Una suma que no es España Suma. Partido Popular y Ciudadanos deben formalizar una coalición preelectoral para acudir a los comicios del 10-N y aprovechar la generosidad de la Ley D'Hont con las mayorías. Pero sin Vox de la mano. Es la fórmula que propone el ex ministro José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944), quien considera que el electorado español, aun con el paso de los años, no se ha movido del centro político. Recibe a Vozpópuli en su casa (un museo, más bien) en una acomodada zona de la capital, ofrece una charla rica en análisis político, histórico y social, y vaticina que vienen curvas: "Hacer todas las reformas que necesita España tiene un coste electoral. Y ese coste electoral solamente se puede asumir si es un coste compartido".
¿Volver a las urnas el 10-N va a resolver algo?
Yo creo que el resultado va a ser muy similar al actual. Nadie va a lograr mayoría absoluta y van a ser necesarias las alianzas postelectorales. Los cambios van a ser poco significativos, salvo que se produjese uno de esos elementos que cambian el escenario, como podía ser una alianza preelectoral entre Ciudadanos y el Partido Popular.
¿Pero usted la contempla?
Hay que analizar lo que ha pasado y lo que va a pasar, es la única forma de entender que es lo que tenemos que hacer. Tenemos que partir de la base de que la crisis de Lehman Brothers supone un cambio no solo en el escenario económico, sino también en el político y en el terreno de las ideas. Esta crisis fue tan significativa como la de 1929 o la de 1973, que inicia la revolución neoconservadora: en lo económico apadrinado por Milton Friedman, que sustituye en el imaginario colectivo a Keynes, y en el terreno de la política por Reagan y Thatcher. Esa revolución neoconservadora llega hasta la crisis de Lehmann Brothers (2008), donde se demuestra que la no regulación conduce a una catástrofe económica. Surge un movimiento de rechazo al establishemnt, que son los indignados, con la necesidad de imaginar unas reglas diferentes. Esto aquí se materializa con la aparición de Podemos. Desde el punto de vista español, se rompe el bipartidismo, termina la segunda restauración, o la primera transición, que como todo aquí dura 40 años.
¿Y cómo se desarrolla esa segunda restauración?
Con un esquema muy similar a lo largo de los años. Dos partidos en la centralidad política, capaces de consensuar la estructura del estado, con dos movimientos marginales. En el año 77 eran Alianza Popular, que acepta la democracia, y el Partido comunista, que acepta la monarquía. Esa centralidad política se mantiene fundamentalmente hasta el año 82.
La victoria de Felipe González...
Entonces hay quien sostiene, fundamentalmente en círculos empresariales, que Unión de Centro Democrático estaba demasiado volcado al centro y que hay que sustituirlo por movimientos más de derecha. Eso explica la financiación de Alianza Popular, que era marginal con 6 escaños, y todo lo que dinamita UCD. Se produce la sustitución de UCD por Alianza Popular y el resultados son 202 escaños del PSOE frente a 105. Eso se vendió como un régimen bipartidista y aun hoy hablamos del bipartidismo. Pero en realidad era un unipartidismo imperfecto. ¿Por qué Felipe gana? Porque comprende que el Partido Socialista solo gana si va al centro y por eso hizo el movimiento de eliminar el marxismo. Se convierte en un partido centrista y gana. UCD es sustituido por un partido menos centrista y pierde.
Un ciclo que dura hasta la llegada de Aznar.
Aznar refunda Alianza Popular, que se convierte en el Partido Popular, cambia los signos externos externos del Partido Popular y, lo que es mas importante, hace saltar a los eurodiputados de la bancada conservadora a la del Partido Popular Europeo. Se encardina en la corriente de centro europea y eso hace del PP un partido que sea realmente alternativa. Eso que ha ido funcionando con gobiernos del PP y del PSOE, se rompe en 2015, con la aparición primero de Podemos. Y Cataluña, que es un fenómeno absolutamente peculiar, determina el nacimiento de Ciudadanos, que aparece con un triple propósito: frenar el separatismo, luchar contra la corrupción y modernizar el aparato productivo español.
Así es cómo el bipartidismo salta por los aires.
Y más con la aparición de un fenómeno como Vox en las elecciones andaluzas. Esto ya no se puede interpretar en términos de tango y sí en términos de sardana. ¿Y qué es lo que hay que hacer ahora? Unir las fuerzas de centro derecha -Vox no es una fuerza de centro derecha, es otra cosa- en una coalición electoral y anclar esa coalición electoral en la centralidad política.
¿Es imprescindible que se configure como coalición electoral?
Si queremos utilizar las reglas de juego del sistema D’Hont, que beneficia a las fuerzas mayoritarias en detrimento de las minoritarias, la única forma de que ese bloque tenga opciones de ser alternativa de gobierno es la coalición preelectoral.
Hay que tener en cuenta que estamos en un mundo nuevo. Vamos a tener una fosilización de la cuestión catalana después de la sentencia y vamos a una situación económica muy complicada.
Me está hablando en definitiva de España Suma, sin Vox...
Yo lo he llamado Juntos por España, pero vamos, me es igual: esa es la fórmula racional. Si esto no se produce y el resultado es el que dicen las encuestas –PSOE y PP suben, Podemos y Cs bajan aunque no mucho-, el esquema político va a ser el mismo. Hay que tener en cuenta que estamos en un mundo nuevo. Vamos a tener una fosilización de la cuestión catalana después de la sentencia y vamos a una situación económica muy complicada. Todos los indicadores económicos lo indican. Especialmente la curva de rendimiento, que determina que el bono a tres años es más caro que el bono a 10 años. Eso indica que los inversores prevén que estamos en vísperas de una recesión.
¿Y cómo va a ser esa recesión?
Es una crisis distinta a la de Lehman Brothers, que fue una crisis de demanda y se arregló con política monetaria y presupuestaria. Esto es una crisis de oferta. Porque esta determinada por factores geopolíticos: el conflicto comercial entre China y EEUU con tarifas recíprocas, el conflicto de divisas entre estos dos países, el conflicto de la lucha por las nuevas tecnologías como 5G o la inteligencia artificial, el Brexit y el aumento de tensiones en Oriente Medio, especialmente con Irán…
Un escenario mucho más complejo.
Mucho más. Todos esos factores van a determinar que ésta sea una crisis de oferta. La economía mundial se va a balcanizar. El America first, el proteccionismo, el Brexit… De esta manera las cadenas de producción, que ahora están muy integradas se van a romper, y van a aumentar los costes. Y al mismo tiempo va a a descender la producción. Eso significa que siendo una crisis de oferta habrá que tirar de política monetaria porque no tenemos otra, pero ya el agua que tenemos en los tanques para apagar el fuego es muy poca porque los tipos de interés están muy bajos y no vas a estar comprando bonos toda la vida. ¿Qué es lo que hay que hacer? Una política de reformas estructurales. Viene la digitalización, las tensiones comerciales… Y esas reformas estructurales requieren un consenso entre los partidos del sistema. Por eso yo propuse una especie de unión patriótica entre el PSOE, el PP y Cs en torno a un programa concreto, por eso yo mismo redacté una reforma de la constitución, de la administración, del sistema fiscal, del estado de bienestar... Y a partir de ahí, en dos años se disuelve, y a quien Dios se la dé que San Pedro se la bendiga.
¿Todos a una? Permítame que dude.
Es lo que hizo Adolfo Suárez. Dijo, una vez que hemos culminado la Constitución se ha normalizado la situación y podemos ya jugar… Pero en situación de emergencia como la que viene, el juego no puede ser normal. Porque España está peor preparada para una crisis de este tipo: tenemos una deuda publica mayor que la media de la UE -100% la media de la UE es 8,7-, una deuda pública del 100% del PIB y tenemos una deuda externa muy importante, con la diferencia que gran parte de ella está en manos extranjeras, con lo que cualquier tensión geopolítica te afecta. Entonces, pongamos remedio a esta situación. Inauguremos esa segunda transición culminados esos 40 años que parece ser el término de duración de las cosas en España.
Pedro Sánchez no quiere coaliciones a izquierda y derecha, lo dijo en su última entrevista, quiere gobernar en solitario.
Es que yo no entendí el planteamiento. Creo que él asume y acepta que no va a tener mayoría absoluta, luego va a necesitar una coalición. Esa coalición parece que no le dejaría dormir si la hace con Unidas Podemos, pero parece que tampoco está dispuesto a hacerla con Cs y PP. Con los dos. Porque éste es un dato clave. Ni Cs ni PP pueden ir a una alianza con Sánchez dejando al otro fuera, porque le dejaría el monopolio de la oposición. Por eso debe ser una operación conjunta. Entonces, sin coalición ni con Podemos ni con el bloque constitucionalista, ¿cuál es la solución para Sánchez? ¿Votar eternamente? Es que las reglas de juego son las que son.
El gran error que hemos cometido, y habrá que hacer una reflexión, es convertir a un radical como es Sánchez en un centrista.
Sánchez parece haber arrancado la campaña con duros reproches hacia Iglesias para tentar al votante que Ciudadanos que duda si cambiar la papeleta. O sea, en busca del centro…
Es que fuera del centro no hay salvación. El gran error que hemos cometido, y habrá que hacer una reflexión, es convertir a un radical como es Sánchez en un centrista. Eso tiene cierto mérito intelectual. Es un radical absoluto. Negociar con Sánchez es muy complicado. Cuando ya es secretario general del PSOE intenta una alianza con Ciudadanos, la rompe después, y en julio ofrece a Unidos Podemos un gobierno de coalición que ya no vale y nadie entiende por qué. Porque si ahora no le permite dormir con un partido con visiones tan contrapuestas sobre la idea de España o el modelo económico, por qué podía dormir en julio…
En esas condiciones, ¿cómo es posible emprender una negociación?
Lo que tienes que hacer si vas a pactar con Sánchez es tener un pacto muy cerrado, muy concreto. Yo llevaría incluso la redacción de la constitución que hay que hacer. Hay que reforzar la idea de España, corregir los defectos de la organización territorial del estado, que hay que abordar en términos de gastos de todas las administraciones… Todo eso muy cerrado, en un tiempo muy concreto y con un peso relativo que nos permita en la mesa exigir. Y eso solo se consigue si el bloque PP-Cs es superior o igual al que representa Sánchez. De otra manera no hay forma de controlarle. Sánchez no entiende más que el lenguaje de la fuerza.
La abstención puede entrar en juego. ¿Se van a quedar los españoles en casa?
Yo eso, honradamente… Yo soy constituyente y empecé a oír hablar del desencanto en el año 79. Al final la gente sabe que se está jugando sus garbanzos y va a ir a votar. ¿Va a alterar la abstención el resultado? Yo creo que no. Se va a repartir de manera más bien equilibrada.
¿El factor Errejón, si finalmente da el paso, cómo puede influir en las elecciones?
Estoy convencido de que es una maniobra de Sánchez para fragmentar Unidos Podemos. Pretenderá comprar más barato a Podemos en el supuesto de no tener otra alternativa. Y va a intentar que la derecha esté más fragmentada de lo que está, con los dos partidos de centro derecha y Vox, que no es un partido de centro derecha, pertenece a otra cultura. Eso es de primero de EGB. Algunos dicen que es responsabilidad de algunas personas del PP haber fomentado Podemos para debilitar al PSOE…
¿Y fue así?
No lo sé. Es una leyenda urbana que circula en la Villa y Corte.
Sánchez solo entiende de vencedores y vencidos. Con él no hay prisioneros. Si no, que se lo pregunten a sus compañeros.
¿Qué valoración hace de la gestión de Pablo Casado al frente del PP en estos meses?
Está siendo prudente. Heredó el partido en una situación muy complicada, lastrado por las tres ces (crisis, Cataluña, corrupción) y tras una experiencia muy dura en un congreso con las fuerzas muy equilibradas. Creo que las propuestas que está lanzando con España Suma son razonables y creo que supo corregir el tiro. En las pasadas generales hubo gestos que permitieron a la izquierda identificarnos con Vox. Yo critiqué que ofreciera ministerios a Vox, lo cual contradecía la tesis de que el voto a Abascal era un voto inútil. Eso se corrigió en la autonómicas y municipales, y en lo hecho posteriormente ha mostrado un talante dialogante, moderado, poco radical… Es que ha cambiado muchas cosas. Pero una cosa no. El electorado español sigue estando en el centro. En el diálogo, en la moderación, el entendimiento del otro… Yo no sé si nosotros vamos a saber explicar que Sánchez es un radical incapaz de entenderse con nadie. Él solo entiende de vencedores y vencidos. Con Sánchez no hay prisioneros. Si no, que se lo pregunten a sus compañeros. Eso al pueblo español no le gusta.
Pero las encuestas dan un crecimiento a Sánchez. Y notable.
Es el presidente del gobierno en funciones. Encuentra en los partidos de la oposición al PP que ha atravesado su calvario particular y seguramente aún no hayamos llegado al Gólgota, Cs que ha hecho movimientos que han despistado al electorado, y no les gusta Podemos ni Vox. C … Él va a hacer una cosa: trasladar la imagen de estadista, que es lo que está transmitiendo Iván Redondo. Fomentar la valoración de los periódicos extranjeros de lo que aquí estaba pasando y la valoración de su persona como el único que podría dar estabilidad. El factor exterior lo va a jugar a fondo.
Hombre clave, Redondo.
Un hombre muy listo. Tan listo que cuando yo fui ministro de Asuntos Exteriores le pedí colaboración y yo tenía a su número dos en el ministerio.
¿Sánchez es lo que dice Redondo que sea Sánchez?
Sí, pero Redondo es un experto en márketing electoral, no es un estratega. Es decir, ser lo que dice Redondo no es lo que tiene que hacer un presidente del gobierno. Jugar a Cyrano de Bergerac no tiene demasiado sentido.
Se le repcrocha que a veces es más importante la forma que el fondo, que hay mucho artificio.
Es que para gobernar hay que tener una idea de España. Tienes que saber lo que quieres hacer con España y para qué. Y aquí eso no se discute. En la campaña anterior hubo dos debates entre los candidatos presidenciales, no se habló ni una palabra de política internacional ni de Europa ni de Brexit. En un país que depende absolutamente de lo que pasa fuera, no hablar de eso extraordinariamente grave. Discutimos quien es responsable de que no haya habido un acuerdo, pero no qué va a hacer usted para arreglar este tema. En octubre tenemos una sentencia del procés, está el Brexit en octubre, si los gurús económicos aciertan en 20 meses tenemos en una recesión económica… Y eso no sé si es de Iván Redondo, pero yo me malicio que Sánchez ha querido ir a elecciones porque la solución de un gobierno con Unidas Podemos él sabía que era un gobierno inestable y que tendría que convocar elecciones cuando ese gobierno fuera incapaz de ponerse de acuerdo por ejemplo en presupuestos. Entonces esas elecciones les cogían ya cuando los signos de la recesión eran evidentes…
Mejor anticiparlas…
Porque si hablamos de cosas importantes, lo realmente peligroso del esquema de Sánchez es que repite el que quiso poner en marcha Zapatero. Una vez que llega a la conclusión de que la hegemonía del PSOE no es posible, concibe un modelo en que el PSOE es el único partido presente en los territorios históricos (Cataluña y País Vasco), eliminando cualquier formación de centro derecha allí, y eso lleva a un acuerdo con los nacionalistas, incluso con los extremos: el pacto de Tinell, el BNG y el intento de hacerlo con los herederos de Batasuna aunque eso no fue posible por la voladura de la T4. En ese esquema, el PSOE es el único partido capaz de vertebrar la nación. Vertebrarla de aquella manera, porque supone renunciar a la idea de España en esos territorios. Y Sánchez está en ese tema. Por eso la unión de PP y Ciudadanos es importante en toda España, pero es importante en esas nacionalidades históricas. No podemos desaparecer de Euskadi y de Cataluña.
Usted saludó la última finta de Rivera. ¿No considera que llegó demasiado tarde?
Es que aquí la mayoría de las apuestas estaban en que Sánchez llegaba a un acuerdo con Unidas Podemos, incluso con la investidura gratis. La gran tragedia era un gobierno del PSOE con Podemos. Es una solución contraria a los tiempos, es no entender lo que está pasando y la menos adecuada para hacer frente si hay un temporal que descarga. Rivera dijo que antes de eso, se iba a abstener a cambio de cuatro condiciones: evitar que Navarra acabe en manos del nacionalismo navarro, tomar precauciones en Cataluña estudiando el 155 y sin indultos, y no adoptar una política económica que agrave los problemas que tiene España y que nos deje inermes ante una crisis. Aquí hay dos cosas importantes para entender lo que ha pasado: hacer todas las reformas que necesita España tiene un coste electoral. Y ese coste electoral solamente se puede asumir si es un coste compartido. Aunque solo sea por egoísmo partidista por eso creo en esa gran coalición que planteo.
¿Pero por qué no empezó a negociar antes para disponer de más tiempo?
Eso habrá que preguntarle. Creo firmemente que acertó desde el punto de vista táctico, porque ha demostrado que Sánchez lo único que quiere es gobernar solo. Si estamos en el relato de quién es el responsable de ir a elecciones, ése es Sanchez porque la única solución era una coalición y el no aceptó una coalición. Con Sánchez, hay que decir: el Rey está desnudo.
Hablando de Reyes, algunos quisieron meter a Felipe VI en el ajo de la solución…
Habrá que buscar en el articulo 99… Lo que no podemos es ir a elecciones y después a otras elecciones… Habrá que buscar una solución. Yo estoy estudiando el caso de Bélgica. Es una monarquía constitucional con inmensas dificultades para formar gobierno. Y hay una figura que es el facilitateur y otra que es el médiateur. Habrá que buscar una formula, porque llevamos desde el año 2015 sin hacer nada…
¿Le hubiera gustado que Casado emprendiera esa iniciativa que sí tomó Rivera?
Yo creo que Casado no lo había explicitado de esa forma tan clara, y por eso Rivera obtuvo ese golpe de efecto. Pero Casado llevaba ofreciendo pactos de Estado a Sánchez durante mucho tiempo y lo ha dicho en repetidas ocasiones. En el fondo no hay diferencias en lo que han planteado él y Rivera.
Yo no tengo la menor duda de que Feijóo es absolutamente leal al proyecto de Pablo Casado en el PP
¿Tiene que preocuparse Casado por la oposición interna que hace Feijóo desde Galicia?
Yo no creo que Feijóo este haciendo oposición. Es que si queremos que los partidos políticos tengan credibilidad, un partido de gobierno tiene que tener sensibilidades y opiniones distintas. Y tú no puedes ahogar esas sensibilidades distintas. A mi que Feijóo tenga en algunos temas opiniones diferentes me parece normal. En un partido político hay que discutir, y luego cuando se tome una decisión, iremos todos a una. Un partido en que todo el mundo guarda su opinión a la espera de lo que opina el César es un partido muerto. Yo no tengo la menor duda de que Feijóo es absolutamente leal al proyecto de Casado.
¿Considera que el PP se ha revitalizado con Cayetana como portavoz?
Cayetana, como todos, tiene ventajas e inconvenientes. En su caso, que es una persona muy brillante y muy visible, son mas evidentes. Es una persona muy inteligente. Y tiene opiniones que están bien y gestos que no son tan brillantes.
¿Hay motivos para aplicar hoy el 155 en Cataluña?
Están al borde de que haya que aplicarlo. Si Torra, como ha dicho, entra en un proceso de desobediencia de la sentencia y de ‘lo volveremos a hacer’, hay que aplicarlo. Estamos en una situación muy grave. También digo que se podían haber hecho en Cataluña muchas cosas sin 155.
¿Ha dejado Ciudadanos Cataluña un tanto huérfanos a muchos catalanes tras la llegada de Inés Arrimadas a Madrid?
Parece que los resultados electorales dicen que eso es así. Yo creo que Cs, que nació para frenar al separatismo, cometió algún error. Yo hubiese sido partidario de que Arrimadas se hubiese presentado a una investidura para exponer su proyecto aunque no hubiese tenido la menor oportunidad de ganarlo. Y es una pena que Arrimadas, que es una política de extraordinario fuste, haya dejado Cataluña. Yo lo lamento. Es que Cataluña… ese tema si que me quita a mi el sueño, la unidad de España.
¿Cómo imagina Cataluña en diciembre?
El problema no es que el independentismo vaya avanzando, que no va a avanzar. Creo que si jugamos nuestras cartas bien, retrocederá. Porque, es lo mismo que el Brexit, está basado en una falacia. Y tú tienes que desmontar esa falacia. En Exteriores yo tenía un grupo que trazaba todas las semanas una estrategia interna y externa. Para que un estado sea independiente tienen que darse dos circunstancias: que controle el territorio, la población y las fronteras y, dos, que sea reconocido internacionalmente. Que Cataluña no controla el territorio es evidente, por eso hay unos señores que están siendo sujetos pasivos de un proceso. Y para que no fuera reconocido, se avanzó mucho en mi época, tanto en la ONU como en la Unión Europea. Bajo cuerda, hicimos noventa y tantas misiones en el exterior.
Esta crisis viene con el ministro Josep Borrell de salida hacia Europa.
A mí, en el tema catalán, reconozco que Borrell, por el que tengo simpatía, me ha decepcionado un poco. Él, que fue un icono. Porque necesitamos una izquierda española, igual que necesitamos un centro derecha español. El reconocimiento de la nación de naciones por parte de Borrell como ministro de Exteriores me dejó un poco perplejo y preocupado.
Aquí se ha hablado poco del Brexit. Creo que tienen razón cuando dicen que la pequeña y mediana empresa no está preparada
¿Estamos explicando bien a los españoles lo que supone el Brexit?
Hay un movimiento global, que es en el que están los populismos –incluido Vox ahora- que explotan la rabia, la frustración y el miedo al futuro. A la globalización y a la digitalización. Y la salida de la crisis se ha traducido en un aumento del desempleo y por la perdida de poder adquisitivo. Es lo que Juncker ha llamado ”déficit de futuro”. Los jóvenes empiezan a pensar que van a vivir peor de lo que hemos vivido nosotros y que el ascensor social ya no llega al ático. Eso genera frustración y eso te lleva a buscar soluciones mágicas. El Brexit no tiene ningún tipo de salida. Aquí se ha hablado poco del Brexit. Creo que hay que ir previendo lo que va a pasar y que tienen razón cuando dicen que la pequeña y mediana empresa no está preparada. Hay que ir imaginando las relaciones futuras, con un acuerdo de libre comercio lo mas amplio posible.
¿Y Gibraltar?
Si hay un Brexit duro no hay periodo transitorio. In es in y out es out. Si Gibraltar quiere estar en la Unión Europea como ha dicho y seguir siendo británica, las dos cosas, eso solo se consigue con la fórmula que yo propuse: la cosoberanía, en la que hay gestión compartida de Exteriores, de Defensa y de Inmigración, doble nacionalidad y estatuto de autonomía muy amplio. Y lo que es más importante, ganar las voluntades de los habitantes del campo de Gibraltar que ven su situación amenazada si el Brexit se produce. Estamos en una situación tan escandalosa que la diferencia de renta entre el peñón y el campo de Gibraltar es de seis veces. La zona de al lado del peñón está dejada de la mano de Dios. Hay que solucionar ese problema y yo creo que tiene solución en lo que yo llamo la hongkonginación del campo, incluido Ceuta. Un régimen económico especial que permita hacer de esa zona un emporio de riqueza y que el tráfico que viene por Suez vaya allí y no a Rotterdam. Porque el puerto de Algeciras no esta comunicado con el resto de la península, y con el corredor mediterráneo se puede hacer. Se puede hacer un aeropuerto y adecentar la zona, porque si no no iría ninguna empresa. Eso daría trabajo a las 10.000 personas que dicen que trabajan en Gibraltar. Y si no se hace, habremos perdido una oportunidad de oro.