La manifestación, de al menos 40.000 personas, ha estado dominada por el color amarillo y ha colapsado por completo el tráfico en la capital hasta culminar en los emblemáticos rascacielos de las Torres Petronas, después de que la Policía prohibiera la concentración en la plaza central de la capital.
Con todo, la manifestación se ha quedado corta en relación al año pasado, cuando llegaon a aglomerarse hasta 200.000 personas. El descenso se debe al aumento del temor a la violencia y a las detenciones como las que sucedieron ayer, cuando la máxima responsable del grupo de activistas prodemocráticos Bersih, resultó arrestada por su supuesta implicación en supuestos disturbios contra el Gobierno.
"Ya no somos una democracia. Es lo que se conoce como una cleptocracia", denunció el veteranísimo ex primer ministro del país, Mahatir Mohamad, de 91 años de edad y némesis política del presidente Razak, implicado en el escándalo que rodea a los fondos estatales de 1Malaysia Development Berhad (1MDB). Según el 'Wall Street Journal', al menos 600 millones de euros de este fondo fueron a parar a los bolsillos del primer ministro.
Posteriormente, el Departamento de Justicia de Estados Unidos denunció, el pasado mes de julio, que cerca de 3.000 millones de euros del fondo habían sido robados a una cuenta identificada como "Oficial Malasio 1", supuesto nombre en clave del primer ministro.
DETENCIONES
La líder de Bersih, María Chin Abdulá, y uno de sus miembros, Mandeep Singh, fueron arrestados poco después de que la Policía registrara sus oficinas. Las autoridades aseguran que ambos han sido detenidos por delitos del Código Penal relacionados con los disturbios.
Abdulá, que ha llegado a recibir en varias ocasiones amenazas de muerte, ya lideró una manifestación masiva contra el Gobierno en 2015, a la que acudieron miles de personas. La inmensa mayoría de los más de 200.000 participantes en las protestas eran miembros de las comunidades china e india en el país, dos de las minorías más importantes de Malasia.
Bersih, junto a otros grupos, están siendo investigados por supuestamente recibir inversión de Open Society Foundations, una organización relacionada con negocios del magnate George Soros.