Cataluña

El Círculo de Economía endurece el discurso contra el independentismo ante Torra

Hace un año, el 'think tank' pedía a Carles Puigdemont acudir al Congreso de los Diputados para mostrar el malestar de los catalanes y tratar de buscar una solución al problema en Cataluña. Ahora abronca a Quim Torra

  • Juan José Brugera, presidente de Colonial.

El Círculo de Economía ha endurecido su discurso contra el independentismo, enterrando definitivamente la vía del diálogo y la corrección política. "La pérdida de poder económico de Cataluña empieza a notarse", ha dicho Juan José Brugera, presidente del 'think tank' formado por la élite empresarial catalana, a cuyas jornadas asiste la cúpula política y empresarial de toda España.

"Un mundo desordenado: economías en transición, democracias en peligro" ha sido el título de la 35ª edición de las Jornadas del Círculo de Economía, inauguradas por Quim Torra, en un discurso centrado en la "represión" y el victimismo habitual del independentismo catalán.

El Círculo de Economía ha cambiado ahora el guión, con un endurecimiento del discurso contra el independentismo. Tras su aseveración, ha admitido el riesgo de un "deterioro" de la economía catalana. Frases lapidarias que entierran el discurso independentista de Quim Torra. Brugera ha emplazado a "recuperar la voz y la influencia" de Cataluña en los "centros de poder españoles y europeos" y lo hace tan solo seis meses después de pedir una "solución política" para Cataluña.

"Sería necesario un referéndum" 

Hace tan solo tres años, este mismo 'think tank', presidido entontonces por Antón Costas, recibía a Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat y residente en Waterloo, tras hacer público un documento en el que se pedía elevar a rango constitucional el Estatuto de Autonomía, mientras se mostraba favorable a un referéndum pactado con el Estado.

"Siempre hemos dicho que en Cataluña hay una aspiración mayoritaria a un mayor autogobierno (...) solo en el supuesto de una forma reiterada y consistente a aquellos partidos políticos catalanes que lleven en su programa la independencia, solo en ese supuesto, sería necesario un referéndum. Ese referéndum no tiene por qué ser el punto de partida, sino que debería ser el punto de llegada", opinaba en la jornada inaugural de mayo de 2016. A la derecha de Costas se sentaba Puigdemont, quien llegó a ser aplaudido por los presentes.

El diálogo es inexistente y, nuevamente, la alternativa de situarnos al margen de la legalidad emerge con fuerza

Al año siguiente, el mismo Círculo, pero presidido por Juan José Brugera, presidente de Inmobiliaria Colonial, advertía: "A lo largo de estos años, hemos reclamado a las partes una negociación con vocación transaccional, más allá de la retórica, a menudo vacua, del diálogo, pues sólo asumiendo logros y renuncias mutuas es posible alcanzar un acuerdo estable". "Tras más de un lustro, no se ha producido el menor avance en la resolución del conflicto, ni tan siquiera en su encauzamiento", consideraba entonces.

"El diálogo es inexistente y, nuevamente, la alternativa de situarnos al margen de la legalidad emerge con fuerza. Por ello, creemos necesario volver a insistir en lo manifestado en anteriores opiniones, si bien con un aún mayor énfasis dado que se acentúa el deterioro de nuestra vida institucional y, de no evitarlo, acarreará consecuencias para nuestro bienestar social y económico", consideraba entonces el Círculo, pero mantenía viva la llamada tercera vía: "Resulta indiscutible que el llamado conflicto catalán es de naturaleza política y que, lógicamente, su resolución sólo se alcanzará desde la política". "Hallar las salidas requerirá tiempo, como corresponde a un problema de esta magnitud, pero éstas sólo resultarán posibles si se aborda la negociación con una visión clara, completa y honesta de las consecuencias que, en todos los ámbitos, conlleven las propuestas que cada parte formule". Se firmaba este texto en marzo de 2017. La única negociación constatada después fue la unilateralidad de la Generalitat al aprobar las leyes de desconexión a principios de septiembre, el referéndum del 1-O y la declaración unilateral de independencia el 27-O.

En mayo de 2018, el Círculo de Economía reculaba a medias en sus opiniones. "El problema catalán pudo ser visto en el pasado inmediato fundamentalmente como un conflicto político con el Estado. Pero a partir de las decisiones tomadas de forma unilateral por la mayoría independentista del Parlament de Cataluña los días 6 y 7 de septiembre de 2017, ese problema ha pasado a ser, en primer lugar, un problema interno de la sociedad catalana, en términos de una fractura civil y una polarización política que impiden la gobernabilidad y la ordenada vida empresarial y dificultan la convivencia".

"El respeto al principio de legalidad en que se funda el Estado de derecho es la base de la sociedad democrática pluralista. Sin él no hay civilización", ahondaba en su opinión, pero insistía en la necesidad de encontrar "las vías legales adecuadas para encauzar las legítimas aspiraciones y preferencias de la población, especialmente cuando esas preferencias son manifestadas por un elevado porcentaje de votantes que viven en un determinado territorio". Sin embargo, este think tank consideraba que la "vía judicial" era "claramente inadecuada para resolver un problema político". Todo para sentenciar: "Soluciones técnicas y voluntad política tienen que ir de la mano para encontrar los arreglos necesarios". La tensión con PP y Ciudadanos llega a su punto álgido apenas seis meses después.

El desplante de PP y Ciudadanos

En enero de 2019, el Círculo de Economía proponía elevar el Estatuto de Autonomía a rango Constitucional, una medida que rompía toda relación con ambas formaciones políticas. El Circulo tildó de "anomalía" el problema en Cataluña por la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010, que tumbó artículos como que el catalán fuera la única lengua vehicular o que el TSJC tuviera el máximo rango judicial, así como exigir un porcentaje de las inversiones en infraestructuras en función de la aportación de Cataluña al PIB -la llamada disposición adicional tercera-. "El hecho de que un tribunal enmendara a posteriori la voluntad popular fue sin duda un error político de gran magnitud", afirmaba el Círculo hace apenas seis meses. También aseguraba que la norma solo la podrían refrendar los catalanes. "No es necesaria una segunda consulta a todos los españoles", apuntaba.

Tal era la falta de sintonía que Pablo Casado y Albert Rivera han declinado la invitación del Círculo este año para asistir a la reunión del Club Bilderberg, que se celebra estos mismos días en Suiza.

Desde el PP, han asegurado a Vozpópuli que la invitación solo se ha enviado a Casado, sin que hayan designado a ningún representante a esta cita anual. Tampoco Ciudadanos ha enviado a ningún representante. Según fuentes oficiales de la formación, "Inés Arrimadas no ha podido acudir por problemas de agenda", sin más excusas. La última vez que fue Mariano Rajoy como presidente del PP fue en 2017. Ese mismo año, Rajoy criticó con dureza "la equidistancia" mostrada por el Círculo de Economía ante el órdago independentista. En junio de 2018, no hubo representación del PP debido a que Rajoy no era ya el residente en La Moncloa por la moción de censura.

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