Enagás concluyó el pasado año con un beneficio de 417,2 millones de euros, un 1,1% más que el registrado en 2015 y en línea con lo previsto por los analistas. El gestor de la red de gas en España reflejó en sus cuentas un leve descenso de los ingresos (0,3%) y también del resultado bruto de explotación (Ebitda), del 2%, que compensó con la aportación de sociedades participadas, cuyos dividendos se elevaron un 85%, hasta 90,5 millones de euros.
El balance de 2016 también se vio afectado por la provisión de 41,5 millones de euros realizada por el proyecto del Gasoducto Sur Peruano (GSP), cuyo contrato quedó extinguido a finales del pasado mes de enero. La compañía optó por registrar este impacto negativo para recoger el efecto de la cuenta por cobrar a GSP por el equity y las garantías aportadas.
La compañía ya anunció en su día que espera recuperar la inversión en GSP en un plazo máximo de tres años. El Gobierno de Perú decidió recuperar la concesión después de que el consorcio adjudicatario, del que formaba parte Enagás, no pudiera cerrar la financiación del proyecto debido a que la presencia en él de la brasileña Odebrecht, envuelta en presuntos casos de corrupción en Latinoamérica, cortó las vías crediticias.
Las inversiones de Enagás en 2016 se incrementaron un 69,2%, hasta 912 millones de euros, de los que apenas un 21% se registraron en España. Mientras, la deuda neta se elevó un 20%, hasta 5.089, aunque su coste medio se redujo tres décimas de punto para alcanzar el 2,4%.
La compañía que preside Antonio Llardén ha logrado estos resultados en un contexto en el que la demanda de gas en España ha aumentado un 2,1% en 2016, con un incremento del 3,2% en el consumo de hogares, pymes y comercios. La demanda para generación de electricidad descendió un 2,6% debido a las condiciones climatológicas propicias para las energías renovables.
