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Euskadi: ¿nación cultural o nación política?

El acuerdo de Gobierno entre PNV y PSE ha reabierto el debate sobre la definición de Euskadi como nación.

  • El lehendakari Iñigo Urkullu.

El acuerdo de Gobierno suscrito esta semana entre el PNV y el PSE abre la puerta a la definición de Euskadi como nación en la reforma del Estatuto de Gernika que ambos partidos quieren abordar en un plazo de ocho meses. Idoia Mendía, secretaria general de los socialistas vascos, ha acotado el alcance del término nación en sentido cultural, sin que ello suponga el reconocimiento de una soberanía originaria ni un derecho a ser un Estado independiente, una interpretación que choca abiertamente con la de los nacionalistas, para los que el término nación tiene connotaciones políticas. Varios expertos hablan para Vozpópuli del debate sobre nación cultural y nación política.

“El reconocimiento de Euskadi como nación en sentido cultural es perfectamente posible, y así lo vienen defendiendo los socialistas desde hace tiempo –dice Javier Elzo catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Deusto-. Para los nacionalistas, en cambio, el reconocimiento como nación es de alguna manera un reconocimiento político, que puede ser la independencia, que es lo que defiende la izquierda abertzale, pero puede ser también el reconocimiento de una relación bilateral con el Estado o, y es lo que yo defiendo, una idea de soberanía compartida. Personalmente, creo que la idea de nación es mucho más que una entidad sociocultural, es una pretensión de entidad política que tenga posibilidades de ejercer como sujeto político, lo que no pasa necesariamente por la independencia, pero tampoco la excluye”.

Javier Elzo: La definición de Euskadi como nación no tiene encaje legal mientras la soberanía resida exclusivamente en el Parlamento español

Una opinión que comparte Ignacio Sánchez-Cuenca, profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid, para quien “Idoia Mendía ha hecho una lectura muy restrictiva del término nación, completamente compatible con la Constitución, puesto que defiende el reconocimiento de Euskadi como nación cultural, no como nación política. Es una interpretación que no chirría con la línea política del PSOE al tratarse de un reconocimiento sin consecuencias jurídicas. A mí esto me parece un poco artificial, porque si reconoces que Euskadi es una nación no quiere decir que tenga derecho a tener un Estado, pero tiene unas connotaciones políticas obvias”.

“Con el concepto de nación hay una toxicidad evidente –asegura Víctor Urrutia, catedrático de Sociología de la Universidad del País Vasco-. Desde el punto de vista académico el término nación tiene un contenido cultural, lo que ocurre es que el debate independentista y soberanista lo ha pervertido. La existencia de una nación como comunidad cultural que se diferencia de otras no conlleva necesariamente a la existencia de un Estado con instituciones propias. Esa es la frontera que no hay que traspasar”.  

Ángel Sánchez Navarro, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), señala que “en términos sociológicos y culturales hay una idea de nación vinculada al nacionalismo como comunidad cultural, los que comparten la misma historia y la misma lengua, pero no es un concepto legal. En sentido jurídico la Constitución Española habla de la unidad de la nación española y de la soberanía nacional, que recae sobre el pueblo español y, por lo tanto, en términos políticos solo existe una nación”. Una idea en la que insiste José Carlos Cano Montejano, profesor de Derecho Constitucional de la UCM, para quien el ordenamiento jurídico no permite el reconocimiento de Euskadi como nación. “El artículo 2 de la Constitución habla de nacionalidades y regiones, no de naciones, y no existe ninguna constitución europea que reconozca la posibilidad de que haya una nación (Euskadi) dentro de otra (España)”.

Ignacio Sánchez-Cuenca: Si reconocemos que Euskadi es una nación no quiere decir que tenga derecho a tener un Estado

Así las cosas, la hipotética inclusión del término nación en el articulado del proyecto de reforma estatutaria no tendría posibilidades de salir adelante. “Tenemos el antecedente del Tribunal Constitucional con la sentencia de 2010 sobre el Estatut que dejó claro que Cataluña no podía ser una nación –dice Sánchez Cuenca-. Mientras no haya un cambio en la doctrina constitucional el proyecto se estrellaría cuando llegase al alto tribunal. El Constitucional tiene una actitud muy cerril sobre este asunto y dice que la única nación que hay, porque nación implica soberanía, es la española, que es la que define la Constitución, y no hay hueco para ninguna otra. Utilizar el término nación les parece impropio salvo que tenga un contenido folclórico, que es lo que es la nación cultural. En algún momento, por la vía de los hechos consumados, esto tendrá que cambiar, porque Cataluña y el País Vasco llevan tiempo reclamando un reconocimiento nacional, pero tanto el Gobierno como el Constitucional están cerrados en banda en este asunto”.

“Si el proyecto de nuevo estatuto hablase de nación se vería confrontado con el Tribunal Constitucional, como ya ocurrió con el Estatuto Catalán en 2010”, coincide José Carlos Cano. “La definición de Euskadi como nación no tiene encaje legal mientras se mantenga el principio de que la soberanía reside exclusivamente en el Parlamento español –dice Elzo-. Si se aplica el principio de que todo lo que se decida en Cataluña o Euskadi debe ser refrendado por las Cortes la iniciativa no tiene futuro”.

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