Son del mismo bando, pero se encuentran en posición de rivales. El domingo, los electores tendrán que elegir definitivamente su candidato del Partido Socialista Francés para los próximos comicios presidenciales. Si las encuestas dan una cierta ventaja a François Hollande, las dudas aún se plantean, las ambiciones se revelan por declaraciones asesinas, en un ambiente donde Arnaud Montebourg tiene el papel de árbitro caprichoso.