Las familias de Virginia Guerrero Espejo y Manuela Torres Bouggefa sufren en soledad desde que se perdió la pista de ambas, hace más de 30 años en Reinosa (Cantabria). La justicia no ha practicado las diligencias reclamadas y la desaparición de estas dos menores fue archivada por la Audiencia Provincial de Palencia. Ahora, han recurrido este cierre al Tribunal Constitucional con un objetivo: terminar con el desamparo de las personas desaparecidas y que no se concluyan las investigaciones hasta que sean encontradas, vivas o muertas.
Virginia, de 14 años, y Manuela, de 12, salieron de su casa en Aguilar de Campoo el 23 de abril de 1992. Dijeron a sus padres que se iban a quedar en su mismo pueblo para celebrar el cumpleaños de una amiga. En cambio se escaparon a una discoteca en Reinosa (Cantabria) a más de 30 kilómetros de su domicilio.
En esa sala de fiesta se les hizo tarde y perdieron la forma de volver a su vivienda. Según una de las testigos, las adolescentes se subieron en un Seat 127 de color blanco. Estaba conducido por un joven alto y moreno de entre 20 y 25 años. Las recogió haciendo autostop a la altura de la antigua fábrica de galletas de Cuétara. Más de 30 años después su destino sigue siendo un misterio.
La batalla de la familia no ha terminado
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Cervera de Pisuerga (Palencia) archivó el caso en septiembre de este año. Una decisión que fue respaldada por la Audiencia Provincial de Palencia. Sin embargo, para sus allegados esta batalla no ha terminado, tal como explica a Vozpópuli Carmen Balfagón, criminóloga y abogada de las familias.
Este martes la letrada presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional. "Entendemos que las familias han visto vulnerados sus derechos fundamental a una tutela judicial efectiva. Lo basamos en que ninguna de las diligencias que se han planteado por la representación de Virginia y de Manuela han sido admitidas", asegura Balfagón.
Desde la familia de las desaparecidas se ha pedido que se busque "si existe la posibilidad de encontrar los cadáveres o algún resto cadavérico" que confirme los peores presagios de la familia de estas dos menores. "Nuestra intención es seguir con este tema. Si no tenemos respuesta en España iremos a Estrasburgo", advierte.
Todas las diligencias fueron denegadas
La investigación de la Guardia Civil duró solo 9 años. Además, no se pudo buscar en determinados lugar por problemas técnicos que surgieron en 1995. "Hoy esos problemas están superados y es posible y factible realizar esta búsqueda. De igual forma el resto de diligencias que se han denegado van encaminadas a poder conocer qué ocurrió con las niñas 30 años después", recalca Balfagón.
El recurso presentado en el Constitucional no solo busca justicia para las dos desaparecidas, Manuela y Virginia. Esta abogada recuerda que las desapariciones no prescriben a diferencia de otros supuestos penales. "En base a la legislación internacional y las recomendaciones que nuestro país ha suscrito, la persona desaparecida deber ser buscada hasta que aparezca ella o su cadáver", lamenta esta letrada.
La búsqueda de desaparecidos no puede cesar
Por lo tanto, entienden que en materia de personas desaparecidas la "labor investigadora no puede cesar". "Tenemos un caso donde prácticamente no se han hecho diligencias", denuncian. Para esta criminóloga, las cifras del Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES), un órgano dependiente del Ministerio del Interior, son "suficientemente preocupantes" para que se aborde esta "enorme problemática" que "conlleva angustia y dolor" a muchísimas familias.
En España hay un protocolo para estas desaparecidas pero falta una "legislación propia que llene de contenidos todas las lagunas legales que existen". Sobre todo en materia de menores vulnerables. En nuestro país existen más de 5.000 denuncias activas de este tipo de desaparecidos.
El portavoz de las familias, Ramón Chippirrás, ha asegurado a Vozpópuli que su objetivo es conocer "qué sucedió con sus hermanas y sus hijas". "Descansar y poder realizar el duelo. Quieren creer que pueden estar vivas pero evidentemente con el tiempo transcurrido probablemente han estado involucradas en un hecho delictivo", lamenta.
Y es que los allegados de las desaparecidas tienen el deseo de "poder descansar de una vez por todas". Lo "pasan mal" cada vez que sale la noticia de la aparición de restos óseos en la zona. "Es volver a reabrir una herida", valora.
Siete meses después del caso Alcàsser
En el caso de Virginia y Manuela no llegó a encontrarse ningún sospechoso. No se revisó las bases de datos de la época para conocer la identidad del misterioso conductor del coche blanco. Un fantasma que no dejó rastro. Su recuerdo aún sigue en la retina de sus familias.
Siete meses después de su desaparición el corazón de España se tambaleó con otra noticia similar. Una gran repercusión mediática azotó la zona del Levante. Míriam, Toñi y Desirée, tres chicas de catorce y quince años del municipio valenciano de Alcàsser se ausentaron. Su investigación dejó en un segundo plano el paradero de las niñas desaparecidas de Aguilar de Campoo. Los cuerpos de estas tres chicas fueron localizados mientras que el destino de las palentinas es aún un misterio.