Hace doce años ya que Kiko Narváez, demasiado pronto, sólo con 29, tuvo que dejar el fútbol. Porque lo practicaba muy bien, con magia, mucho mejor de lo que siempre se creyó. De hecho, sigue convencido de que el aficionado le mantiene el cariño extremo no tanto por sus méritos deportivos como por sus gestos y su naturalidad. Hoy, con 41, es una firma habitual en prensa, radio y televisión. Una voz autorizada que viene de emocionarse con los homenajes a Luis Aragonés, su vecino de santoral, y de escandalizarse por las feas acciones de Pepe y Arbeloa. De todo ello habla con Vozpópuli.