España

Sobresalto en Zarzuela ante el amago de 'espantada' de Rajoy

La idea de una nueva 'espantada' de Rajoy provocó inquietud en Zarzuela. El 'periodo de reflexión' del que habló el presidente dio paso a todo tipo de interpretaciones. Moncloa tranquiliza pero no despeja dudas.

  • Mariano Rajoy, presidente en funciones.

“Abriría un periodo de reflexión”. Cinco palabras que desataron la tormenta. La frase pronunciada por Mariano Rajoy tras encontrarse este miércoles con Pedro Sánchez, provocó todo tipo de reacciones y efectos colaterales. En Zarzuela, por ejemplo, se dispararon algunas alarmas. La interpretación inmediata de la ambigua declaración del presidente en funciones movió a la inquietud y las dudas. Rajoy amaga con no presentarse a la investidura, comentaban fuentes próximas a Palacio. Otra vez. No es posible.

El fantasma de la ‘espantada’ circuló ese mediodía a velocidad de vértigo por los cuarteles generales de los partidos, despachos financieros y ámbitos económicos. Rajoy dejaba abierta la posibilidad de dar un paso al costado, declinar nuevamente la oferta del Rey, caso de que se llegue a producir, y abrir un periodo de “reflexión” sin límites temporales, para “ver qué salida le damos a la situación” en el caso, eso sí, de que "tuviera la certeza total de que era imposible ser investido", según sus palabras textuales.

Presionar a la oposición

Pedro Sánchez acababa de explicar, también en un tono hermético y algo ecléctico, que no tenía previsto apoyar la opción de un gobierno de Rajoy ni del PP. Albert Rivera tan sólo se había comprometido a llegar a una abstención, al efecto de presionar al PSOE. Ambos anuncios se quedan cortos. “No basta”, reconoció Rajoy en su rueda de prensa. En su entorno recordaban que siempre ha dicho que “a una investidura se va a ser investido”. Algo que, por ahora, no parece posible. De las dudas.

Una oleada de llamadas anegó al equipo de asesores del presidente mientras embocaba el camino hacia el restaurante La Ancha, justo a las espaldas del Congreso. Acompañado de Dolores Cospedal, Rafael HernandoCarlos Floriano, José Luís Ayllón y miembros del eficaz equipo de comunicación de Génova, en un largo almuerzo de tres horas, Rajoy comprobó el potente e irregular efecto de su inconexo mensaje. Llegaban insistentes telefonazos envueltos en interrogantes. También se solicitaban precisiones por parte de algún ‘mensajero’ de Zarzuela. ¿Qué ha querido decir? ¿Qué va a pasar? Un mar de dudas.  

Una oleada de llamadas anegó al equipo de asesores del presidente mientras embocaba el camino hacia el restaurante La Ancha

Había intentado Rajoy meter presión (a PSOE y Ciudadanos) y sólo logró transmitir confusión. Del Rey abajo, a casi todo el mundo. No era el propósito difundir la idea de  que nuevamente se declinaría la invitación real, sino subrayar que desbloquear la situación “es una responsabilidad de todos”. Se decidió entonces improvisar un encuentro informal con algunos periodistas a la puerta del Congreso. El amago de una nueva ‘espantada’ de Rajoy no debía ser el titular del día siguiente. Se recurrió, entonces, al señuelo de las fechas, días 3 y 5 de agosto para investidura y 27 de noviembre para posibles elecciones. La iniciativa lograba tres efectos. Al mencionar el calendario, con días concretos, se disipaban todas las dudas sobre una posible renuncia de Rajoy. Se mantenía también la presión sobre Sánchez y Rivera al agitar la palabra 'elecciones'. Finalmente, se trasladaba la idea de un Rajoy decidido a todo, ‘a mojarse’, como había insistido horas antes en el Congreso.

Ni certezas ni prejuicios

La incertidumbre sobre si Rajoy se presentará o no a la Investidura persisten. También en Zarzuela. “No debe prejuzgarse que no vaya a presentarse”, comentan las fuentes de Génova. Ese 'periodo de reflexión' correría en paralelo a las visitas al Rey. Caso de no avanzar en la búsqueda de apoyos o de respaldos, todo es posible. Con una salvedad. En esta ocasión la fórmula alternativa está mucho menos clara. Sánchez no podría ni intentarlo. ¿Y entonces qué hacemos? Es la duda que quiso dejar en el aire Rajoy para poner foco en la oposición.

Zarzuela tiembla ante la posibilidad de que el líder del PP se presente de nuevo sin los diputados suficientes para ser investido. En Moncloa aseguran que Sánchez busca una venganza, pretende que Rajoy muerda el polvo, como le tocó hacer a él hace unos meses. “Una vez lograda esta humillación, quizás pueda cambiar su voto y otorgar la abstención requerida”, dicen en estos medios. 

No habrá sorpresas, susurran en Moncloa. Rajoy se presentará, aunque sea para poner en marcha el ‘cronómetro democrático’ como lo llama Sánchez. Incluso podría hacerlo sin pronunciar discurso alguno, sin que hubiera debate. En el caso de no contar con respaldos suficientes, sería una sesión 'muda' con el único objetivo de que se abra la cuenta atrás de las elecciones. 

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