Las últimas semanas están siendo especialmente divertidas en la actividad política ya que se está poniendo al descubierto, posiblemente como nunca en democracia, la carencia y la incompetencia de los que hoy ocupan los sillones de Congreso, Senado y Gobierno de España.
Toma especial relevancia la prisa con la que Sánchez se está mostrando para poner en marcha el debate de Presupuestos Generales del Estado, donde nuevamente un papel con cifras imaginarias, que como material lo soporta todo, será el punto de atención de la opinión pública y dónde nuevamente los diferentes Partidos del arco parlamentario aprovecharán para arrimarse la ascua a su sardina para favorecer a la industria política en detrimento de los ciudadanos.
Si bien Rajoy dejó el listón de la infamia y la mediocridad muy bajo, lo cierto y verdad es que Sánchez en pocos meses está siendo capaz de pasar por debajo de ese listón arrastrándose como una autentica lombriz.
¿Cómo es posible que una persona que dice tener como objetivo prioritario la “regeneración democrática” utilice el procedimiento de tramitación de una Ley para la protección a las víctimas de la violencia de género para colar “de rondón” una enmienda que no tiene nada que ver con el objeto de la Ley y es, ni más ni menos, que para modificar una ley orgánica ya vigente?
Lo de menos es que los órganos competentes lo consideren una “treta legal” o no, o que lo hayan hecho en el pasado otros Gobiernos corrompidos. La esencia de fondo es que, con actitudes de este tipo, Sánchez pierde toda la credibilidad ante los ciudadanos, especialmente cuando lo hace para aprobar “a salto de mata” el aumento del déficit y los Presupuestos Generales del Estado con la excusa de rescatar a la gente de los “recortes y la precariedad”, cuando lo cierto y verdad es que su único objetivo es conservar el estatus privilegiado de los centenares de miles de familiares, amigos y correligionarios que viven de la oligarquía de partidos.
La afirmación de que la presión fiscal en España está por debajo de la media de la UE es un ejemplo de cómo una mentira, dicha mil veces, se convierte en verdad
Mientras Sánchez se dedica al filibusterismo parlamentario, y la Oposición hace “cómo que se enfada”, el dúo tenebroso formado por las ministras Montero y Calviño prepara una nueva subida de impuestos, con la ayuda de las “coartadas del Sistema”, esos economistas mediáticos por un lado y servicios de estudios y autoridades independientes por otro, que parecen que están del lado de la gente “denunciando” injusticias pero que al final están a sueldo del Sistema para acabar taladrando las mentes a los espectadores y “justificar” que en España se pagan pocos impuestos. Ejemplos de todo ello son Lacalle, Díez, Bernardos, Conthe, Rallo, AIReF, FUNCAS, BBVA Research y un largo etcétera.
La razón con la que pretenden concienciar a los ciudadanos para aceptar un nuevo expolio fiscal es ese mantra generalizado de que en España se pagan pocos impuestos “porque la presión fiscal en España está por debajo de la media de la Unión Europea”. Esta afirmación, es un claro ejemplo de cuando una mentira, dicha mil veces, se convierte en verdad.
En los últimos datos oficiales de presión fiscal en España publicados, la diferencia respecto a la UE28 era del 8%. De ahí viene la reciente afirmación de Sánchez en el Senado sobre que España tiene un margen de recaudación adicional de 80.000 millones de euros, lo cual es metafísicamente imposible y demuestra que el “doctor” no tiene ni idea de lo que habla, ya que eso no es nada más y nada menos que un 40% de lo que recauda la Agencia Tributaria en un año y resulta de ciencia ficción pensar que España puede crear la riqueza necesaria para aumentar en esa cantidad los ingresos tributarios a corto plazo, salvo que Sánchez contrate al sheriff de Nottingham y entonces los ciudadanos tengamos que recurrir a Robin Hood.
Un español medio necesita más de medio año de trabajo para pagar sus impuestos. En los últimos diez años los diferentes Gobiernos han subido los impuestos exponencialmente, en concreto varias veces el IVA e IRPF, y han creado o modificado más de ochenta figuras impositivas. Sin embargo, los datos oficiales publicados por Eurostat arrojan que desde 2007 la presión fiscal en España ha bajado un 3%.
¿Cómo es posible? ¿Milagro? No. La realidad es mucho más simple. El protagonista del denominador del cociente que calcula la presión fiscal, es decir, el PIB, es falso, está manipulado al alza, tal y como un grupo de profesores y economistas demostramos en un estudio validado por el instituto económico más prestigioso de Alemania y del que hemos informado tanto a la Comisión Europea como al Eurogrupo.
Diga lo que diga Eurostat, lo único cierto que un español medio necesita más de medio año de trabajo para pagar sus impuestos
EL PIB real en España es un 16% menor del oficial. Lo manipuló el PSOE en el año 2008 y el PP en el año 2012 para evitar que sus infames Gobiernos fueran intervenidos, lo que hubiera acarreado su desaparición del espectro político junto con toda su industria política.
Por este motivo, y no por otro, la presión fiscal en España arroja un dato más bajo y parece que pagamos menos impuestos que nuestros socios de la Unión Europea en relación al PIB, pero si ponemos en la fórmula el dato correcto de PIB en el denominador, el resultado señala que España está a la par de los países que más tributan en la UE. A continuación, vamos a calcular el valor real de la presión fiscal en España.
La decepcionante galáctica ministra de economía ha afirmado esta semana que la presión fiscal actual en España es del 38% sobre el PIB. Si hacemos como que nos creemos esa cifra, y tomando como referencia el PIB utilizado como estimación por su ministerio para este año, que se sitúa en 1,21 billones de euros, el dato de ingresos fiscales que figura en manos de la ministra es de unos 461.000 millones de euros.
Pues bien, si aplicamos una reducción al PIB oficial del 16% para llevarlo a su valor real, el resultado es que el PIB real son 1,019 billones de euros. Por lo tanto, si dividimos los ingresos fiscales entre el valor de PIB real, el resultado es que la presión fiscal real en España es del 45%, es decir, que estamos en la zona “noble” de los europeos más “expoliados”, si bien se corresponde perfectamente con el nivel de calidad de infraestructuras y servicios sociales que tiene España, y sobre todo para pagar el elefantiásico sector público ya que si la presión fiscal fuera ocho puntos menor como dice el “doctor” Sánchez, sería imposible pagarlo ni por aproximación.
La única forma de garantizar las pensiones y el estado del bienestar es tomar el dinero de dónde hay, es decir, de la industria política que nos supone un despilfarro de más de 100.000 millones de euros al año, y ponerlo dónde no hay, en el Fondo de Pensiones y en los Presupuestos Generales del Estado para satisfacer el gasto social y amortizar poco a poco la impagable deuda pública.
Mi recomendación a Sánchez es que ponga a trabajar a los incompetentes miembros de su Gobierno cuanto antes en la racionalización del gasto en lugar de hacer presupuestos de ingresos tributarios de ciencia ficción que no se van a cumplir, ya que, si no lo hace, la recesión que viene, que es inminente, se llevará por delante a centenares de miles de familias y empresas, y, por ende, también al PSOE. Aunque mucho me temo que ya no le va a dar tiempo.
PD: Hoy les dedico el tema “All Night Long” de Rainbow