Isabel Díaz Ayuso anunció, la semana pasada en la Asamblea de Madrid, un nuevo paso en el camino de la reducción de impuestos a los madrileños. Seguirá así aumentando nuestra libertad dada la correlación negativa existente entre ambos conceptos según la idea que desarrollo en el libro Impuestos o Libertad. Idea que en síntesis se basa en que los impuestos no solo merman la renta disponible del que los paga, sino que además al serle exigidos se le está hurtando la decisión sobre el destino de un dinero que él ha generado con su esfuerzo y trabajo para que pasen a decidirlo los políticos y los burócratas. En definitiva, cuanto mayor sea la transferencia de dinero desde los individuos hacia el Estado, menor será la libertad individual.
En esta ocasión, y según anunció la presidenta de Madrid, se procederá a reducir la exigencia del Impuesto que grava las Sucesiones y Donaciones habidas entre familiares de segundo y tercer grado aumentando del 25% al 50% la actual bonificación tributaria en las herencias entre hermanos o entre tíos y sobrinos. A su vez, se elimina la tributación en dicho impuesto para las donaciones de escaso importe -hasta 1.000 €- cualquiera que sea la relación existente entre donante y donatario. Con ambas medidas la Comunidad Autónoma de Madrid continua abanderando la moderación de la exigencia que representa este impuesto arcaico, vetusto e injusto, prácticamente inexistente en la Unión Europea pues solo se aplica en un escasísimo número de países miembros.
Junto a lo anterior, anunció también Díaz Ayuso la elevación del límite de edad desde los actuales 35 años hasta los 40 para tener derecho a la deducción autonómica en el IRPF por los importes pagados para el arrendamiento de la vivienda habitual, medida que resulta evidentemente positiva para aliviar el coste que a los contribuyentes afectados les supone disponer de una primera vivienda.
Como la actual política es como es, en cuanto se conoció esta nueva reducción de impuestos que aplicará la Comunidad de Madrid saltaron con movimiento de autómata las habituales voces de la troupe progre para criticarlas blandiendo al aire su reiterada y gran mentira: Que las rebajas fiscales de Ayuso son regalos a los ricos. Solo con un cinismo y una hipocresía ilimitada puede mantenerse que exonerar de tributación a las pequeñas, pequeñísimas, donaciones sea un regalo para los ricos. O que lo sea expandir la deducción por los importes pagados para el alquiler de una vivienda, o reducir la carga fiscal aplicable a una herencia entre familiares próximos. Pero da igual, para los cínicos e hipócritas de la troupe progre no importa la realidad y en su obsesión por criticar a Ayuso son capaces de afirmar que la Tierra es plana.
¿Quién le trata mejor?
Ya sabíamos que mienten y además es fácilmente demostrable. Basta una mirada a los tipos estatal y autonómico del IRPF para cerciorarse de la falsedad de su mensaje y comprobar cómo tratan respectivamente el Estado y la Comunidad de Madrid a los individuos con rentas bajas y medio bajas. Veamos, para un contribuyente cuya base liquidable en el impuesto sea 12.000 euros su cuota íntegra en el Estado es 1.140 euros (un 9,50%) en tanto que en la Comunidad de Madrid es 1.020 euros (un 8,50%). ¿Quien le trata mejor? Si vamos al caso de aquel cuya base liquidable sea 19.000 euros, se comprueba que la cuota íntegra estatal sube hasta 1.969 euros (un 10,36%) mientras que la autonómica de Madrid resulta ser 1.739 euros (un 9,15%). ¿Quién le trata mejor? Por último, para el supuesto del contribuyente con 35.000 euros de base liquidable, la cuota íntegra del Estado llega a 4.189 euros (un 11,97%) mientras que la correspondiente a la Comunidad madrileña se queda en 3.786 euros (un 10,82%) ¿Quién le trata mejor?
En todos los casos expuestos, sea la base liquidable del IRPF 12.000, 19.000 o 35.000 euros -al parecer, ricos para la troupe progre- la Comunidad Autónoma de Madrid es menos exigente que el Estado. Expresado de otro modo, los contribuyentes de renta baja o medio baja son fiscalmente mejor tratados por la Administración tributaria de Ayuso que por la AEAT de Sánchez.
La crítica sí puede -en realidad, debe- dirigirse a todos aquellos que, por entender que así defienden sus ideas, mienten descaradamente a la sociedad
Viene al caso referirse también a la donación recibida en 2022 por David Sánchez, el favorecido hermanísimo del presidente, procedente del padre de ambos. A la hora de pagar el impuesto que grava las donaciones, el músico conocido por su ilegal expatriación fiscal optó -ilegalmente- por hacerlo en la Comunidad de Madrid en la que solo ha tenido que satisfacer un importe simbólico frente a la alternativa -procedente legalmente- de hacerlo en Extremadura gobernada entonces por el PSOE donde le correspondía pagar un importe aproximado de 40.000 euros. ¿Considera entonces la troupe progre que David Sánchez es uno de los ricos favorecidos por las rebajas fiscales de Isabel Díaz Ayuso?
A nadie se le puede criticar por su ideología salvo que ésta incorpore monstruosidades como, por ejemplo, las que se contienen en el pensamiento nazi o en el comunista cuya respectiva aplicación práctica ha supuesto el asesinato de millones de seres humanos. Pero la crítica sí puede -en realidad, debe- dirigirse a todos aquellos que, por entender que así defienden sus ideas, mienten descaradamente a la sociedad. Es el caso de la troupe progre española. Pero es que parece claro, a ellos les disgusta que se reduzcan los impuestos porque en última instancia tampoco les gusta que se aumente la libertad.
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ma
// :
Si eres pobre no puedes entrar con el coche a Madrid.¿Quién te trata mejor?
stoicus
// :
Ergo, 1975. ¿No es eso?
Elfrutero
// :
Si te bajan los impuestos 200/300 euros al años (no creo que para rentas medias y bajas la rebaja sea mayor) pero luego tienes que pagar un seguro de salud porque la Sanidad Pública la están masacrando; cual es la ganancia?
Wesly
// :
Sobre el tema de los impuestos. De acuerdo, hay que pagar impuestos, pero, antes de decidir cuánto hemos de pagar, habría que dejar absolutamente claras y resueltas tres cuestiones previas. La primera es delimitar, con criterios claros y perfectamente justificados, para qué es justo que se nos exija que paguemos impuestos. ¿Para subvencionar generosamente a partidos políticos y sindicatos?, ¿para pagar el sueldo y los privilegios de políticos y empleados públicos no sujetos a la competencia?, ¿para contratar a amigos y familiares de los políticos como funcionarios?, ¿para engordar una Administración mastodóntica e ineficiente?, ¿para repartir regalos a cambio de votos para el partido del Gobierno?. La segunda es qué controles efectivos, qué criterios claros, qué procedimientos operativos, qué auditorias exhaustivas están ya implantados para asegurar 1) que todo el dinero público se gasta sólo de la forma más eficaz posible para servir al interés general, y 2) que todo intento de incumplir el punto 1 anterior será detectado y denunciado ante la justicia. Y la tercera es qué sanciones aumentadas están ya previstas en el código penal para castigar el robo, la malversación, y la gestión negligente o desleal del dinero público. Como estas condiciones no se cumplen, ni tiene pinta de que se vayan a cumplir, en realidad todos deberíamos negarnos a pagar impuestos.
ma
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Si eres pobre no puedes entrar con el coche a Madrid.¿Quién te trata mejor?
stoicus
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Ergo, 1975. ¿No es eso?
Elfrutero
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Si te bajan los impuestos 200/300 euros al años (no creo que para rentas medias y bajas la rebaja sea mayor) pero luego tienes que pagar un seguro de salud porque la Sanidad Pública la están masacrando; cual es la ganancia?
Wesly
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Sobre el tema de los impuestos. De acuerdo, hay que pagar impuestos, pero, antes de decidir cuánto hemos de pagar, habría que dejar absolutamente claras y resueltas tres cuestiones previas. La primera es delimitar, con criterios claros y perfectamente justificados, para qué es justo que se nos exija que paguemos impuestos. ¿Para subvencionar generosamente a partidos políticos y sindicatos?, ¿para pagar el sueldo y los privilegios de políticos y empleados públicos no sujetos a la competencia?, ¿para contratar a amigos y familiares de los políticos como funcionarios?, ¿para engordar una Administración mastodóntica e ineficiente?, ¿para repartir regalos a cambio de votos para el partido del Gobierno?. La segunda es qué controles efectivos, qué criterios claros, qué procedimientos operativos, qué auditorias exhaustivas están ya implantados para asegurar 1) que todo el dinero público se gasta sólo de la forma más eficaz posible para servir al interés general, y 2) que todo intento de incumplir el punto 1 anterior será detectado y denunciado ante la justicia. Y la tercera es qué sanciones aumentadas están ya previstas en el código penal para castigar el robo, la malversación, y la gestión negligente o desleal del dinero público. Como estas condiciones no se cumplen, ni tiene pinta de que se vayan a cumplir, en realidad todos deberíamos negarnos a pagar impuestos.