Opinión

Trans por Palestina

Esta última semana, los vertederos psiquiátricos en los que se han convertido las universidades norteamericanas han vuelto a recordarnos cuál es el punto exacto de demolición en el que se encuentra

  • Un cartel en medio de la marcha del 4 de noviembre en Washington DC

Esta última semana, los vertederos psiquiátricos en los que se han convertido las universidades norteamericanas han vuelto a recordarnos cuál es el punto exacto de demolición en el que se encuentra Occidente y su metrópoli a la vanguardia. Ir a la Universidad en EE.UU. quizá ya no sea algo serio, pero sigue siendo muy caro. La inmensa mayoría de estudiantes salen de allí con una deuda de al menos 15 años. A pesar de dicho desembolso muchos se dedican a matricularse en los cursos ofrecidos en absolutamente todas la Universidades (España y resto del destruido Occidente incluido) y hacer tesis doctorales sobre “la interseccionalidad del género en la mujer trans agricultora”. Están seguros que esa formación les va a reportar unos empleos con ingresos suficientes para pagar esos enormes créditos estudiantiles. Al menos si nuestra civilización es capaz de sobrevivir a esta ola de auto destrucción, podrán decir debajo del puente en el que acaben que son “doctores” (de estupideces). No crean que esto es algo de los locuelos americanos, en Europa sólo estamos a unos pocos cursos por detrás.

En esta ocasión las protestas han sido con motivo del conflicto en Oriente Medio. Con un estilismo uniformado de guerrilleros palestinos del COVID, ataviados con mascarillas, banderas y pañuelos palestinos han estado acampados durante semanas destruyéndolo todo y arrancando banderas americanas del campus. No parecía que enarbolasen un discurso en defensa de la paz, algo que sería lógico y loable. Ni siquiera parecían saber nada e importarles menos los palestinos. Había un rechazo explícito a la existencia del Estado de Israel, una peligrosa fascinación con el Islam y por encima de todo un profundo odio a Occidente, a ellos mismos.

El auto odio es algo a tratar de forma urgente en nuestra sociedad perdida y vacía. Qué lleva a mujeres libres occidentales, a homosexuales de San Francisco y a estudiantes universitarios transexuales, transgénero o no binarios a defender el Islam es algo que merece respuesta, denuncia y oposición férrea para quienes aún mantenemos la cordura en este manicomio de descivilización.

Trans for Palestine resume cómo el Occidente que se odia a sí mismo, desesperado en su propio vacío anhela ser dominado y destruido por quienes no comparten su opresión, sino su odio a Occidente

Una pancarta que se extiende por occidente es la de Trans for Palestine (transgéneros en apoyo a Palestina). No se trata de que un colectivo que se considera oprimido, como el colectivo trans, empatice con quienes también identifican como colectivo oprimido. Nunca recuerdan que quienes han rechazado, despreciado y utilizado a los palestinos son los países árabes. Trans for Palestine resume cómo el Occidente que se odia a sí mismo, desesperado en su propio vacío anhela ser dominado y destruido por quienes no comparten su opresión, sino su odio a Occidente.

La descristianización ha llegado a su momento más oscuro. Creen que el Cristianismo es la serie distópica del “Cuento de la criada”. Una serie donde las mujeres son oprimidas, mutiladas, violadas, silenciadas y maltratadas en una sociedad arcaica de control absoluto. El “Cuento de la criada” es la mejor representación que se ha hecho del mundo islámico dirigido por el Partido Comunista, pero lo que aparece en la exitosa serie como causante de dicha opresión es la Cruz, el Cristianismo.

La mentira cultural en la que vivimos nos ha traído hasta aquí. Ante esta situación es hasta lógico que en el colmo de la confusión existencial un joven transexual de Ohio con barba, muy maquillado y pelo largo rubio se grabe con un Corán en la mano diciendo que había descubierto las bondades del Islam y deseaba abrazarlo. La estupidez humana es sin duda algo infinito. Yo le pagaría un billete al país islámico que elija para que pueda descubrir y abrazarse allí al primero que encuentre, pero tengo misericordia cristiana.

En realidad, lo que le sucede a ese joven es que ha nacido en el vacío nihilista que le ha llevado a hormonarse para poder soportar su aspecto. Una sociedad que mató a Dios y ahora tiene un primer encuentro con algo que suena a eso desconocido. Conocer a creyentes musulmanes que no ocultan su cultura en los campus universitarios le ha hecho ver a eso joven que quizá exista algo más allá de la nada. Hemos visto a mujeres probablemente doctorandas de género e igualdad uniéndose al rezo, siempre en un lugar secundario y detrás de los hombres musulmanes.

El problema es que si a ese joven trans le mintieron con su cultura cristiana, más le han mentido sobre el Islam. Muchos creen que el choque entre la cultura woke y el occidente islamizado provocará un despertar en la progresía. Olvídense. Son aliados naturales en su guerra para eliminar al enemigo común, usted, Occidente. Pero sin ninguna duda la victoria sería del islamismo con una mezcla de control tecnológico. Un verdadero Cuento de la Criada. Una pesadilla que combatiré mientras tenga voz en un mundo que un día fue libre que persigue la verdad.

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