“¡Cómo mola ser piloto!”, escuché de boca de un colega periodista en el acto de presentación de este reloj, mientras los ocho componentes de la patrulla aérea Breitling Jet Team se nos acercaban a contraluz por el túnel que desembocaba en el hangar decorado para la ocasión -avión incluido para hacerse fotos- en la Base Aérea de Torrejón, con música heroica de fondo. Esta patrulla, cuyo trabajo es la exhibición de espectáculos aéreos por todo el mundo, es la única de su especie compuesta sólo por civiles. Todos ellos con un mono negro de aviación procedente de sastrería, que les sienta como un guante a esos -en su mayoría- cuerpos atléticos.
No faltaban Breitlings en sus muñecas (que para esto y otros detalles financieros más es el patrocinador de la escuadrilla), varias RayBan tipo aviador colgando de los escotes y los andares y mirada perdona-vidas como las de tu vecino del tercero, el piloto, que no duda en entrar en el portal vestido con su atuendo de… ¿capitán general? Porque yo lo valgo y porque de qué me sirve ser piloto si el resto del mundo no se entera.
Vayamos al gadget en cuestión. El Breitling Avenger Seawolf II es una versión del homónimo del que únicamente se van a producir 75 unidades (ya están todas vendidas) y que conmemora el 75 aniversario de nuestro Ejército del Aire. Según la marca, está pensado para ofrecer un máximo de seguridad y fiabilidad (el reloj, no el ejército, que también), gracias a su maciza construcción y a sus salientes laterales de protección; la resistencia a los impactos, por fuertes que sean, está garantizada. Su gran corona está atornillada y presenta un relieve antiderrapante. Porque allí arriba, con mucha presión en todos los sentidos, es muy importante cualquier detalle en favor de la comodidad y la precisión.
Fiable y preciso en tierra, mar y aire
El máximo de legibilidad: esa ha sido una de las premisas a la hora de diseñar este reloj, y lo consigue gracias a su grueso cristal de zafiro antirreflejos y a sus agujas, índices y cifras sobredimensionados, realzados con un revestimiento luminiscente sobre una esfera inédita en la marca realizada en fibra de carbono.
El mecanismo automático tiene la certificación del COSC, garantizando un máximo de precisión y fiabilidad en cualquier situación.
Su caja es de acero negro, sumergible hasta la extraordinaria profundidad de 3.000 metros y va provista de un bisel giratorito unidireccional, así como de una válvula que permite compensar las diferencias de presión entre el exterior y el interior del reloj. El mecanismo automático ha sido testado para garantizar un máximo de precisión y fiabilidad tanto en la tierra, como en el mar como en el aire, y tiene la certificación del COSC (Contrôle Officiel Suisse des Chronomètres, organismo internacional responsable de certificar la precisión de los relojes de pulsera). Este modelo va provisto de un brazalete concebido especialmente para la ocasión: es de teflón ultrarresistente, en color verde, muy military-look.
Otros detalles gadget de este impresionante reloj, no tanto a la vista, pero sí si buceamos en sus características, es que su citado mecanismo automático proporciona una reserva de marcha de un mínimo de 40 horas, las alternancias/rubíes llegan a 28.800 A/h y 25 rubíes, su fondo está atornillado y su cristal, de zafiro, es antirreflejos y está abombado por ambas caras. Repetimos que la esfera es de fibra de carbono, muy muy poco común. Es un reloj grandote: 45 milímetros de diámetro y 18,4 milímetros de grosor.
Imposible equivocarse al mirarlo
Un vistazo ultra-rápido debe ser suficiente para conocer el minuto exacto
Otro periodista le preguntó al ‘jefe’ del Breitling Jet Team acerca de cómo debe ser un reloj especialmente diseñado para la aviación de combate o de acrobacias. La respuesta fue que, en el cielo, no se puede perder nada de tiempo en intentar interpretar lo que dicen las manecillas cuando se está en plena pirueta, y pendiente de que a los 7 segundos exactos, un compañero va a concluir el ejercicio con un cruce estratosférico a muy pocos metros de tu morro. Un vistazo ultra-rápido debe ser suficiente para conocer el minuto exacto, de ahí que los pilotos valoren los grandes números de los relojes, su luminiscencia y la imposibilidad de equivocación en cualquier de los sentidos, argumentó.
No, no quedan unidades disponibles para su venta. Consuélate sabiendo que tienes 4.890 euros más en tu cuenta corriente.