Colman Deegan, consejero delegado de Vodafone en España, ha anunciado su renuncia al cargo. El directivo irlandés fue fichado en su día para liderar la compañía en nuestro país, en parte, por su alta especialización en fusiones y adquisiciones. Se rumiaba desde hace tiempo una operación entre dos compañías de telecomunicaciones, y Vodafone y MásMóvil parecían condenadas a entenderse. Era el hombre indicado.
Orange apareció como lo hace el ladrón de parejas a última hora del baile. Vodafone se quedo compuesta y sin nada a lo que agarrarse. La figura de Deegan no parece, visto el escenario actual, tan crítica como lo era entonces. Los rojos deben recomponerse, y lo harán con un nuevo CEO, aún por determinar.
No lo tendrá fácil quien se ponga al pescante de Vodafone, que ya ha iniciado un proceso para seleccionar el candidato más idóneo. En los dos últimos ejercicios computados en nuestro país ha pasado de facturar 4.296 millones de euros a 4.180 millones de euros, lo que supone una caída de los ingresos del 2,7%. Es cierto que el sector de las telecomunicaciones no atraviesa en general un buen momento, pero la situación es especialmente delicada para Vodafone.
Al tijeretazo en los ingresos hay que sumar que pasará a estar muy lejos en cifras de clientes, tanto de Telefónica como de la empresa resultante de la fusión entre Orange y MásMóvil.
Telefónica tenía en 2021 (último periodo anual facilitado por la CNMC) en torno a 5,9 millones de clientes de banda ancha fija, 18,9 millones de móvil y 4 millones de usuarios de televisión de pago, con lo que su base de líneas es de 28,8 millones. Orange y MásMóvil sumaban 7,1 millones de clientes de banda ancha fija en España, 24,8 millones de clientes de móvil y 1,5 millones de usuarios de televisión de pago, un total de 33,4 millones de líneas. En total, la suma de ambas corporaciones supone el 74% del mercado (el 45% corresponde a Orange y MásMóvil y el 29% a Telefónica). Vodafone tiene aproximadamente un 20% de las líneas en España y los Operadores Móviles Virtuales (OMV), aquellos que operan con red propia, alrededor de un 6%.
Si vemos lo que sucede con los ingresos, la música no suena mucho mejor. Telefónica factura 12.417 millones de euros, mientras la suma de Orange y MásMóvil ronda los 7.300 millones de euros. Vodafone, con 4.180 millones de euros de ingresos en España, cierra de nuevo el ranking.
Vodafone y la importancia de Lowi
La potencia de fuego de los rojos está en Lowi, su operador Low Cost, que creció en 310.000 líneas en el último ejercicio, hasta alcanzar 1,5 millones de usuarios. Sin embargo, es precisamente esta marca de bajo coste la que canibaliza los clientes más rentables. Se hace la competencia así misma, perdiendo usuarios que descienden de Vodafone a Lowi. Todos los operadores hacen lo mismo -tienen marcas con precios muy asequibles-, pero esto perjudica más al operador que peor se encuentra en número de clientes y facturación, porque se reduce el ARPU o, lo que es lo mismo, los ingresos por usuario, y Vodafone es la que más oxígeno necesita en ingresos.
Otro de los problemas viene precisamente también del mercado del low cost. Se llama Digi Mobil. La empresa, de origen rumano, lleva un par de años al frente del ranking de robo de clientes a la competencia. Esto perjudica a Lowi, como decimos la que más crece en usuarios dentro de Vodafone España, porque Digi se dirige precisamente a su mismo tipo de cliente.
El nuevo primer ejecutivo de Vodafone tendrá un caballo complicado de gobernar. Un escenario que podría mejorar si la Unión Europea (UE), en la actualidad pendiente de dar luz verde a la operación entre Orange y MásMóvil, decidiera frenarla. No es probable que suceda, pero cosas peores se han visto.
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