Opinión

La trampa europea

Empiezo a tener una pesadilla recurrente en la que el europeo medio, trabajador empobrecido, va a duras penas en una bicicleta cargando cosas de China y peras de Sierra Leona

  • Agenda 2030

Empiezo a tener una pesadilla recurrente en la que el europeo medio, trabajador empobrecido, va a duras penas en una bicicleta cargando cosas de China y peras de Sierra Leona camino de un curso de formación sobre La empatía con animales, pero no con personas mayores. Lleva una pegatina a modo de insignia militar sobre algo de luchador contra el cambio climático para poder circular mientras sortea a “personas gestantes” con hijab. Al final de la calle, frente a la bici, aparece un tanque ruso y en el cielo un avión americano se aleja rumbo al Pacífico. En las plantas altas de los altos edificios, muy lejos de la vida real, aparecen las élites políticas nacionales y europeas (deeply concerned) asomadas a las ventanas de lo que parecen oficinas con aire acondicionado de empresas de gas y otros lobbies. Desde ahí se dirigen al de la bici para anunciar otra desorbitada subida de impuestos, que ellos no pagan, y míseras ayudas para que comparta pisos de 40 metros cuadrados. Mientras, le señalan por racista al haber evitado las calles donde hay gente con machete, un instrumento que el multiculturalismo de gueto fomentado por los del rascacielos ha traído a su vida de privilegio.

Ojalá fuese una imagen futurista producto de algún sueño profético tras leer la aterradora Agenda 2030, pero es una foto de la situación actual de la vida soñada europea. Resquebrajada, aunque aún con sanidad pública.

En Europa han decidido supeditar todo indicio de progreso del bienestar de la clase media y baja a un artefacto llamado cambio climático que arrojan contra los ciudadanos para mantenerles como al paria en bici sin posibilidad de protesta ni escapatoria. Se legisla contra el sentido común y la posibilidad de producir energía sostenible que sea capaz de mantener la producción que nos alimenta y la calidad de vida que disfrutamos. Poder apretar un botón (y poder pagarlo) con acceso a luz, agua caliente y calefacción es prueba de civilización capaz de sobrevivir y desarrollarse. La negativa a aceptar que las energías renovables necesitan de energías que no se interrumpan con fenómenos climáticos cotidianos y la propaganda contra la potente y limpia energía nuclear nos llevan a un cambio de sistema empobrecido, precario y sin mejorar la calidad medioambiental.

La UE ha impuesto unas tasas a los barcos por sus emisiones de CO2 que provocarán que Algeciras pierda el liderazgo portuario en beneficio de los marroquíes

Otra de las cuestiones que no tienen en cuenta quien apela al “No hay planeta B” es que somos un planeta en el que no sólo está Europa. El último ejemplo de política suicida desde las altas esferas con incentivos desconocidos contra los supuestamente propios intereses es la nueva legislación ambiental. La UE ha impuesto unas tasas a los barcos por sus emisiones de CO2 que provocarán que puertos como el de Algeciras pierda el liderazgo portuario produciéndose un desvío de las rutas marítimas del estrecho a los puertos marroquíes o del resto del Norte de África. Legislación sin ningún efecto sobre las emisiones de CO2, pero devastadoras para la pobreza de los españoles. Como si la decisión que afecta a España y a Europa la hubiese tomado Rabat o alguien con intereses por la zona sin resistencia interna.

En Europa estamos a las puertas de una guerra entre Rusia y Ucrania. La población de ésta última no parece aceptar que otros decidan sobre su propio destino. Nacionalistas llamarían algunos, con desprecio y superioridad moral, a los ucranianos . La obstinación de Putin en ejercer un control en exclusiva sobre los países que pertenecieron y estuvieron bajo el yugo del telón de acero, para que vuelvan a ser meros satélites, y sus ciudadanos meros súbditos, de la voluntad y los intereses del Kremlin. Una Rusia dispuesta a chantajear a Berlín con el suministro de gas y a utilizar la fuerza militar mientras la Unión Europea no. Las élites de Bruselas no se sienten afectadas por esta guerra, por lo que la UE no es ni tenida en cuenta como interlocutor, puesto que Moscú solo atiende a EE.UU. para así incrementar las fricciones entre socios de la OTAN. La única esperanza para los ucranianos de que intervengan en su favor es el precedente que podría suponer de cara a China con Taiwán.

Contactos para conseguir fondos

Una situación de incertidumbre en un momento de crisis y, sin embargo, las élites políticas no muestran el mínimo plan ni el menor interés en defender los intereses o la supervivencia del ciudadano, ni del espacio común. Los Fondos Next Generation, que nos iban a salvar a todos de la ruina, están en peligro de protagonizar los escándalos de corrupción que sabremos en la siguiente generación verde y digitalizada.

Hasta ahora la arbitrariedad del Gobierno en su reparto y la falta de transparencia aumentan la sensación en el pequeño empresario de necesitar contactos para optar a ellos en igualdad de condiciones. Si Berlanga tuviese que plasmar una bienvenida a este nuevo Plan Marshall europeo no serían las autoridades españolas, sino los ciudadanos quienes se quedarían saludando con cara de idiotas a ese coche que simbolizó en otro tiempo la riqueza.

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