Análisis

Rosell le robó el fichaje, pero Florentino lo torpedeó disparando las comisiones

   

  • Florentino Pérez y Sandro Rosell, durante la previa de un clásico.

Corría el verano de 2011. Sandro Rosell, por entonces presidente del Barcelona, aterrizó en Argentina, en medio de la Copa América, para entrometerse en el fichaje de Neymar, que el Real Madrid gestionaba sin prisa, pero sin pausa. Rosell llegaba, así se anunció, para clausurar la academia azulgrana de Luján, que finalmente nunca se cerró, aunque en realidad lo hacía para verse cara a cara con el jugador y con su padre.

Aún recuerdo la sorpresa que nos llevamos los enviados especiales al torneo cuando una tarde en Córdoba, al abrirse la puerta del autobús de Brasil, el primero que se bajó fue Rosell. Aquel día tuvo que admitir lo evidente: estaba en Argentina para robarle el fichaje de Neymar a Florentino. Sandro tenía mucha mano en Brasil, sobre todo en aquellos momentos. Siendo directivo de Nike fue protagonista principal en la negociación que culminó con el acuerdo para que la multinacional vistiese a los brasileños. Con Ricardo Teixeira, expresidente de la Federación Brasileña (CBF) y protagonista de numerosos escándalos de corrupción, mantenía un trato familiar.

Brasil ganó el partido de Córdoba y regresó esa misma noche al lujoso resort que había blindado como un fortín en las afueras de Buenos Aires, junto a la Autopista Panamericana, donde Rosell durmió junto a Neymar y el resto de la selección. A la mañana siguiente el presidente culé partió en vuelo privado rumbo a Brasil junto al padre del jugador y se reunió con el resto de partes involucradas en el traspaso.

Aquel movimiento dejó atrás al Real Madrid en la carrera por el fichaje del brasileño, pero entonces Florentino decidió activar una segunda operación. Si el Real Madrid no podía ficharlo, al menos dispararía el precio de la operación. Para ello envió a Brasil una comitiva de dos personas con la misión de convencer al padre y que se replantease la decisión de traspasar a su hijo al Barcelona. Se cuenta que hubo más de una cena bien regada, pero que las negociaciones no llegaron a buen puerto, por lo que no lograron que el padre de Neymar rompiese el acuerdo con los azulgrana.

En 2013 Florentino realizó una tercera tentativa, mucho más contundente, para hacerse con los servicios de Neymar Júnior. Puso encima de la mesa una oferta de 36 millones de euros, a través de la intermediación de Doyen, pero inició una maniobra paralela para convencer al padre del jugador. Posteriormente se publicó que dicha tentativa incluía además el pago de 110 millones a N&N, empresa propiedad del padre, 40 de los cuales servían para pagar la cláusula de penalización que existía en el preacuerdo cerrado entre el Barcelona y Neymar en 2011, tras el viaje de Rosell a Brasil desde Buenos Aires. Los 70 millones restantes que supuestamente ofrecía Florentino superaban a los 48,5 que el Barcelona se comprometió a pagarle desglosados en 40 para N&N en concepto de prima de fichaje, 4 millones (800.000 euros por temporada) para ayudar a buscar patrocinadores en Brasil; 2 millones (400.000 euros por temporada) para financiar otras operaciones de representación y 2,5 millones en 5 años en un acuerdo de colaboración entre la Fundación FCB y el Instituto Projeto Neymar Jr.   

Meses después Florentino advirtió que no había "cerrado el fichaje de Neymar porque se disparaba por encima de los 150 millones de euros”. Cifras cercanas a los 36 que él puso sobre la mesa, más los 110 en conceptos de comisiones varias que habría ofrecido. El Real Madrid no logró que Neymar vistiese de blanco, pero consiguió disparar el precio del traspaso hasta enredar la operación y acabar llevando al Barcelona a los juzgados después de la denuncia del socio Jordi Cases. Y hoy, los dos enviados para torpedear el fichaje del brasileño están muy bien considerados por el presidente madridista.  

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