Los primeros sensores ultrafinos que permiten registrar la experiencia táctil sin interferir con la sensación del usuario, junto los dispositivos detectan temperatura y presión a la vez, abren la puerta a una revolución tecnológica.

Un estudio muestra que poseer un dedo extra, lejos de ser un problema, puede ser una ventaja. Los autores estudian la plasticidad del cerebro para incorporar en el futuro apéndices robóticos.