España

Sánchez traslada a miembros de su dirección que no hará presidente a Puigdemont y maneja un adelanto electoral

El PSOE no aceptará ningún escenario en el que Illa no presida la Generalitat, aunque cueste a Sánchez una legislatura que en su entorno prevén "corta"

  • Pedro Sánchez, presidente del Gobierno -

Pedro Sánchez no hará presidente de la Generalitat a Carles Puigdemont. Se trata de un extremo rotunda y públicamente descartado por el propio PSC y que el presidente del Gobierno ha mantenido en firme a su más estrecho círculo de colaboradores. El PSOE pondrá toda la carne en el asador para que Salvador Illa sea el próximo presidente catalán. Y, como ha podido saber Vozpópuli, lo hará hasta sus últimas consecuencias. Es decir, aunque la decisión suponga la repetición electoral en Cataluña y un terremoto en Madrid que dé al traste con la legislatura. Es por ello que el sintagma "elecciones generales" ya asoma por boca de algunos fontaneros de Ferraz.

La convicción de los socialistas es firme: Illa será el próximo presidente de la Generalitat "porque la mayoría independentista se ha perdido" y porque han "ganado las elecciones tanto en votos como en escaños". Así lo manifestó este lunes Núria Parlón, portavoz del PSC. "Esto le tiene que quedar muy claro a Puigdemont, aunque nos amenace con bloquear la gobernabilidad en España", vio el envite adelantado por el líder de Junts en la misma noche electoral y confirmado a primera hora de este lunes.

Y es que, si bien todavía en plena resaca electoral, la senda de Illa hasta la Casa dels Canonges se enmarañó rápidamente. No sólo por el órdago lanzado por Puigdemont. También por el anuncio del presidente saliente, Pere Aragonès, de que ERC se irá a la oposición y no estará "para facilitar una investidura del PSC". Los 20 diputados republicanos, saquemos el pactómetro, son indispensables para alcanzar –con los 42 del PSC y los seis de Comuns Sumar– los 68 necesarios para lograr la mayoría absoluta en el Parlament. Ésa es la "primera instancia" que abordará tras su ronda de contactos el líder del PSC, adelantó Parlón. ¿La segunda? "Tampoco cerramos la puerta a hablar con Junts", aseguró.

"Veremos, aún es pronto", emplazan fuentes cercanas al expresident en conversación con este periódico, deslizando la posibilidad de una larga partida de cartas entre Sánchez y Puigdemont. El líder de Junts anunció en Argelèrs-sur-Mer, la localidad del sur de Francia donde se estableció una vez comenzada la campaña, su intención de presentarse a la investidura y de defenderla personalmente en el Parlament de Cataluña. Esto es, volviendo a España seis años y medio después de huir de la Justicia y tomar rumbo a Waterloo.

Descartan una moción de censura

"Tenemos potencialmente más opciones de ser investidos en segunda vuelta, en segunda votación, si hiciéramos un gobierno de coherencia soberanista", tanteó Puigdemont, cuyas cuentas sólo prosperan con los votos favorables de ERC y la CUP y la abstención del PSC. Además, para el líder del Junts, la investidura de Illa pasa "necesariamente por el PP y no se puede beneficiar ni por activa ni por pasiva de una abstención de Vox". Una maniobra que da por inamovible la postura de Aragonès y que redobla la presión sobre Esquerra, con quien ya ha iniciado contactos, sí; pero que también advierte a los socialistas de que cualquier entendimiento con el PP "dejaría sin sentido" el "acuerdo en Madrid".

¿Qué significa eso? Los siete diputados de Junts son fundamentales para que el Gobierno de coalición saque cualquier votación adelante, tan estrecha es la aritmética parlamentaria asumida por Sánchez, por la misma razón que también son capaces de decantar la balanza hacia el otro lado de la Cámara Baja. Ése que sólo integran el PP y Vox. Llegados a este punto, la sala de máquinas de Ferraz descarta que Puigdemont se aventure con una hipotética moción de censura de la mano de sendos socios coyunturales. Eso sí: prevén una "legislatura corta" que difícilmente alcanzaría el "año y medio". Además, existe una honda preocupación sobre la posibilidad de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2025.

Fue Esther Peña, portavoz del PSOE, quien aseguró que "los resultados de estas elecciones no tendrán ninguna repercusión en la gobernabilidad", siguiendo la necesaria política de apaciguamiento socialista, que ha de manejar la situación con mano de tedax. Pero una afirmación que choca manifiestamente con las amenazas arrojadas por Puigdemont. No obstante, y puestos todos los naipes sobre el tapete, en Ferraz confían en que se trata de una investidura teleológicamente destinada a materializarse. El principal escenario que barajan es el de un Govern de coalición entre PSC y Comuns Sumar que, con 48 diputados y a imagen y semejanza del Gobierno de España, tenga el apoyo extraparlamentario de ERC.

¿Por qué? Por la gran baza que supone la Ley de Amnistía y porque la alternativa en Madrid es un Gobierno liderado por Alberto Núñez Feijóo, más lesivo con los intereses independentistas. De hecho, en Génova se ríen de la posibilidad de que Sánchez baraje un adelanto electoral, algo que consideran que no confesaría ni al cuello de su camisa habida cuenta del reciente episodio de los cinco días sabaticoreflexivos del presidente en Moncloa. Pero así lo hecho saber Sánchez a sus pocos alfiles. Nada se sabrá antes de las elecciones europeas. Y el Parlament tiene que constituirse antes del lunes 10. Un día después.

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