), la entrada se produjo en la zona comprendida entre Barrio Chino y Beni-Enzar.
La asociación mayoritaria en la Comandancia de Melilla ha subrayado que "la presión crece cada minuto que pasa". Los inmigrantes que han saltado la valla este lunes van apareciendo poco a poco por la puerta de Comisaría, donde en estos momentos hay unos cien esperando a cumplir con los tramites administrativos, consistentes en la apertura del correspondiente "expediente de expulsión" en aplicación de la Ley de Extranjería.
Un papel que les servirá para lograr plaza en el CETI, donde tendrán asegurado alojamiento, manutención y sanidad en régimen abierto, y la posibilidad en un futuro próximo --meses o años en algunos casos-- de lograr el traslado a la Península, porque la mayoría de las expulsiones no se pueden materializar ya que países de origen rechazan su devolución.