Una vez encendidas las luces de Navidad en las calles se puede decir de manera oficial que ha empezado la Navidad y también, cuando Ada Colau pone su polémico belén presidiendo la plaza de San Jaime en Barcelona. La condición laica- y patente- de la alcaldesa no deja indiferente a los miles de turistas que pasean por la plaza en busca de las clásicas imágenes que representan que la Navidad está patente.
Ya el año pasado Colau, iniciaba la polémica entorno a la religión cuando, en su primer belén, no dejaba protagonismo a las figuras que reflejan una tradición cristina sino que en su lugar, instalo figuras de cuentos infantiles de cartón, muy moderno para un público que lo recibía entre mofa y asombro.
En esta ocasión, los Reyes Magos brillan por su ausencia y el resto de figuras -sólo 4- también ya que se encuentran "escondidas" dentro de cajas de cartón. La idea de esta representación se debe a un homenaje a un poema de Josep Vicenç Foix, donde se hace un homenaje a la cultura. Es por eso que 9 bolas gigantes inundan la plaza llenas de historia, pero no de religión. Los tres reyes están representados a través de 3 fotografías de Joan Miró, Pau Casals i Josep Vicenç Foix que giran sobre unos vagones sobre los que han escrito: “Oro, incienso y mirra”.
El único guiño a la religión lo vemos en las 4 figuras principales, la virgen María, San José, el niño Jesús y el Ángel San Gabriel, cedidas por e Instituto de Cultura de Olot.
Los diseñadores de esta "interpretación", Toti Toronell y Quim Domenetal, tal y como ellos llaman al Belén, explican "nadie nos ha explicado cómo son los Reyes Magos, por eso nosotros hacemos la interpretación como creemos". Recalcan que en las bolas, hay guiños a aspectos tradicionales de la religión en Cataluña, como por ejemplo, el hombre de las narices que sale el último día del año".
Ante la polémica suscitada ambos declaran que "a nosotros nadie nos ha dicho que no les guste, al contrario. Son maneras de interpretar, simplemente".