El fútbol, o más bien la forma en que se hace justicia en los partidos, va a cambiar. Hasta ahora ha sido ésta en muchos casos una labor arbitraria -nunca mejor dicho- porque estaba sometida a la subjetividad humana, pero está previsto que en 2019 se incorporen máquinas y tecnología para evitar los errores humanos.
Hasta ahora, cuando se juega un partido de fútbol profesional, la justicia es impartida por un árbitro, dos jueces de línea y un cuarto árbitro, que básicamente está en el campo por si el principal se lesiona, aunque también ejerce otras funciones.
Todos los jueces se comunican entre sí a través de un intercomunicador o auricular de tipo PPT (Push To Talk), que inicia la comunicación cuando se mantiene pulsado un botón, momento en que se recoge la voz y se envía al resto de los intercomunicadores del equipo arbitral. Cualquier componente del mismo puede responder y argumentar cada situación del juego con sólo pulsar ese botón. Para entendernos, estaríamos hablando, a grandes rasgos, de iniciar una multiconferencia en el momento que se desee.
Ahora a este equipo arbitral hay que sumarle otra figura, el llamado videoárbitro. Éste trabajará con varios monitores durante cada partido y, aunque seguirá muy de cerca cada lance del encuentro, su función será aportar luz únicamente en cuatro situaciones concretas del juego: las que acaben en gol, penalti, expulsión o aquellos lances que generen una confusión de identidad (cuando, por ejemplo, el árbitro castigue por error a un jugador que no es el que ha realizado la infracción).
El videoarbitraje se utilizará en cuatro situaciones: las que planteen dudas sobre un gol, en casos de penaltis que no lo son, expulsiones y jugadas en las que el árbitro castigue por error a un jugador
Si bien el videoárbitro avisará al árbitro principal cuando haya alguna jugada que considere que no ha sido juzgada debidamente, la última palabra para modificar la decisión inicial la tendrá siempre el árbitro a pie de campo.
Las imágenes que estarán a disposición el videoárbitro serán las mismas de cualquier retransmisión de las que disfrutamos en casa, incluso aquellas tomas que se hayan grabado pero la realización no haya incluido en la emisión. "El videoarbitraje (VAR) se construye sobre la retransmisión del partido. Cuantas más fuentes visuales se tengan, más posibilidades de acierto habrá. El videoárbitro tendrá a su disposición las grabaciones de las 12 cámaras con las que se suelen grabar los partidos de fútbol. La idea es convertir un error en un acierto. Como particularidad, hay que decir que el videoárbitro podrá acceder a todas las tomas, aunque estas no se hayan emitido en los televisores de casa", asegura Sergio Sánchez Castañar, responsable de arbitraje profesional de LaLiga.
En 2019 se decidirá si el videoarbitraje se instaura definitivamente en el fútbol. Ahora está en periodo de pruebas
Las imágenes de cada cámara se almacenarán en un servidor a fin de que el videoárbitro pueda utilizarlas siempre que lo desee. El centro de control contará con varias pantallas de tipo táctil y el vídeo se reproducirá en calidad 4K, lo que aportará un mayor nivel de detalle. En cualquier momento, el videoárbitro -que estará ayudado en ocasiones por algún asistente de vídeo-, podrá acelerar o detener la grabación, así como hacer zoom sobre lugares y situaciones controvertidas.
En cuanto a la ubicación tanto del videoárbitro como de los equipos, éstos podrán estar dentro del terreno de juego o fuera del mismo, tanto en las inmediaciones del estadio como en un punto alejado. La tecnología ha derribado las distancias; la ubicación no es un problema.
El sistema está ahora en periodo de pruebas en las ligas más importantes de Europa, si bien a principios del 2019 la International Football Association Board (IFAB), encargada de reglamentar el fútbol, decidirá si instaura definitivamente el videoarbitraje, algo que se da por hecho.