El día final de las fiestas de San Isidro madrileñas (aclaro, que es éste santo que se conmemora en muchísimos más sitos que los capitalinos imaginamos) se celebró delante del pastelón del otrora llamado Nuestra Señora de las Telecomunicaciones, y hoy dicen que ayuntamiento por obra y comisión (vid. DRAE) del presunto alcalde que lo prefirió al centenario y secular de la inmarcesible Plaza de la Villa, con un acto clásico y castizo y ciertamente adecuado a esta ciudad, homenajeando en realidad a toda nuestra común España: con una mascletá.