Las energías renovables constituyen la gran apuesta de Naturgy dentro de su plan estratégico 2018-2022, presentado por la compañía en junio del pasado año. El grupo está firmemente convencido que las renovables tendrán un papel muy relevante en la transición energética. Por ello, el objetivo marcado en el plan es triplicar la capacidad instalada en este tipo de tecnologías.
A cierre de 2018, Naturgy contaba con una potencia instalada en renovables en España de 1.122 megavatios (MW): 1.012 de eólica, 109 de minihidráulica y 1 MW de fotovoltaica. La compañía está construyendo diversos proyectos renovables en distintas Comunidades Autónomas. Entre 2018 y 2019 invertirá un total de 955 millones de euros en el desarrollo de renovables en España, lo que hará que la empresa aumente este ejercicio un 82,8% su potencia instalada en renovables con respecto a 2018, hasta los 2.052 MW.
Estrategia internacional
Sin embargo, la estrategia de Naturgy en el área de energías renovables no se circunscribe únicamente a España. A través de Global Power Generation (GPG), su filial de generación internacional, Naturgy gestiona una capacidad instalada total de 4.000 MW. GPG, participada al 25% por Kuwait Investment Authority (KIA), el fondo soberano más antiguo del mundo, gestiona una potencia instalada eólica de 234 MW en México, en Australia de 270 MW y proyectos adjudicados en 2016 en Chile de 204 MW. Por lo que se refiere a energía fotovoltaica, la sociedad cuenta con proyectos adjudicados en 2016 en Chile de 126 MW y en Brasil de 68 MW, ampliados a 150 tras la puesta en servicio de las plantas solares de Guimarânia I & II.
Precisamente, Australia es un ejemplo relevante de la expansión internacional del negocio renovable de Naturgy. Su potencia instalada en el país oceánico se triplicó gracias a la adjudicación a GPG por parte del Gobierno de Victoria de un total de 180 MW de potencia de generación en un proyecto eólico denominado Berrybank, que se prevé que comience a operar a partir de la segunda mitad de 2020, tras una inversión superior a los 165 millones de euros.
Australia es un país muy atractivo para invertir en proyectos de energías renovables al combinar atractivas rentabilidades para los inversores con requerimientos sociales y medioambientales
"Este es un paso importante en el refuerzo de nuestra presencia internacional. Australia es un país muy atractivo para invertir en proyectos de energías renovables al combinar atractivas rentabilidades para los inversores con requerimientos sociales y medioambientales", señaló Francisco Reynés, presidente ejecutivo de Naturgy, tras la adjudicación del proyecto. El contrato incluye un acuerdo de compra de energía (PPA) de 15 años a una tarifa regulada, que apoya el citado objetivo previsto en el plan estratégico 2018-2022 de triplicar la capacidad renovable. Naturgy cuenta con una cartera de proyectos de más de 1.000 MW en Australia en los Estados de Victoria y Nueva Gales del Sur, de los cuales alrededor de 500 MW están listos para su desarrollo en caso de adjudicación.
Inversión en Brasil
Otro caso paradigmático es el de Brasil. A finales del pasado año, GPG anunció el inicio de la explotación comercial de las plantas solares de Guimarânia I & II tras siete meses de construcción y casi un mes de adelanto sobre el programa contractual.
Las nuevas plantas han supuesto una inversión de más de 95 millones de euros en una extensión de terreno de 143 hectáreas y han marcado un nuevo record en el plazo de ejecución de sus más de 250.000 paneles manufacturados en Brasil (29%) y China (71%). La producción anual esperada de las plantas es de 162 GWh, suficiente para abastecer a más de 80.000 hogares y evitar la emisión de casi 100.000 toneladas de CO2 a la atmósfera.
De vuelta a Europa, la apuesta de Naturgy por las renovables se enmarca en la posición de liderazgo que ha tomado el Viejo Continente en la lucha contra los efectos del cambio climático y a favor de las descarbonización de la economía. En este ámbito, los objetivos de la Unión Europea son ambiciosos, con una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el horizonte de 2050 de entre un 80% y un 95% respecto al nivel de 1990. Para alcanzar este objetivo, la Comisión Europea ha aprobado unos objetivos intermedios vinculantes para los países, que incluyen una reducción de la emisiones domésticas de GEI de al menos de un 40% y llegar a una cuota del 35% de energías renovables en el horizonte de 2030.