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“Los mensajes navideños son horteras e insoportables”

El catedrático de Sociología Enrique Gil Calvo arremete contra la “sensiblería” de estas fechas y el espíritu “pueril y buenista que sólo existe en la ficción del peor Hollywood clásico”.

El anuncio televisivo de la Lotería, las colas en Doña Manolita, los escaparates de los grandes almacenes… Ha llegado la Navidad  y con ella unas “fechas entrañables” que reparten alegría, tristeza e hipocresía a partes iguales. Para muchos ciudadanos, son días de ilusión y renovadas esperanzas, cargados de felicitaciones y buenos deseos de paz y solidaridad.  Para otros son una invitación a la melancolía y el abatimiento.

¿Cómo influyen estas fiestas en los hábitos y costumbres de los ciudadanos y en los usos sociales? Algunas respuestas las aporta en esta entrevista el catedrático de la Universidad Complutense Enrique Gil Calvo, experto en sociología política y sociología de la edad, el género y la familia.

-¿Cómo afecta el espíritu navideño, al menos ese que quieren transmitir los grandes almacenes y firmas publicitarias, a las personas?

Ese pretendido espíritu navideño, sensiblero, pueril y buenista, no existe más que en la ficción del peor Hollywood clásico y del marketing comercial. Por eso solo lo padecen los más crédulos e ilusos, entre los que destacan los niños estafados por sus adultos de referencia, que les engañan con mentiras piadosas como la falaz epifanía de los Reyes Magos. Y al despertar de su sueño, regresando a la prosaica realidad, esas víctimas inocentes se sienten frustradas al comprender que ninguna de las falsas expectativas que les hicieron abrigar se ha cumplido, sino más bien todo lo contrario.

-¿Cómo son los estímulos y mensajes que reciben los ciudadanos en estas fechas?

Cursis, blandengues, horteras, redundantes, reiterativos  e insoportables.

-¿Son contraproducentes? ¿Pueden originar confusión o modificar los comportamientos?

Son muy frustrantes. Pero también sirven de vacuna preventiva, pues en cuanto adviertes su radical falsedad, pronto escarmientas de tu ingenua credulidad, y a partir de ahí comienzas a desconfiar hasta de tu misma familia, hoy simbolizada por el repudiado y maldecido ‘cuñadismo’.

-¿Se les presenta una realidad distorsionada que puede acabar perjudicándoles en la percepción de la realidad y en su faceta sentimental?

Creo que no, pues se trata de un fenómeno efímero y pasajero que se presenta como situado fuera de la realidad. Es como el cuento de Alicia: se atraviesa el espejo el día 22 para quedar cautivo de su falaz hechizo durante quince días, pero se vuelve a la realidad el 8 de enero con la vuelta al cole, cuando empiezan las rebajas.

-¿Ha visto usted el último anuncio de la Lotería Nacional? ¿Qué le sugiere? ¿Ha observado diferencias respecto a los de los últimos años?

Todavía no lo he visto, y espero librarme de él si es que puedo.

-¿Qué factores se esconden detrás de la desmesurada afición de estos días por la compra de décimos y boletos para rifas?

Es el precio que se paga para poder reforzar los lazos deshilvanados que nos atan a los demás, con quienes compartimos las mismas promesas imposibles de realizar.

-¿Se trata de ilusión, de ambición, de seguir con las tradiciones… puede que de una cierta locura o patología?

Es una cadena de interacción ritual, que nos sujeta a los otros impidiéndonos liberarnos de los demás.

-¿Qué riesgos puede entrañar para la solidez y construcción personal el hecho de ganar un premio multimillonario?

Ninguno, pues cada cual procesa los premios tal como se merece, de acuerdo a su madurez personal: los irresponsables lo derrochan y los sensatos lo administran con sentido común. Como todo en la vida, por otra parte, que tiene mucho de lotería.

-¿Cómo puede cambiar la personalidad o mentalidad de un individuo ganar un premio de estas características?

En general no debería cambiarla, pues no se trata más que de una prueba de madurez, como otros muchos azares de la vida del signo que sea que nos ponen a prueba: un emparejamiento, perder el empleo, quedarse huérfano, etcétera.

-¿Cuántas personas deciden ahorrar ese dinero y cuántas gastarlo lo antes posible? ¿Qué condiciona este tipo de decisiones?

Depende de la fase del ciclo vital en que te encuentres. Sin eres joven sin compromisos ni responsabilidades, lo gastas o lo inviertes en alguna aventura o empresa de riesgo. Pero si tienes compromisos familiares o sociales a tu cargo administras el dinero con suficiente sentido de la responsabilidad.

-Hay casos de ciudadanos que gastan todo lo ganado y al año siguiente descubren que Hacienda les reclama una cantidad que ya no tienen. ¿Son frecuentes este tipo de comportamientos? ¿Conoce algún caso curioso al respecto?

La vida está llena de ignorantes irresponsables. Pero son noticia porque son una minoría estadísticamente insignificante. Yo no conozco ningún caso.

-¿Si tuviera que ofrecer algunos mensajes útiles para superar las fechas navideñas y seguir siendo la misma persona, cuáles serían?

Tomársela a broma con resignación y sentido del humor.

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