Opinión

Juro por España, las trece rosas y por el tobillo de Lastra

Arranca la Legislatura con un ceremonial grotesco y vergonzante. El callejón del Gato en la Carrera de San Jerónimo

  • El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante la sesión de constitución de las Cortes

Unos juraban y otros prometían, como siempre. Unos "por imperativo legal" y otros por la cara. Unos "por España" y otros "por las trece Rosas" (¿mande?), o por la república catalana ("eso no existe, idiota!"), o por los presos. La Legislatura arrancó con mal pie, Adriana y su tobillo, que lata, y reunió todos los componentes de la extravagancia, el disparate, la provocación y la indecencia. ¿Pero alguien puede acatar la Constitución con un mínimo de respeto, algo de decoro, y punto? 

En estas Cortes la normalidad es una excepción y los ocelotes empiezan a ser mayoría. Comunistas, independentistas, autonomistas, regionalistas, golpistas y algún trepa ocupan casi la mitad de la Cámara. Una abrumadora mayoría que se adhiere a los ijares de Pedro Sánchez para conseguir una cartera, un referéndum o una nación, según se ponga el día.

La formación de las Cortes augura un horizonte preñado de incógnitas y rebosante de certidumbres. De las segundas, a saber: será una legislatura bien corta, si es que consigue arrancar. Pasará a la historia como un infame ejercicio de desprecio al edificio de la Constitución y del Estado de derecho. Bastaba con recorrer los pasillos o deambular por la cafetería del Congreso para percibir ese espeso y maloliente tufillo a  desacato, a rechifla y a desprecio. Tanta gente odiando a España. Tal era el insufrible jolgorio que hasta Rufián parecía el paradigma de la circunspección.

Los escasos cerebros que por allí se resisten hicieron, sin embargo, sus labores. En el PSOE no todos son la réplica de Sánchez

Los escasos cerebros que por allí se resisten hicieron, sin embargo, sus labores. En el PSOE no todos son la réplica de Sánchez. Los hay que trabajan, se esmeran y hasta aciertan. Tanto, que consiguieron birlarle un escaño a la derecha y convertir a la pobre Ana Pastor, en su día presidenta de la Casa, en una mera figurante de la Mesa con derecho a frase (una vez al trimestre). Al PP le salió mal su estrategia de 'Suma' y 'Suma', Vox sigue jugando al niño incendiario y Ciudadanos se ha quedado a vestir santos. La derecha, apalizada. Y la izquierda, victoriosa: 6-4, como un inapelable set de Rafa. No está mal para empezar. El árbitro del partido, un diputado con barbas que juega a engolar su prosa, no siempre con acierto, nos recordó del nuevo que el callejón del gato anda cerca de la Carrera de San Jerónimo. Tanto que casi son sinónimos.

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