Sociedad

'Vanity Fair' 'desnuda' a Alaya: con carencias familiares y llamada prepotente por sus enemigos

Mercedes Alaya, encargada de la instrucción del caso de los ERE en Andalucía, es la protagonista de la portada del número de julio de la revista 'Vanity Fair'. Se ha hablado con sus amigos y enemigos para dar a conocer su lado más personal.

  • La juez Alaya llegando a los juzgados de Sevilla

Desde que la juez de instrucción Mercedes Alaya se hiciera cargo, hace tres años, de los casos Betis, Mercasevilla y ERE, que investiga la posible malversación millonaria de fondos públicos desde la Junta de Andalucía a empresarios, sindicatos, antiguos cargos del PSOE, bufetes de abogados y consultoras, la magistrada se ha convertido en el punto de mira de la prensa.

Su círculo más íntimo, que habla por primera vez, descubre las dos caras de la magistrada: la que manda con mano dura en la sala y la que necesita la seguridad y el refugio de su marido, tal y como informa la revista ‘Vanity Fair’ en el perfil realizado con declaraciones de su entorno.

Mercedes Alaya, embarazada de su primera hija, logró aprobar en nueve meses las oposiciones a juez: “Es sin duda la alumna con mejor memoria que he tenido en mi vida —nos relata su preparador, el exfiscal Antonio Ocaña—. Una chica con una vocación extraordinaria. Provenía de una familia rica, podría haber elegido cualquier otra profesión más tranquila. Sin embargo, tenía claro que quería ser juez".

“Ha pensado en abandonar la magistratura. Quizá lo haga cuando termine este proceso. Las presiones son muchas”, asegura su círculo íntimo

Lo cierto es que su vida está marcada por la tragedia ya que su padre murió cuando ella tenía 15 años y su único hermano falleció con 34. Aquello lo revolucionó todo. Nunca había querido más niños, pero se sintió tan sola, aseguran, que decidió tener una familia numerosa: nacieron otros dos. Y estaba a punto de viajar a China para adoptar una niña, cuando llegó su cuarto hijo.

También cuentan que, aunque su marido le anima a no hacerlo, “ha pensado varias veces en tirar la toalla. Abandonar la magistratura. Quizá lo haga cuando termine este proceso”. Las presiones son muchas.

La juez se enfrenta ahora al caso más importante de corrupción que ha vivido Andalucía. Los fiscales y abogados están en pie de guerra contra Alaya. Incluso se han reunido porque quieren adoptar alguna medida conjunta para frenar lo que consideran es “un abuso de poder excesivo”. Desde su punto de vista, la juez fuerza los límites de su función instructora. En el entorno de Alaya reconocen que las reprobaciones de sus compañeros son lo que peor lleva. “Con lo que estoy trabajando, ¿por qué tengo también que luchar contra ellos”, dice ella.

Sus enemigos opinan

“Tiene un sentido de la instrucción preconstitucional e inquisitorial, donde no se respetan las garantías de la defensa de los investigados. Alaya padece garzónpatía; un síndrome de la instrucción; no quiere soltar el proceso, porque favorece su protagonismo público”, explica uno de los letrados del caso. “En 30 años de profesión jamás he asistido a un trato tan insólito por parte de un juez. Es despectiva y prepotente”, relata Juan Pedro Cosano, otro de los abogados.

“¿No es una muestra de su independencia el imputar a amigos y conocidos suyos y de su marido?” dice su íntima

Frente a las críticas que tanto el PSOE e IU mantienen de que existe una coincidencia entre sus autos y los procesos electorales, sus íntimos contraatacan al unísono: “Mercedes ha votado a todo: PSOE, PP, incluso UPyD, pero desde que investiga temas políticos, no vota. Dice que con lo que sabe, no puede votar. Es apolítica”. Y añaden: “¿No le parece una muestra de su independencia que haya imputado a amigos y conocidos suyos y de su marido?”.

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