Hubo un tiempo en que los futbolistas eran los reyes del mambo estilístico. Las marcas luchaban por tenerles como imagen, los diseñadores rezaban para que escogieran sus productos y el mundo se paralizaba ante un póster de 25 metros de David Beckham en calzoncillos. “Hoy los hombres tienen nuevos iconos, como los futbolistas, y quieren parecerse a ellos y llevar la vida que ellos llevan: saludable, rica y bella, donde el cuerpo masculino se convierte en un objeto de atención y deseo que debe ser mostrado, cuidado y pulido”, sentenciaban los diseñadores Dolce & Gabbana.
En esa época, Pep Guardiola y José Mourinho se disputaban tanto la liga como el título de entrenador mejor vestido del panorama nacional. Ambos representaban dos estilos muy diferentes y los hinchas de sus equipos lo agradecían. No hay nada como poder identificar claramente a tu rival y odiarle a todos los niveles.
Pero entonces, los dos entrenadores se marcharon al extranjero y dejaron el panorama español huérfano de referentes. Con un Cristiano Ronaldo que prefiere lucir músculo antes que estilo, un Messi que pasa cada día más desapercibido -y viendo sus elecciones de vestuario, casi que lo agradecemos-, un Sergio Ramos que siempre ha apostado por un estilo cuestionable y socialmente muy prescindible y dos entrenadores, Carlo Ancelotti y el Tata Martino, que consiguieron pulverizar los logros de sus predecesores a una velocidad de vértigo.
Pero entre tanta paja, todavía quedaba lugar para la esperanza. De la mano del Atlético de Madrid apareció un entrenador que, por fin, volvía a prestar atención a su imagen, el hombre que iba a devolver el glamour al terreno de juego, Diego Simeone.
Prendas entalladas y bien peinado
El Cholo, como ya le pasara a Guardiola y como le ocurre a Luis Enrique, parte de una base importante: tiene cuerpo para lucir lo que quiera. Podría pensarse que, hablando de ex futbolistas, no tiene mérito, pero sí -la edad no perdona y los quilos tampoco, aunque en otra época hayan sido pura fibra-. El argentino lleva retirado del fútbol profesional desde 2006, mismo año en que empezó como entrenador, aunque entonces no tenía un estilo tan depurado como el actual.
Aficionado a las prendas entalladas, en aquella época solía combinar las americanas con vaqueros y camisa y se decantaba por un corte de pelo a máquina y sin estridencias. Nada que ver con lo que ahora mismo representa. El Cholo ha conseguido que su total look en negro se haya convertido en su seña de identidad. Pero, además, ha sabido devolver a la actualidad un clásico en el mundo del fútbol, el peinado hacia atrás y bien engominado -se rumorea que el argentino podría haber recurrido a los implantes capilares para incrementar una cabellera que empezaba a escasear-.
Predilección por Dolce & Gabbana
La elección del negro no es casualidad. Simeone, como buen futbolista, es supersticioso y si algo funciona, no hay que cambiarlo. Cada vez que el argentino ha tenido un evento importante en su carrera, ha aparecido vestido de negro. En la despedida de su etapa como jugador del Atlético de Madrid ya fue de negro y ahora, como entrenador, ha retomado la costumbre. Además, no hay forma mejor para desmarcarse del merenguismo del Real Madrid que vistiendo siempre de negro. De hecho, el diseñador Roberto Verino -encargado de diseñar el vestuario oficial del Atleti- tuvo que modificar su diseño original, que consistía en traje negro con camisa blanca, para adaptarlo a las exigencias del entrenador. Y es que el blanco está prohibido.
Fuera de los compromisos profesionales, Simeone, como buen argentino, prefiere las marcas italianas -sobre todo Dolce & Gabbana- y los cortes slim. Y si se trata de ir a la playa acompañado de su última novia, la modelo Carla Pereira, el Cholo opta por un speedo de color negro -como era de suponer- dejando claro que a sus 44 años puede rivalizar en físico con toda su plantilla de jugadores.
Pero las cosas se le complican al argentino en su reinado estilístico. La llegada de Luis Enrique a la dirección deportiva del Barça podría arrebatarle el título de Míster Elegancia. La próxima temporada promete ser interesante también fuera del terreno de juego. No se la pierdan.