El FMI advierte que España empieza a vivir bajo la curva del Gran Gatsby: no existe movilidad social y quienes nacen ricos siguen siendo ricos mientras que los hijos de los pobres morirán pobres, denuncia el organismo internacional que afirma que la desigualdad de rentas se está contagiando a futuras generaciones y se convierte en "desigualdad de oportunidades".

Las cosas como son, la sinceridad no me exime de cualquier posible culpa. Esta semana llego unos días tarde. Me ha faltado un quítame estas pajas para no contarlo; lo dejo para otro momento. Hay que saber marcharse dignamente y cuando nadie te pueda eclipsar la esquela en un telediario o así. Cuando alguien del star-system muere todos caen sobre mí como moscas para pillar referencias, anecdotario, claroscuros morbosos. No hay nada más bobo y paleto que la práctica de la memez obituario donde el fiambre siempre fue divino, excelente y muy buen intérprete. A diferencia de aquel personaje de negro -el Mensajero de la Muerte- que iba casa por casa dando la mala nueva a un montón de amas de casa. El programa Apollo fue una especie de fétida "fábrica de viudas" repleta de chismes. La crónica de Tom Wolf fue muy acertada en Elegidos Para La Gloria.

La ascensión y caída de gente guapa y rica vende, suscita morbo, máxime cuando la sociedad vive acogotada por el valor del dinero. Tal vez por eso el director australiano Baz Luhrmann ha hecho una nueva película sobre El gran Gatsby, la obra más popular de Scott Fitzgerald que describe el declive de un elegante nuevo rico, empeñado en obtener éxito social y amor con exhibiciones de opulencia.