Cientos de personas han despedido hoy al joven marbellí Pablo Ráez, que consiguió convertir en fenómeno viral su combate contra la leucemia, y han arropado a sus familiares en la misa oficiada en la iglesia La Encarnación, ubicada en el casco antiguo de Marbella.
El velatorio del joven comenzó anoche en el cementerio Virgen del Carmen, situado en la carretera de Ojén, y los restos mortales de Pablo Ráez han estado acompañados por familiares, amigos y numerosas coronas y ramos de flores.
Poco antes de las cinco de la tarde ha llegado el féretro que ha sido portado a hombros hasta el interior de la iglesia en silencio. Después, ha comenzado la ceremonia donde el párroco se ha mostrado muy emocionado durante la homilía y al salir el féretro el silencio se ha roto por los aplausos de los vecinos.
Además de numerosos vecinos, ha asistido la mayoría de la corporación municipal, entre ellos el alcalde del municipio, José Bernal; el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el de Ojén, José Antonio Gómez.
El Ayuntamiento decretó ayer dos días de luto -hoy y mañana- en los que las banderas de la Casa Consistorial ondean a media asta y, aunque se decidió suspender la entrega de medallas de la ciudad, una de las cuales era para Pablo Ráez, su padre ha pedido que se mantenga el acto como estaba previsto para que se convierta en un homenaje.
Pablo era un joven deportista de 18 años cuando, en marzo de 2015, los médicos le diagnosticaron leucemia.
Tras someterse a varias sesiones de quimioterapia, le trasplantaron la médula de su padre y, gracias a esta intervención, se recuperó.
Sin embargo, apenas diez meses después, la enfermedad reapareció y fue necesario buscar un nuevo donante, por lo que lanzó a través de las redes sociales la campaña "Reto un millón", en la que animaba a la gente a donar médula ósea bajo el lema "no para mí, para todo el que lo necesite".
En noviembre de 2016, recibió en el Hospital Regional Carlos Haya de Málaga una infusión de células madre tras la donación de una joven americana, donación que fue posible gracias a la campaña en la que dio a conocer su caso.
Durante la semana en la que estuvo hospitalizado, Pablo mostró a través de un vídeo en su cuenta de Instagram la cámara de aislamiento en la que permaneció tras la intervención y agradeció a sus seguidores "los mensajes de apoyo", así como "el calor" que recibió por parte de estos.
Sin embargo, las malas noticias llegaban de nuevo en enero, cuando sufrió un rechazo. El día 25, Pablo Ráez recurría de nuevo a las redes sociales y publicaba en su perfil de Facebook: "He estado más ausente estos días, ya que estoy centrado en mí la poca energía que tengo para superar esta etapa, que está resultando difícil, pero no imposible".
También relataba el tratamiento al que le estaban sometiendo y reconocía que era un momento duro: "Dan ganas de tirar la toalla, de dejar de sufrir".
Tan solo un mes después de publicar estos mensajes, Pablo ha fallecido rodeado de su familia, y su padre, Francisco Ráez, aseguró a Efe que Pablo no ha podido luchar más contra la enfermedad.
Las condolencias por la muerte del joven marbellí han sido constantes desde ayer en las redes sociales, personalidades de todos los ámbitos, políticos, deportistas, cantantes, actores y numerosas instituciones que han reconocido su valentía, lucha y fortaleza.