Poco a poco las cosas cambian. En la Iglesia católica, la más númerosa en fieles en todo el mundo —de los cuales unos 35 millones están en España, según se extrae del CIS—, la política de comunicación avanza desde hace años hacia una transparencia que, por desgracia, no tiene precedentes. La institución cada vez encuentra menos trabas internas para hacer públicos cifras y testimonios sobre aquellas cuestiones que menos le favorecen, pero que son necesarias para el conocimiento general. Al fin y al cabo, ayuda cada año a más de 1,3 millones de personas y no puede ocultar la otra cara de la moneda. La cual, efectivamente, ya no hacen esfuerzos por mantener debajo de la alfombra.
Tradicionalmente reacio a hablar de sus trapos sucios, el catolicismo se vuelca ahora en pedir perdón a las víctimas de abusos, una realidad a la que no pueden dar la espalda por una cuestión de principios y por pocos que hayan sido proporcionalmente en el total de abusos que se cometen en la sociedad en general. Por eso, el cardenal José Cobo —al frente del Arzobispado de Madrid desde julio de 2023— parece que quiere ser uno de los estandartes de esta nueva corriente en el seno de la Iglesia en España.
La semana pasada, el arzobispo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal organizó un acto ex profeso en la catedral de la Almudena para pedir perdón. En él, para mayor penitencia, se leyeron testimonios de víctimas en los que se lanzaron palabras tan duras como "me robaron el alma", "fui brutalmente presionado de forma planificada bajo amenaza" o "estuve teniendo sexo 10 años con mi confesor". Estos demoledores discursos se pronunciaron en la presencia de los medios de comunicación por iniciativa propia del arzobispado. "No tengan miedo de las víctimas", les pedía una de ellas. "Hemos sido traicionados por la Iglesia, la Esposa de Cristo, pero queremos y necesitamos un renovado abrazo maternal. ¿Estamos dispuestos a darlo? Algunos de nosotros sí lo queremos recibir”, se leyó en el citado acto que presidió el cardenal José Cobo.
Este cambio de filosofía se enmarca en la política que viene impulsándose con fuerza desde Roma, donde precisamente esta semana ha publicado el primer informe sobre Protección de Menores en la Iglesia. En él se ilustra el trabajo que se ha llevado a cabo en todo el mundo durante los útlimos 12 meses y "lo que aún se debe cambiar para ayudar y restablecer la confianza", informa el servicio de prensa de la Santa Sede. En el documento se refleja que desde que el papa encargase en 2022 la puesta en marcha de esta memoria anual, los países que se hhabían enfrentado en el pasado a escándalos de abusos han implantado protocolos que han conseguido desplomar el número de casos reportados "de forma espectacular".
Precisamente, Cobo (Sabiote, Jaén, 1965) fue el joven obispo por el que apostó Francisco el año pasado para estar al frente de la archidiócesis de Madrid, la más numerosa de España, y apenas un año después fue elegido como vicepresidente de la Conferencia Episcopal por el resto de sus colegas españoles. Durante su intervención en la Almudena el 21 de octubre destacó que las "heridas" de estas víctimas "nos han abierto los ojos para reconocer que no hemos cuidado a las víctimas, que no os hemos defendido y que nos hemos resistido a entenderos cuando más lo necesitabais" y reconocía "que ha habido abusadores dentro de la Iglesia".
"Nos ha costado reconocerlo", evidenciaba el cardenal en su discurso, en el que recalcaba que "no nos sirve de ningún consuelo" el hecho de que haya habido abusos también fuera de la Iglesia y aseguraba que todas las víctimas tendrán indemnización, dejando así patente el compromiso de la institución a la que representa.
"La actitud del arzobispo siempre ha sido de colaboración, incluso de motor en cuanto a la labor de la Iglesia frente a los abusos", explica Miguel García-Baró, coordinador del proyecto del arzobispado de Madrid contra los abusos. "Desde el principio ha estado incardinado en el proyecto Repara y lo ha dinamizado todo lo posible. Tiene una sinceridad y una claridad de juicio sobre todo esto que es un ejemplo para todos nosotros".
Protocolo de la Archidiócesis para con sus víctimas
El proyecto Repara del arzobispado de Madrid es una de las 202 oficinas abiertas por las diócesis españolas por todo el país para la recogida y gestión de denuncias sobre abusos en el seno de la Iglesia. "Aquí acogemos a las víctimas, que desean ser escuchadas y, a ser posible, creídas por los que las oímos. Y solo después, quizá, denuncian. Porque lo que buscan es que quien abusó de ellas ya no pueda hacerlo más. En caso de que siga vivo, claro", explica a Vozpópuli Miguel García-Baró.
La primera necesidad de los creyentes que han sido víctimas de estos abusos en el pasado es volver a creen en la Iglesia como institución, por lo que la archidiócesis de José Cobo los acompaña con "escuchas de duelo" o tratamientos psicológicos. "La víctima le teme a la revictimización cuando empieza a hablar de lo que le sucedió. En el pasado, hubo un trato tan duro a los que hablaban de los abusos en su entorno —familia, parroquia, colegio…—, que muchas veces se sufría más cuando se empezaba a hablar de ello de forma pública que cuando sucedieron los abusos en sí", asegura el coordinador del proyecto Repara.
En el acto de este mes se ha visto una respuesta "impresionante", como opina Miguel García-Baró. "Hay que tener en cuenta que las víctimas suelen venir porque alguien las induce a venir, es decir, porque se convencen, y no suelen ser solas, sino quizás su párroco o un amigo, se convencen de que la ayuda les es realmente imprescindible".
"Se ha ido viendo que la intención que nos guía es la de cuidar a personas, no la de blanquear instituciones", señala el coordinador. "Somos absolutamente sinceros en lo que hacemos y no vamos con segundas, queremos contribuir a que lo que es un desastre, un pecado abierto, un delito muchísimas veces no llevado ante tribunales. El rostro de lo evangélico tiene que volver a mostrarse", asevera este laico de la Iglesia católica.
"Duele" que señales a los sacerdotes como "pederastas"
"El señalamiento duele, pero si la iglesia no se mueve con este trabajo de purificación y de reforma, ¿quién puede tener más necesidad de hacerlo que la propia Iglesia?", se pregunta el coordinador. "Yo espero que la sociedad vaya viendo que la iglesia sí se ha movilizado en este sentido y que quiere cambiar por completo y pasar a una cultura en donde se vea que que hay tanta gente buena en ella que intenta arreglar el lado podrido de la conducta de algunos de sus miembros".
"Duele" el señalamiento de un señor "solo por ir vestido de cura" por la calle cuando se oye el comentario "por ahí va un pederasta", como comparte con Vozpópuli Miguel García-Baró. "Es una barbaridad y una ofensa. Nosotros tenemos que iniciar este trabajo con profundidad y espero que en todas las oficinas".
Los obispos y la comunidad religiosa, con las víctimas a través del plan PRIVA
La Conferencia de los obispos de España (Conferencia Episcopal Española, CEE) y la de religiosos (Conferencia Española de Religiosos, CONFER) han dado un paso más en esta línea de lucha integral contra los abusos y reparación de los cometidos en el pasado. En la Asamblea plenaria de la CEE del pasado julio se aprobó el Plan de Reparación Integral a los menores y personas equiparadas en derechos, víctimas de abusos sexuales, denominado PRIVA. A través de él, la Iglesia promueve la denuncia de los abusos ante las autoridades correspondientes, confiando a la Justicia ordinaria.
Cuando el cauce legal no es posible, por la prescripción legal del delito o por el fallecimiento del victimario, la Iglesia sostiene que toda víctima, "también en estos casos", debe ser "acogida, atendida y reparada de manera integral", informan desde la Conferencia Episcopal. El Plan PRIVA abarca la creación de un órgano que coordina la respuesta de la Iglesia más allá de los procedimientos judiciales, trata de verificar caso por caso y busca la reparación de la víctima.
La Iglesia dispone de 202 oficinas de protección de menores para la recepción de denuncias de abusos cometidos en el pasado. De ellas, 60 son de carácter diocesano e interdiocesano y 142 pertenecen a las congregaciones religiosas, en las que se han recibido más de 909 testimonios de los últimos 80 años.
Tanto la Conferencia Episcopal Española (CEE) como la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) publicaron sus protocolos que sirven de referencia para todas las diócesis e instituciones que engloban. La CEE lo aprobó en noviembre de 2022 —se encuentra en su web paradarluz.com— y CONFER lo hizo público ya en julio de 2022. Estos instrumentos sirven de referencia para instituciones más pequeñas y permiten ser adoptados como marco de actuación en las instituciones eclesiales que no han podido dotarse de un protocolo propio. También otras instituciones eclesiales, que son objeto de este estudio, como los institutos seculares, la prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, el Movimiento Focolar o la Fraternidad de Comunión y Liberación se han dotado de estos protocolos.