La ‘wearable tech’ se está convirtiendo, gracias a la miniaturización de componentes y a las nuevas facilidades para la conexión a Internet, en una tendencia cada vez más implantada y que puede llegar a ocupar gran parte del mercado tecnológico de aquí a unos pocos años (diversos estudios apuntan a que para 2017 se venderán unos 70 millones de estos gadgets anualmente). Ahora un nuevo dispositivo da un paso más allá y la acerca a la relación de los humanos con los perros, sobre todo con aquellos que desempeñan tareas sociales de relevancia.
FIDO (acrónimo de ‘Facilitating Interactions for Dogs with Occupations’) ha sido creado por tres profesores del Instituto Tecnológico de Georgia, entre los cuales se encuentra uno de los desarrolladores principales de las ‘smart glasses’ de la compañía de Mountain View. Según explica MIT Technology Review, el dispositivo tiene como objetivo facilitar la comunicación de los animales con sus cuidadores, ya sean personas discapacitadas o agentes de policía. Para ello, FIDO cuenta con un sensor en el collar que transmite mensajes verbales a los humanos a través de un pinganillo.
El dispositivo se ha desarrollado pensando en los perros lazarillo y los perros policía.
El objetivo de FIDO no es, por tanto, que las mascotas avisen explícitamente a sus dueños sobre sus mayores o menores ganas de darse una vuelta por su árbol favorito, sino facilitar la comunicación entre canes que realizan labores de apoyo y sus cuidadores. Perros lazarillo y también canes preparados para la detección de explosivos o la búsqueda de cádaveres resultarán mucho más útiles gracias al dispositivo, que permitirá avisar con más precisión de determinadas situaciones que de otro modo podrían resultar confusas.
El imparable avance de la 'ropa tecnológica'
Google ha conseguido que su Google Glass, unas lentes conectadas a Internet, se lleven toda la atención de los medios, pero otras muchas empresas están desarrollando gadgets que anuncian el advenimiento del Internet de las cosas. Son constantes los rumores sobre el supuesto iWatch de Apple y el smart watch Pebble ha obtenido gran parte de su financiación a través de una campaña de crowdfunding en Kickstarter (más de 10 millones de dólares estadounidenses recaudados cuando sólo se solicitaban 10.000), pero más allá de objetos destinados al gran público y de la rentabilidad comercial que las grandes empresas de la red quieran obtener de estos avances, investigadores de todo el mundo tratan de hallar los límites de estos dispositivos tecnológicos.
Más allá de posibles invasiones de la privacidad o de usos no previstos de estos gadgets, como la grabación o visionado de vídeos porno, lo cierto es que hacen más cercana la afirmación de Marshall McLuhan sobre los medios como extensiones de los sentidos humanos: igual que un avión es una extensión de nuestros pies, los nuevos medios son extensiones de nuestras habilidades mentales. El dispositivo que desarrollan en el Instituto Tecnológico de Georgia es un buen ejemplo: se trata de un gadget que, si cumple lo que sus creadores prometen, permitirá que perros y humanos comiencen por fin a entenderse.