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Las calaveras y sus enigmas

El cráneo humano descarnado, símbolo universal de la muerte y uno de los más utilizados en Halloween y el Día de Difuntos, es el protagonista de sorprendentes y curiosos hallazgos.

“Yo fui lo que tú eres, tú serás lo que yo soy” reza la frase situada junto a una calavera que aparece en las inscripciones de algunas lápidas, o está impresa en algunos carteles que invitan a la reflexión a través de la ironía y el humor negro.

Ese tétrico conjunto de huesos de nuestra cabeza, unidos pero despojados de carne y piel, no solo nos recuerdan la efímera y pasajera condición humana, sino que además pueden depararnos algunas sorpresas, como demuestran algunas investigaciones.

Extraños romanos con cabezas puntiagudas

¿Sabía que la práctica de deformar sus cráneos para alargarlos que aplicaban los bárbaros hunos, también fue adoptada en algunas regiones del Imperio Romano, y que esa similitud entre las calaveras de ambos grupos étnicos obliga a revisar la historia de una de las mayores potencias de todos los tiempos?

Cráneo modificado, una práctica atribuida a los hunos que podría haber sido adoptada por los agricultores locales dentro de los límites del Imperio Romano de Occidente.

Según los historiadores, los hunos realizaron incursiones destructivas lideradas por Atila, que contribuyeron a la caída de Roma y siempre lucharon ferozmente con los romanos, pero el análisis de unos restos esqueléticos hallados en Centroeuropa, cuenta una versión algo diferente de los hechos.

Los hunos eran sometidos a ataduras o vendajes de su cabeza cuando eran bebés para moldearse así un cráneo puntiagudo de por vida, de acuerdo a un estudio arqueológico de la Universidad de Cambridge, UoC.

Los arqueólogos de la UoC han descubierto que la práctica de la modificación craneal fue adoptada por algunos de los agricultores locales que vivían en los límites del Imperio Romano de Occidente durante el siglo V, lo cuales cooperaron y convivieron con los hunos, en lugar de combatirlos, adoptando el estilo de vida de esas tribus nómades invasoras.

Genealogía humana escrita en los huesos

Un solo cráneo, llamativamente distinto a lo descubiertos previamente, podría responder algunos de los mayores interrogantes sobre nuestros orígenes y obligar a reescribir las teorías sobre los primeros seres humanos, que formaron parte de nuestro actual género, el denominado 'Homo'.

Esta calavera única, intacta y considerada la mejor preservada de la humanidad temprana, la han descubierto antropólogos de la Universidad de Zurich, UZH, en Dmanisi (Georgia), y es la quinta encontrada en este yacimiento arqueológico. Tiene una cara más grande, una mandíbula y dientes más robustos y un cerebro más pequeño que las anteriores.

Los agricultores de las fronteras del Imperio Romano adoptaron la práctica de deformar sus cabezas para hacerlas puntiagudas a raíz de su convivencia con las tribus bárbaras de los hunos, según la Universidad de Cambridge.

El estudio de este cráneo de 1,8 millones de años, podría desvelar si en nuestros comienzos evolutivos en África al inicio del Pleistoceno, había varias especies del género 'Homo' especializadas en distintos entornos y, al menos una de ellas, fue capaz de extenderse hacia Eurasia, o si por el contrario había una sola especie capaz de hacer frente a una variedad de ecosistemas.

Otra calavera con unos 1,9 millones de años de antigüedad descubierta y estudiada por la Universidad de Zurich (UZH) en Malapa (Johannesburgo, Sudáfrica) también ha ayudado a rescribir la genealogía de la Humanidad, al demostrar la existencia de un nuevo tipo de homínido, la familia de primates sin cola y capaces de andar erguidos sobre sus pies.

Este homínido, bautizado como Australopithecus sediba, podría haber sido un ancestro, hasta ahora desconocido, del género ‘Homo’ que agrupa a las especies de homínidos considerados humanas, incluido el ser humano moderno, según la UZH.

Los dientes revelan a la peste negra

El estudio del material genético de los dientes pertenecientes a las calaveras de un centenar de adultos eurasiático que vivieron en la Edad de Bronce, hace unos 5.800 años, han permitido descubrir un hecho sorprendente sobre el origen de uno de los mayores azotes para la salud humana.

Calavera del pueblo Yamnaya de la edad de Bronce (hace 5.000 años) que fue portador de la bacteria de la peste, Y. pestis, la cual se trasmitió en sus comienzos de persona a persona

Una investigación de la Universidad de Cambridge (UoC) ha revelado que la peste fue endémica en las poblaciones humanas durante más del doble del tiempo de lo que se pensaba, y se propagó por el contacto de persona apersona hasta que unas mutaciones genéticas permitieron a la bacteria que causa esta enfermedad (Y. pestis) sobrevivir en el intestino de las pulgas.

Estas mutaciones, que pudieron haber ocurrido cerca del primer milenio antes de Cristo, originaron la forma bubónica de la peste, que se propagó a una velocidad aterradora a través de las pulgas y, en consecuencia, de las ratas, causando pandemias que diezmaron poblaciones enteras, como ‘la muerte negra’, que aniquiló a la mitad de la población europea en el siglo XIV.

Cráneos usados como copas por caníbales

Hace alrededor de 14.700 los seres humanos utilizaban las parte superior de los cráneos de sus congéneres como recipientes para beber, y esta curiosa costumbre solo era parte de una hábito todavía más inquietante, como era el de comerse unos a otros.

Investigadores del Museo de Historia Natural (NHM) del Reino Unido estudiaron los cadáveres recuperados de un famoso sitio arqueológico, la cueva de Gough en Somerset (suroeste de Inglaterra), confirmando la existencia de una sofisticada cultura de destrucción, procesado y talla de restos humanos.

Cuenco y fragmentos de calavera de la Cueva de Gough

Los científicos determinaron que los restos craneales habían sido cuidadosamente modificados para hacer copas y cuencos de calaveras, hallaron evidencias de desarticulación, masticación y trituración de huesos y de extracción de la médula ósea, y la presencia de marcas dentales humanas en muchos huesos mostró la existencia incontrovertible del canibalismo, según el NHM.

La calavera de un rey como obra de arte

¿Sabía que la calavera del rey Ricardo III de Inglaterra, descubierta e identificada con su esqueleto por arqueólogos de la Universidad de Leicester (UoL) no solo revela que este monarca fue muerto al recibir dos heridas en la parte trasera de su cabeza con una espalda o una alabarda, sino que además ha sido objeto de una innovadora técnica artística?

Retrato artístico del Rey Ricardo III

Alexander de Cadenet produjo una serie de sorprendentes retratos del cráneo del último monarca de la dinastía Plantagenet, utilizando un escáner de rayos X, de la UoL, procurando, según este artista, “fomentar una reflexión sobre el significado y la naturaleza efímera de nuestra vida a través de la imagen de un hombre de Estado con un poder inimaginable”.

Una de los retratos más llamativos muestra la calavera de Ricardo III con una corona, lo que para De Cadenet es la muestra más significativa del ‘memento mori’, una expresión latina que significa 'recuerda que morirás', sin duda muy apropiada para recordarla en estos días de Halloween y de Difuntos.

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