La vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha anunciado que se ampliarán los 400 millones de euros del Moves II para vehículos eléctricos a otros 400 millones, "en la medida que se vayan ejecutando". También habrá "moves singulares" para la innovación industrial con 300 millones, con la aspiración de que se construyan más puntos de recarga. Las intenciones que maneja el Gobierno es que haya 100.000 puntos para 2023, año en el que deberán circular por las carreteras españolas 250.000 vehículos eléctricos, es decir, cuatro veces más que hoy en día.
Como ayudas a corto plazo, el Plan Moves II contará con 20 millones de euros adicionales para las comunidades autónomas que ya hayan comprometido la totalidad de su presupuesto en esa línea, según ha confirmado Ribera durante su visita a las instalaciones de la empresa Power Electronics en Valencia, que liderará un consorcio para la construcción de una planta de baterías allí.
La ampliación de presupuesto permitirá que la Comunidad Valenciana reciba 4 millones adicionales que se suman a los 10,6 millones que ya ha percibido. La Comunidad de Madrid recibirá 7,5 millones más, que se añaden a los 14 millones de su presupuesto inicial; Cataluña recibirá 5 millones extra, sumados a los 16 millones que percibió al inicio; a Aragón se destinarán 2,5 millones adicionales a los 2,8 millones de origen; y Navarra recibirá 830.000 euros, que se unen a los 1,4 millones iniciales.
Ayudas que coinciden con anuncios como el del Seat, una “excelente noticia” para Ribera, que ha anunciado que a partir de este fin de semana, la planta de Martorell (Barcelona) va a poner en marcha un proceso de transformación en el que el conjunto de la cadena de valor de los vehículos eléctricos tendrán mucho que decir. Un anuncio al que siguió el de la puesta en marcha del consorcio público-privado con la propia Seat, Volkswagen e Iberdrola para construir en España la primera planta de baterías.
Coches eléctricos en Martorell
Ya el pasado 22 de febrero el presidente de Seat, Wayne Griffiths, dijo que mantenían "discusiones bastante avanzadas con el Gobierno" para que la planta de Martorell pueda fabricar un coche eléctrico en 2025, pero reclamó al Ejecutivo una apuesta decidida por la electrificación y poder contar con una planta de baterías "cerca".
Para Ribera es "simbólico" que este proceso de transformación en España hacia el eléctrico se inicie con Seat, porque no hay ningún español que no piense o haya pensado en un Seat 600 o vehículo similar como gran revolución para la movilidad de la clase media. Al respecto, ha asegurado que hasta ahora a los vehículos eléctricos se les ve como de gama alta, costosos y complicados, lo que ha provocado que no se haya dado el salto a su democratización que confía llegue de la mano de Seat.
Por eso, ha insistido en que el anuncio de la marca española es "importante" porque detrás de él hay que aprovechar el conjunto de los elementos diferenciadores que han hecho de España "un gran país para la industria del automóvil", y entre los que ha citado la logística, los componentes, sus trabajadores enormemente cualificados, así como "la integración de esas capacidades en términos de baterías, de servicios digitales, de cargadores, industria electrónica y en términos de potencia".
Según la ministra, no hay que conformarse solo con el ensamblado del vehículo, ya que hay que pensar en motores, en piezas que se integran en el vehículo, en la digitalización en la movilidad o en la capacidad de los servicios financieros asociados
Récord de ventas en Europa
Y es que el coche eléctrico apunta a convertirse en poco más de una década en la fuente de energía con mayores matriculaciones en Europa, mercado en el que la venta de estos modelos registró cifras históricas en 2020, superando el millón de unidades con 1.045.000 coches vendidos, una situación que se espera aumente de manera considerable en los próximos cinco años, según un comunicado publicado por la Comisión Europea.
Estos modelos representaron en 2020 el 10,5% de cuota de mercado frente al 3% en 2019 y, según estimaciones de la industria, la tendencia se acelerará hasta alcanzar los 7 u 8 millones para 2025, en particular por la revisión de los estándares de CO2, prevista en junio de 2021. También incidirán, entre otros factores, las intenciones de impulsar ese vehículo en algunos estados miembros.
La Comisión Europea publicó estos datos con motivo de una reunión celebrada el martes en la que participaron el vicepresidente comunitario Maros Sefcovic y el comisario Thierry Breton con representantes de la industria europea de las baterías para discutir los principales retos futuros. Según Bruselas, Europa va en camino de convertirse en el segundo mayor productor de celdas de batería del mundo, por detrás de China.