El choque tan fuerte entre sindicatos y la dirección de Nissan Barcelona ha marcado un antes y un después en la historia del motor en España. Las negociaciones y los enfrentamientos entre unos y otros se prolongaron por más de siete meses con un resultado nefasto: la planta pierde la adjudicación de un nuevo vehículo, con lo que se enfrenta a un plan de recorte de plantilla de unos 1.000 empleos a partir de 2014 (28% de la plantilla de producción: habrá ajustes temporales sobre 800 empleos y despedirán a entre 150 y 200 personas).
"Con el fin de la negociación en Nissan, se ha roto la cultura negociadora que caracteriza al sector de la automoción en España", dice el vicepresidente ejecutivo de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), Mario Armero durante un desayuno con miembros del Círculo de Infraestructuras de Barcelona, remitiéndose a la afirmación del consejero director general de Nissan Motor Ibérica, Frank Torres, de que Barcelona ya no opta a un nuevo turismo y "se enfrenta a un escenario de muerte lenta".
Este escenario contrasta con la reciente negociación de Renault con los sindicatos, que en tiempo record aunaron objetivos para conseguir más producción a partir de 2014, que implicará la creación de 1.300 empleos, y ayudas públicas.
Con esta situación, la patronal ha alertado este martes de que la planta de Nissan en la Zona Franca de Barcelona es "la más vulnerable" en estos momentos en España, después de que las negociaciones para mejorar la competitividad hayan acabado sin acuerdo y se haya perdido la opción de adjudicarse un vehículo de pasajeros.
Armero ha lamentado que se hayan roto las negociaciones y ha considerado que la reconsideración de los sindicatos de firmar ahora el acuerdo llega demasiado tarde: "Cuando se está siete meses negociando, no se puede reaccionar pasado el último minuto".
A pesar de la ruptura de las negociaciones en Nissan y del anuncio de recortes de personal en Seat, Armero ha asegurado que la industria del automóvil en España está viviendo una "inercia positiva", porque ningún otro país de Europa se ha adjudicado tantas nuevas inversiones. Un ejemplo de esta dirección viene de la mano de Ford que, en presencia de los ministros de Industria y de Exteriores, confirmó el pasado mes de diciembre que aumentará la producción de su planta de Valencia un 80%, hasta 280.000 unidades en 2013; y hasta 300.000 en 2014, cifras record, debido al cierre de dos plantas en Europa.