El calendario enseña mañana otro 26J. La fecha suena a día de la marmota. A jornada electoral. Un mes ha pasado de la última visita a las urnas. Y seguimos igual. Con un tímido avance. El desbloqueo en la presidencia y la mesa del Congreso. Un juego de sillas que apunta alguna línea de apoyo para el Gobierno de Rajoy. ¿Y de la investidura? 'No news'. Seguimos sin fecha por esa pataleta de Pedro Sánchez que se ha empeñado en retrasar lo inevitable: la continuidad de Rajoy en Moncloa. Su liderazgo es incontestable. Tiene a todo el país parado haciendo oídos sordos, no sólo a sus mayores del PSOE, sino también a la calle, harta ya de este absurdo juego de egos entre los que presumen de sentido de Estado. Un frenazo que parece que no desencallará tras esta semana de entrevistas con el Rey.
En esas estamos desde hace un mes. Parados. Bloqueados. Perdiendo el tiempo para comenzar a poner soluciones al gran tema de la próxima legislatura. La sostenibilidad del sistema de pensiones. Un asunto de Estado que necesita de mucha cirugía para evitar un enfrentamiento generacional dentro de pocos años, cuando haya tantos pensionistas como trabajadores en activo y cotizando. Una paridad que conducirá, si no se remangan los políticos desde ya, a que nos olvidemos todos aquellos que tenemos por debajo de 55 años a una pensión digna. Incluso, algunos se atreven a decir que no habrá pensiones públicas. No sólo porque la 'hucha' de las pensiones resuena cada vez más hueca. Sino porque el sistema de solidaridad generacional, como está concebido a día de hoy, es insuficiente. Por no ser más alarmista. En realidad, está en quiebra técnica.
El horizonte no es más halagüeño. Las previsiones de la OCDE estiman el coste de las pensiones para 2050 en el 15,5% del PIB. La razón es sencilla. El porcentaje de nuevos jubilados que percibe pensiones más altas se incrementa mes a mes. La pensión media de quienes se jubilaron entre enero y junio de este año ascendió a 1.364 euros, según la Seguridad Social, un 44% más de las pensiones de quienes se dieron de baja del sistema por fallecimiento en este mismo período (932 euros al mes). Este encarecimiento provoca que, este año, el gasto en pensiones se incremente un 3,4%, hasta los 83.561 millones, pese a que el número de jubilados sólo crezca un 1,34%.
Los nuevos jubilados cada vez tienen períodos de cotización más elevados, lo que implica mayores contribuciones y pensiones más altas
Los nuevos jubilados cada vez tienen períodos de cotización más elevados, lo que implica mayores contribuciones y pensiones más altas. En paralelo, los trabajadores que empiezan ahora a cotizar lo hacen con unas bases notablemente más bajas que la media del sistema (alrededor de 1.800 euros al mes) y, especialmente, que aquellos que están abandonando o a punto de hacerlo su vida laboral. Una diferencia que los sindicatos llegan a cifrar entre el 35% al 40%. Al cocktail aún le falta la guinda, que llegará en un par de décadas. Será el momento de la jubilación de la generación del 'baby boom'. "La tensión del sistema será máxima entonces", reconoce alguien que participó en los últimos trabajos del comité de sabios para las pensiones.
¿Qué se puede hacer? La pregunta tiene más fácil respuesta desde el ámbito técnico. Alargar la edad de jubilación, reducir las prestaciones, mejorar las ingresos, crear un impuesto concreto... El debate está abierto en canal en el mundo económico y, poco a poco, se abre paso en los medios. Pero sigue encallado en el político. Pese a la gravedad de la situación, la reforma de las pensiones no aparece entre las líneas básicas para alcanzar un pacto de Gobierno. Reforma de la Constitución, reversión de la reforma laboral o un pacto de Estado en la educación (otra medida capital, sin duda) aparecen como moneda de cambio en el mercadeo de los pactos. ¿Y las pensiones? Silencio absoluto pese a ser una de las grandes partidas que engorda las cifras de déficit. Ese que tanto sonroja (e incluso puede llegar a multar) a la economía española en Bruselas.
"La reforma del sistema de pensiones debe de ser radical. Con medidas drásticas que exigen del acuerdo total entre todos los partidos políticos y que se expliquen con total nitidez y sin distensiones. La gente debe entender que la reforma que necesita el sistema no es fruto de la política de un partido u otro, sino de la suma de todos, para hacerlo sostenible", continúa este experto. Una de las primeras medidas para la comunidad económica es un recorte de las pensiones actuales, de entre 1% al 2%, durante al menos una década. Sólo así podrán ir acompasándose, según explican, los ingresos por cotizaciones con el gasto en pensiones. La pregunta es clave. ¿Quién se atreve a poner el cascabel a ese gato si la congelación de las pensiones ha sido históricamente un arma electoral arrojadiza en el bipartidismo?
"La reforma del sistema de pensiones debe de ser radical. Con medidas drásticas que exigen del acuerdo total entre todos los partidos políticos", dice un experto
Ese cascabel, sin embargo, cada vez tiene más implicaciones en la sostenibilidad no sólo de las pensiones sino del Estado del Bienestar en sí mismo. Un debate que hay que abrir sin miedo pese al resto de preguntas que aparezcan por el camino. ¿Qué preferimos, cobrar una pensión o tener una red multiplicada de AVE? Lo mismo se puede decir de las autovías, aeropuertos fantasma o esa multitud de puertos deportivos que han crecido como setas hasta en los pueblos que apenas hay cofradías de pescadores.
"Hay un gasto mucho mayor que haría sostenible el sistema de pensiones", apuntan desde diversos servicios de estudios de empresas. "La desaparición de las duplicidades de la administración autonómica". Otro duro castigo a otro enorme caladero de votos, basado en el clientelismo, para los partidos políticos.
Según la Airef, el 'pepito grillo' de Montoro, el Fondo de Reserva podría agotarse en 2017 si no se adoptan medidas. Sólo en 2016, se han utilizado más de 8.700 millones para el pago de la extra de pensionistas y otros gastos que no se cubren por la vía de los ingresos. El debate de las pensiones no acepta más demora. Una discusión que debe llevar implícita una nueva reforma fiscal que favorezca el ahorro privado de los planes de pensiones. En España, apenas es del 5% del PIB frente a la media del 20% en las principales economías de la zona euro. Una brecha que tendremos que empezar a corregir si quienes estamos ahora cotizando queremos gozar de una pensión similar a la que perciben actualmente nuestros jubilados.
@miguelalbacar
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