País Vasco

Dos casos de corrupción y clientelismo del PNV amenazan la campaña de Urkullu

La oposición utilizará el 'caso De Miguel', que probaba la corrupción de los peneuvistas, y las múltiples adjudicaciones a la empresa Montai contra la formación gobernante durante la campaña de 5-A

Tanto las encuestas como las sensaciones más extendidas en la opinión pública apuntan a que el PNV ganará con facilidad las elecciones vascas del 5 de abril. Es muy probable que así sea. Pero la oposición va a intentar impedirlo y, para ello, cuenta con dos armas que amenazan la campaña del lehendakari, Íñigo Urkullu: la reciente sentencia del Caso de Miguel y la red clientelar de contratos del Gobierno vasco con el Grupo Montai. 

Uno de los motivos que esgrimió el lehendakari para adelantar las elecciones autonómicas es que en Euskadi había "un clima de campaña electoral constante". Otro de los argumentos es que en los meses que restaban de legislatura, hasta septiembre, era complicado que salieran adelante algunas de las 29 leyes que están en tramitación en el Parlamento vasco. 

En otras palabras, Urkullu culpaba a los partidos de la oposición del adelanto electoral. Lo que el lehendakari no dijo, porque no le convenía admitirlo, es que al convocar las elecciones el 5 de abril él mismo lograba esquivar varias comparecencias parlamentarias que se preveían tensas porque los partidos iban a preguntarle por dos cuestiones que lo incomodan especialmente: el caso de Miguel y las adjudicaciones a Montai.

Se libra en el Parlamento... pero no en la campaña

El presidente del Gobierno vasco se libró de hablar de estos temas en sede parlamentaria. Pero no va a librarse en la campaña electoral. A tenor de lo visto en las últimas horas, los partidos, en especial Bildu y el PP, que están siendo los más críticos en estos asuntos, van a utilizar tanto la corrupción del PNV que reflejó el caso de Miguel como la presunta red clientelar del caso Montai para erosionar al lehendakari

Ambos casos son diferentes pero parten de una misma premisa: la utilización de las instituciones por parte del PNV para favorecer a miembros del partido. En el caso de Miguel se trató, según sentenció la Audiencia Provincial de Álava, de una red corrupta dedicada a obtener irregularmente contratos de administraciones gobernadas por la formación y a cobrar comisiones.

El caso de las adjudicaciones de Montai, que todavía no está judicializado, va en esa línea. Porque ya se ha demostrado que el Gobierno vasco realizó una multitud de contrataciones, muchas de ellas a dedo, con las empresas del grupo Montai, que está dirigido por Aitor Elorza, miembro del PNV de Guipúzcoa. En la oposición van a insistir en estos dos casos como ejemplos del "modus operandi del PNV", en palabras de Arnaldo Otegi, líder de Bildu. 

En el PNV dan por amortizado el caso de Miguel porque creen que han dado todas las explicaciones necesarias, porque los condenados ya no están en el partido y porque la sentencia todavía no es firme. Y aseguran que lo de Montai no esconde irregularidad alguna. Pero estos temas van a estar presentes en la campaña.   

Otros obstáculos para Urkullu: Osakidetza y Zaldibar 

Asimismo, la carrera de Urkullu hacia la reelección tiene otros dos obstáculos. El primero de ellos es el caso Osakidetza, que versa sobre las oposiciones amañadas del Departamento de Sanidad. De hecho, para el Gobierno de PNV y PSE este ha sido el principal quebradero de cabeza durante la legislatura ahora concluida.

El momento más difícil se produjo hace casi un año, cuando se produjo la dimisión de Jon Darpón, consejero de Salud del EjecutivoQuedan muchos cabos sueltos por aclarar en este caso. Bildu, PP y, sobre todo, Podemos, el partido más implicado en dar luz a este asunto, van a insistir en exigir explicaciones y responsabilidades al PNV. 

El obstáculo restante para el PNV tiene que ver con en la tragedia acontecida la pasada semana en el vertedero Zaldibar, donde un desprendimiento de tierra vinculado a unas obras provocó la desaparición de dos trabajadores. La oposición culpa al Gobierno vasco de la mala gestión del caso. Urkullu y los suyos están que trinan por esas acusaciones. Prueba de ello es que el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, denunciaba este miércoles el "carroñerismo político" de quienes pretenden "aprovechar una desgracia" como la de Zaldibar para "lanzarse contra el Gobierno".

De todos estos casos se va a hablar mucho en Euskadi en las próximas semanas. La precampaña se prevé caliente. Y la campaña no va a ser precisamente tranquila para Urkullu. 

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