Todo el mundo tiene miedo a algo. Las serpientes y cucarachas son dos de los animales más repetidos al preguntar a la población sobre sus fobias, además de las arañas, un arácnido de lo más odiado por muchos. En el caso de estos últimos, pueden ser tiempos difícil para vivir en la capital. Los madrileños se hacen eco en las redes sociales de la proliferación de telarañas en la vía pública. Pero, ¿por qué ocurre esto? ¿A qué se debe su aumento y es necesario tomar medidas?
Los usuarios de TikTok se hacen eco de la proliferación del arácnido en las calles de Madrid. "¿Por qué Madrid está lleno de telarañas y nadie está hablando de ello?", pregunta una usuaria en su perfil social. "Desde hace varios días estoy viendo unas telarañas del tamaño de un chalet en La Moraleja", denuncia mientras avanza en el interior de un centro comercial. En los comentarios de la publicación, cientos de usuarios concuerdan en el suceso y hablan de sus propias experiencias. "Pensé que era la única" o "me pasa lo mismo" son algunas de las opiniones más repetidas, pero lo cierto es que hay un motivo que explica el suceso.
¿Por qué hay telarañas en Madrid?
Es cierto que la presencia de arañas ha aumentado en la capital, pero no es un suceso anómalo. Aunque no resulte un suceso llamativo cada año, lo cierto es que siempre ocurre en esta época. Otoño es la temporada de cría de estos arácnidos. Tras su nacimiento, las pequeñas arañas tienen una forma muy particular de expandirse: a través del viento, por medio de 'hilos' de telarañas. Este fenómeno es conocido como vuelo arácnido, técnica que favorece su supervivencia y que en ocasiones les permite el transporte durante cientos de kilómetros.
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Algunos usuarios de las redes sociales no se muestran preocupados por la situación, sino todo lo contrario: apuntan a que es una buena señal. "Que haya más arácnidos en la ciudad es que estamos respetando más zonas verdes", opinan. Para emprender el vuelo arácnido, la araña sigue ciertos pasos. Primero, se coloca en contra del viento y comienza a producir seda. Después de hacerlo, el arácnidos relaja sus patas, y cuando la red cuenta con la suficiente resistencia, esta se elevará y podrá trasladarse. Las distancias dependerán de la altura a la que ha comenzado este proceso, al igual que la presencia de obstáculos, como un árbol o cualquier otro cuerpo.
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