Al ejecutivo murciano de Ramón Luis Valcárcel le crecen los enanos, y todos ellos crecen en un hospital en vez de en un circo. Bien sea con las batas blancas de los médicos o con las escobas de los servicios de limpieza, los centros hospitalarios sólo dan malas noticias al gobierno regional y a su consejera de Sanidad, Maria Ángeles Palacios, que debe multiplicarse estos días para taponar la multitud de frentes abiertos.
El más dramático de las últimas horas es el que tiene como escenario el principal hospital de la Región de Murcia, el Virgen de La Arrixaca. Los empleados de la empresa de limpieza Valoriza (una filial del grupo Sacyr) convocaron una huelga el 10 de junio. De esta forma respondían a la intención de la empresa de despedir a 53 de los 334 trabajadores. La empresa ha intentado negociar cambiando sus ofertas (propuso una reducción de sueldo del 25% y finalmente un ERTE, que suponía según fuentes sindicales dos meses cobrando, pero a cargo del paro) pero los sindicatos han decidido mantener el pulso y están llevando al límite al hospital, cuya situación es actualmente más parecida a la de "un vertedero", según fuentes de CGT. Esta semana se ha llegado al súmmum, con la suspensión de 25 operaciones el lunes y otras 24 (hastas las 4 de la tarde) el martes. Fuentes de la Consejería han denunciado que, además de no limpiar, los huelguistas están llenando las instalaciones "con confeti, pegamento, hay residuos esparcidos que no tendrían que estar allí. Hay derecho a la huelga y negociación, pero no de esta manera". Desde las fuerzas sindicales, por su parte, se niega este punto y se insta a la Región a que lo demuestre. Y hacen un llamamiento: "El salario medio de los trabajadores es de 1.100 o 1.200 euros. Con un 25% menos de sueldo, ¿qué nos quedaría?".
Los médicos impiden sus recortes
Este drama se produce apenas 4 días después de que la región diera marcha atrás definitiva al plan del consejero de Hacienda, Juan Bernal, para aplicar recortes a los facultativos que iban desde la bajada de la hora de guardia hasta la penalización económica para los que tuvieran consultas privadas por la tarde. Finalmente, según asegura el sindicato médico CESM, "se retiran 8 de los 9 recortes propuestos y se mantiene tan sólo la eliminación del tramo autonómico en las pagas extras de junio y diciembre, algo que se aplicará a todos los funcionarios regionales". La presión del sindicato médico instando a los profesionales a realizar una huelga de celo está en el origen de este cambio de postura.
La consejería de Hacienda tiene que hacer ahora encaje de bolillos para buscar sustituto al ahorro que iba a generar con el recorte a los médicos. De los 200 millones que necesita ahorrar el gobierno regional hasta fin de año, 150 iban a cargarse a Sanidad en el plan original, y buena parte de ellos en sueldos. Los galenos se sienten más que legitimados para exigir que no se les recorte más a ellos. Según los últimos datos de Hacienda, que no obstante se refieren a 2010 (hasta ese punto llega la opacidad de las administraciones autonómicas), Murcia no había cerrado ni un tercio de sus empresas públicas, como todas las autonomías excepto CLM.
Apoyo de la comunidad a la empresa
Desde sanidad se niega rotundamente que piensen en rescindir el contrato con Valoriza para buscar una solución a un posible problema de salud pública: "No vamos a cambiar por las presiones de los huelguistas. Lo que queremos es que se llegue a un acuerdo". La Arrixaca da servicio a unas 380.000 personas, con 600 urgencias diarias y 80 intervenciones quirúrgicas.
Mientras tanto, los ciudadanos asisten al enésimo conflicto en una comunidad patas arriba por la necesidad imperiosa de cuadrar las cuentas y el poco tacto de sus dirigentes a la hora de hacerlo. Con un aeropuerto terminado y sin operar que ha costado 100 millones de euros y que tiene un aval de la comunidad autónoma de 200 millones. Con uno de los déficits más altos de España. Con los interinos despedidos escracheando a la Reina porque se sienten maltratados. Al consejero de Hacienda Bernal le esperan semanas de mucho trabajo para sacar dinero de debajo de las piedras en un ambiente cada vez más caldeado.