De esta manera, el Gobierno portugués ha decido que los jubilados que cobren pensiones de sus países de origen y que decidan vivir en Portugal como "residentes no habituales", tendrán que pagar un impuesto del 10 %, frente a la exención que tenían hasta ahora. Dicha exención fue acordada por el Gobierno luso en 2009, por lo que desató el descontento de otros países europeos, sobre todo Finlandia y Suecia, ya que los jubilados, debido a un vacío legal por la inexistencia de convenios de tributación bilaterales, no tributaban en ningún país.
Sin efecto retroactivo
Desde mayo pasado, tras un acuerdo bilateral, el Gobierno de Suecia inició el cobro de la tasa del impuesto de la renta a los jubilados que figuren como residentes no habituales de Portugal. Y una vez que entre en vigor la nueva normativa planteada por el Gobierno socialista de António Costa, todos los jubilados que se inscriban como "residentes no habituales" cotizarán un 10 %.
La norma no tendrá carácter retroactivo, por lo que aquellos jubilados inscritos con anterioridad seguirán con las mismas condiciones de exención de impuestos en Portugal, aunque hasta un máximo de diez años.