El dinero que el molt honorable reconoció el pasado 25 de julio haber mantenido en el principado opaco a Hacienda procede en su mayoría de los restos del naufragio de Banca Catalana, de la que Pujol fue vicepresidente ejecutivo. La familia Pujol se embolsó 700 millones con la venta de las acciones de la propia entidad. Los otros 500 millones de pesetas tienen un origen todavía más rocambolesco.