Economía

Cinco consejos para invertir en una startup sin caer en errores

Las inversiones en empresas tecnológicas e innovadoras pueden ser una buena oportunidad para aumentar los ingresos. Sin embargo, es aconsejable seguir unas recomendaciones para no perder la inversión

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Cada vez más personas apuestan por centrar sus inversiones en empresas emergentes. En el momento en que se deposita dinero en una startup el objetivo es minimizar el riesgo y maximizar el retorno, pero para ello hay que trazar una estrategia que permita alcanzar estos objetivos.

En primer lugar es necesario saber qué cantidad de inversiones se quiere realizar. Se pueden hacer inversiones de entre 2.000 y 3.000 euros en 10 compañías diferentes u optar por poner cantidades más altas en un número reducido de empresas. 

Además, hay que tener en cuenta la valoración máxima de la empresa en la que se va a invertir. “Si conocemos bien el sector, resultará más fácil averiguar si la empresa propone una valoración razonable o no, y en ese caso, podemos decidir qué aportación podemos hacer, dentro de nuestro margen. Si no, lo mejor es dejar que un tercero en quien confiemos lleve a cabo el análisis y la due diligence, y coinvertir con él”, señala Luis Gosalbez, socio director de Metricson, una compañía dedicada a la asesoría legal integral en negocios tecnológicos e innovadores.

¿Qué hago para invertir y no equivocarme?

Para minimizar los errores a la hora de la inversión, existen cinco recomendaciones a seguir antes de invertir en una startup.

  • Definir la estrategia de entrada y de salida: en qué tipo de empresas se va a invertir, el importe máximo de cada inversión, qué se va a pedir a cambio y qué se espera conseguir. Además, llevar un seguimiento de las inversiones hará que se minimicen los riesgos. Si se tiene experiencia en el sector, se puede ayudar a las empresas a crecer más rápidamente y evitar errores básicos, pero hay que dejar muy clara la dedicación desde el principio para no generar expectativas indebidas. 
  • Reservar fondos para acudir a rondas posteriores: si el inversor se diluye demasiado pronto en las empresas más interesantes de su cartera, perderá la ventaja asociada a haber entrado en fases iniciales y, por tanto, de mayor riesgo.
  • Proteger los derechos del inversor inicial frente a la entrada de futuras personas: las acciones del inversor deberían tener asociados los mismos derechos que los inversores que entren más adelante. No hay que aceptar cláusulas que limiten o perjudiquen sus derechos en su beneficio, como la liquidación preferente.
  • Ser consciente de los riesgos: una startup en sus fases iniciales es una inversión extremadamente arriesgada, por lo que sólo se debería invertir dinero que se esté dispuesto a perder y diversificar todo lo posible. Los principales retos de un inversor están relacionados con la permanencia del equipo fundador. Muchos equipos cambian de forma drástica durante los primeros años de la vida de una empresa, lo que provoca problemas de continuidad, situaciones de desgobierno y socios que dejan la empresa, llevándose paquetes significativos de acciones. Por tanto, los inversores iniciales deben ayudar a los equipos a crear un pacto de socios que blinde su continuidad y evite conflictos que puedan acabar con la empresa.
  • Elegir a los compañeros de viaje: si no se tiene experiencia invirtiendo, es recomendable unirse a una red de inversores o una plataforma de crowdfunding. Ellos se encargan de seleccionar proyectos interesantes, negociar las condiciones de la inversión y representar a los a los inversores iniciales frente al resto de socios e inversores.

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