El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, se estrenó este miércoles en el Congreso de los Diputados con una comparecencia en la Comisión de Economía para dar cuenta del informe anual del supervisor. Y, a pesar de su voz tenue y templada, vino cargado de mensajes para el equipo de Pedro Sánchez.
Hernández de Cos fue propuesto como gobernador a finales de mayo, cuando aún gobernaba el Partido Popular y pocos días antes de la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa. De hecho, Rajoy blindó el nombramiento publicándolo en el BOE horas antes del famoso debate.
Es un hombre con experiencia en el Banco de España y en otros supervisores como el BCE, pero sin anclajes políticos. Pero eso no le ha impedido plagar su discurso de los cambios que, desde su punto de vista, debe adoptar el Gobierno socialista para apuntalar el crecimiento.
En un tono muy técnico y sereno, como le caracteriza, pero mensajes directos sobre los cambios que hay que hacer en el mercado de trabajo, las pensiones, la banca e incluso sobre los riesgos que implican determinadas medidas que se están poniendo en marcha, como la del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
Estos son los cinco mensajes principales que ha enviado al Ejecutivo:
- Hay que volver a la consolidación fiscal. Los Presupuestos de los años 2015 y 2016 recuperaron el tono expansivo que caracterizaba a las cuentas de antes de la crisis. En 2017 la política fiscal fue neutra, pero en 2018 se volvió a retomar ese carácter expansivo con medidas como la rebaja de IRPF o las mejoras para pensionistas y funcionarios. En 2019, aunque aún no hay Presupuestos, las cuentas volverán a ser expansivas, incluso más que en 2018. De ahí que el gobernador haya aprovechado para resaltar la necesidad de recuperar cuanto antes la consolidación fiscal para poder contener el déficit estructural del sistema y empezar así a reducir la deuda pública. "Mantener un endeudamiento público elevado durante un periodo prolongado puede tener efectos negativos sobre el crecimiento", ha advertido.
- Desarrollar nuevas reformas estructurales y evitar su reversión. El subgornador tiene claro que hay que mantener las reformas que se han hecho durante la crisis, como la laboral o la del sistema de pensiones. De hecho, ha llegado a decir que las dos reformas laborales (la del PSOE de 2010 y la del PP de 2012) mejoraron elementos fundamentales del mercado de trabajo y ayudaron a ganar competitividad. Además, hay que aprovechar el crecimiento para plantear nuevos cambios que ayuden a mejorar la calidad del empleo, reducir la temporalidad, fomentar la competitividad empresarial e impulsar la competitividad.
- Plantear un paquete integral de medidas para asegurar las pensiones. El Banco de España ya ha defendido en varias ocasiones la sentenciada reforma del año 2013 porque, junto a la del 2011, aseguraba la contención del aumento del gasto que provocará el envejecimiento de la población. Dado que ahora se va a volver a ligar las pensiones al IPC, considera conveniente crear medidas adicionales de gastos e ingresos para compensar. De hecho, cree que la vuelta a la indexación al IPC provocará un aumento del gasto de más de 3 puntos de PIB en 2050. Además, considera deseable que cualquier estrategia de reforma aumente la transparencia, refuerce la contributividad y mantenga un mecanismo de ajuste automático para despolitizar las pensiones.
- La banca tiene que seguir afrontando sus retos. A pesar de los avances logrados en términos de rentabilidad, solvencia y liquidez, la banca tiene que seguir trabajando para despejar algunos retos, como la reducción de los activos deteriorados por la crisis, que pueden generar efectos negativos tanto en las entidades como en la economía; la recuperación de la rentabilidad en España sin incurrir en una relajación excesiva de los criterios de admisión y selección en las operaciones crediticias; la adaptación a un marco regulatorio más exigente, que implica requisitos más elevados de recursos propios y activos líquidos; y la adaptación a un nuevo marco competitivo derivado de las nuevas tecnologías y del avance de la desintermediación financiera.
- Las medidas para proteger a las rentas bajas tienen que analizarse profundamente. Y es que la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 900 euros puede acabar expulsando a jóvenes y mayores sin formación del mercado laboral, los colectivos a los que precisamente se intenta ayudar. Las subidas de este parámetro tienen un efecto "negativo, pero limitado" sobre el empleo total, pero mucho más "significativo" en la posibilidad de que algunos colectivos pierdan su puesto de trabajo. Por eso, deberían diseñarse teniendo en cuenta la productividad de los trabajadores afectados y su grado de empleabilidad si se quieren evitar efectos no deseados.