Desde Marabilias nos hemos puesto en contacto con diferentes profesionales del mundo del diseño, en su más amplio sentido del concepto, y de la creación de contenidos audiovisuales. Ante la pregunta de si una pantalla de 12,9” les es suficiente para sus labores (diseñar, editar, mezclar, etc.), por muy prodigioso que sea el sistema que lleve aparejado, la respuesta es unánime: “Sí, pero sólo para un rato”.
La razón es que este colectivo suele trabajar con 17 pulgadas, si se trata de un portátil, o con más de 25 en el caso de un monitor. Cuestión de comodidad y de salud (no ‘dejarse’ los ojos en la pantalla).
Sin embargo, el iPad Pro nace como señuelo para ese ámbito de la creación. O, al menos, es lo que podemos entender en función de los comunicados que sobre él han difundido tanto la propia compañía como los medios de comunicación acólitos. Cierto es que este tablet es ultrafino, muy ligero y promete mucha autonomía (¡hasta 10 horas!), por lo que es idóneo para llevarlo en la mochila, no sea que la musa te pille viendo dormitorios en Ikea.
Para crear
Condiciones para generar contenidos, y de manera rápida, le sobran: pantalla con una resolución de 5,6 millones de píxeles (superior a la del MacBook Pro Retina de 15”), un procesador (A9) del que se pavonea Apple que proporciona casi dos veces más rendimiento que el 80% de los ordenadores portátiles del escaparate actual y unas prestaciones que le permiten editar hasta tres canales de vídeo 4K a la vez. Todas estas son palabras mayores.
Pero, insistiendo en las opiniones de la encuesta realizada, la pantalla se antoja demasiado pequeña como para echar más de dos horas iPad Pro en mano o sobre la mesa. Esta última no es una afirmación gratuita, ya que el iPad Pro, por muy movible que sea, nace acompañado por dos accesorios que le van a sentar muy bien.
Por un lado, un teclado-tapa para aumentar la productividad del usuario y la seguridad del equipo; por otro, un puntero-stylus que promete una sensibilidad y precisión máximas. Uno y otro, o los utilizas sobre un soporte fijo (una mesa) o pierden mucho de su sentido.
Productividad y precisión; Apple maneja los conceptos como los buenos futbolistas lo hacen en los partidos, a su antojo. Conceptos teóricos, pero pasando por caja: Smart Keyboard -la tapa-teclado-, unos 169 euros; Apple Pencil -el puntero-, unos 99 euros.
Pro: cuatro altavoces
Se trata de todo un reclamo para los entusiastas de la creación musical. Además, el propio iPad Pro reconoce la forma en la que lo estamos usando y distribuye el sonido para que éste llegue al usuario de la manera más optimizada posible. El iPad Pro es, por tanto, una estupenda mesa de mezclas musicales. En este punto, no hay discusión.
Si Apple tiene una virtud, es su capacidad para generar deseo sobre sus productos. El 90% de los usuarios de un iPhone apenas usa el 60% de sus posibilidades de procesado y gráficas, en las que este terminal es espectacular. Vamos, que la gran-gran mayoría lo tiene porque “es el móvil que mola”, y que usa básicamente para llamadas, Whatsapp y Candy Crush. Aplica lo mismo, en los hábitos de uso específicos, al iPad, porque “es el tablet que mola”.
¿Para qué?
Apple lanza su iPad Pro en un escenario en el que el fenómeno tablet no vive sus mejores días comerciales, al contrario, está en franco descenso. El Pro llega formado en técnicas de reanimación: para aquellos a los que sus 799 euros (estimados) de PVP de partida se les suba mucho, puede que se fijen en el Air o en el mini con el que compartirá espacio en los escaparates.
Apple intenta ‘vender’ su Pro como un gadget especial para el mundo gráfico y audiovisual, pero su pantalla vitaminada, su impactante capacidad de sonido y una fisonomía que enamora, no es otra cosa que una voz de alarma en tu departamento de caprichos: una plataforma perfecta para ver vídeos, escuchar música, bajarte el correo, visitar webs y gestionar tus redes sociales; lo que haces con tu otro tablet, pero más grande y más rápido. Querido Papá Noel: tráeme un iPad Pro.