Escribo esta columna pasada la medianoche, al llegar a casa después de asistir a la entrega de los Premios del diario 20minutos que cumplen su segunda edición. Vengo emocionado, con la impresión de haber sido testigo de un momento excepcional. En el salón de baile del Teatro Real habían ido ocupando sus puestos los invitados de los medios informativos, los de las empresas más reconocidas, los de la banca, los de los partidos políticos centrales, como Alberto Níñez Feijóo, presidente del PP o de los restos exiguos la nueva política, como Ione Belarra, diputada por Madrid en el Congreso y secretaria general de Unidas Podemos; del Gobierno, como Óscar López, ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, o Elma Saiz, ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones; de las instituciones, como Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, el presidente de Aragón, Jorge Azcón, o la vicealcaldesa de la Villa, Inmaculada Sanz.
El acto se había iniciado con un cuarteto de cuerda interpretando Yesterday y alguna otra melodía de los Beatles. Siguió la directora del diario, Encarna Samitier, marcando el paso del periodismo comprometido el que se emplea en la defensa del público de a pie y no de los gobiernos, el que pugna por la concordia en vez de por el encono. Enseguida, fue el turno de los premiados: la ciudad de Sevilla con su alcalde para recogerlo; Irene Vallejo en su junco infinito y Lola Fernández Ochoa en su fundación. Lo más relevante fue el fin de fiesta que se reservó el presidente del Grupo Heneo, Fernando Yarza, quien subido al estrado hizo una intervención memorable. Repasó los deberes de la la prensa libre de calidad considerada como el mejor antídoto frente a los bulos y la desinformación, generados por esa verdadera máquina de odio y radicalidad que son las redes sociales. Añadió que “cuanto más diverso y plural sea el ecosistema de medios de nuestro país, mayor será nuestra calidad democrática".
Educación e infraestructuras
Concluyó defendiendo la Constitución, la Monarquía Parlamentaria y un maravilloso proyecto compartido, diverso y plural que se llama España que en estos tiempos conviene defender de manera clara, rotunda, sin dudas ni reservas. Exigió igualdad entre ciudadanos frente a agravios generados por cupos y conciertos económicos. Los de la España vaciada, dijo, solo pedimos dos cosas: no ser tratados como ciudadanos de segunda, teniendo acceso a los mismos servicios públicos de sanidad y educación que el resto de los españoles, así como a unas infraestructuras dignas; y que nuestro país nos quiera tanto como nosotros lo queremos a él".
Yarza lo dijo todo con elegancia torera supo parar, templar y mandar, se abstuvo de prodigar deferencias a los ministros ni de ofenderles con el tono o con los gestos. Demostró valor y contención. Los ministros y afines asimilables hicieron muy ostensible su abstención en el aplauso pero tampoco se alzaron para darle la réplica y prefirieron darse a la fuga. Pero las palabras de Yarza tienen garantía de alcanzar alta resonancia. De modo que, un buen amigo periodista comentaba a la salida, que en adelante el 29 de octubre dejará de ser recordado como la fecha del discurso fundacional de Falange Española en el teatro de la Comedia y pasará a recordarse como la fecha del Grito de Yarza en el Teatro Real. Atentos.
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